sábado, 12 de febrero de 2022

Otro mundo

 OTRO MUNDO



Tal vez uno de los grandes males de este mundo nuestro -que acumula muchos e inmensos-, sea el de la indiferencia generalizada. Aquí a veces parece que cada uno va a lo suyo exclusivamente. Y así nos va. Hace apenas unas semanas se nos muere congelado de frío y soledad un hombre caído en una calle céntrica de París, sin que ningún transeúnte se pare a preguntar, a tratar de ayudar o al menos dar aviso a algún teléfono de emergencias. Desolador, pero cierto.

Si no movemos un dedo por ayudar a un anciano que está a nuestro lado, seguramente tampoco vamos a movilizarnos por auxiliar a otros que ni siquiera vemos.

No ayuda mucho enterarnos que, días después, mueren congelados dos bebés en un campo de refugiados de Siria. Esta es la bofetada que nos propina este mundo, pero nosotros seguimos a lo nuestro, a nuestros problemas, a nuestros agobios, a nuestra actividad frenética, a este vivir sin parar y sin saber bien ni por qué ni para qué. Hartos de hartura y de distracciones múltiples para que no tomemos conciencia del mundo inmundo en el que estamos metidos. 

Al parecer debemos estar enfermando de indiferencia. ¿No nos estaremos deshumanizando? ¿Y hay algún modo de frenar esto? ¿Es posible otro mundo? ¿Podemos empezar a gestar otro modo de habitar este mundo para transformarlo en otro bien distinto?

Sí, claro que sí. Para empezar no quedándose cómodamente sin hacer nada de nada para que la pandemia de indiferencia deshumanizadora se siga extendiendo. Después que te duele el dolor de los otros, pues será que aún conservas un corazón que siente y se conmueve. Y Después, junto a otros ponerse a aportar soluciones.

Este domingo celebramos la campaña contra el hambre. Ayudemos, colaboremos, hagamos posible ese otro mundo que Jesús reclama hoy con fuerza en el Evangelio de las bienaventuranzas. Tengamos hambre de justicia. Miremos al ser humano como Él nos enseña a mira: posibilitando, dignificando, amando, poniendo remedio a toda necesidad. Construyamos juntos ese Reino de Dios, y este mundo será otro. ¿Puede haber un empeño más hermoso y urgente?

Sí, claro que sí es posible. Podemos hacerlo posible si vencemos nuestra indiferencia y actuamos más desde el corazón luchando por un mundo más humano y fraterno.

¿VAMOS A UNIR NUESTRAS MANOS POR LA MEJOR VERSIÓN DEL MUNDO?

  

No hay comentarios:

Publicar un comentario