tag:blogger.com,1999:blog-13650747914044209492024-03-18T21:26:03.983-07:00Blog de la Pastoral del Colegio Santa Mª de la ProvidenciaAnonymoushttp://www.blogger.com/profile/11832501548976581859noreply@blogger.comBlogger181125tag:blogger.com,1999:blog-1365074791404420949.post-1094303878350854042024-03-16T11:30:00.000-07:002024-03-16T11:30:32.167-07:00Tomarse en serio las cosas serias<h1 style="text-align: left;"><span style="color: #674ea7;"> TOMARSE EN SERIO LAS COSAS SERIAS</span></h1><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhzEAFvQ5x7tsRekrXcTzEJjtWedlZ3j8EEUFIqITj8DuFyuCD6h_CmX5oXAVyGTkQGnTN94jFJa7LI8B7vSdzlSah2Ht-k87lrtOKbg-WuDF54r7W5tuNx47ehQTHYXJMLn3V4q2prAYtr3ZB_xu_hN4T9SgkNK4pPOFm-FkK7z4PIZnQCO7lRw34E42yG/s6240/pexels-nataliya-vaitkevich-6120220.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4160" data-original-width="6240" height="419" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhzEAFvQ5x7tsRekrXcTzEJjtWedlZ3j8EEUFIqITj8DuFyuCD6h_CmX5oXAVyGTkQGnTN94jFJa7LI8B7vSdzlSah2Ht-k87lrtOKbg-WuDF54r7W5tuNx47ehQTHYXJMLn3V4q2prAYtr3ZB_xu_hN4T9SgkNK4pPOFm-FkK7z4PIZnQCO7lRw34E42yG/w629-h419/pexels-nataliya-vaitkevich-6120220.jpg" width="629" /></a></div><br /><div><br /></div><div><span id="docs-internal-guid-6c785c39-7fff-f878-3f8e-87c64630cddb"><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">Tarde o temprano hay que empezar por tomarse en serio las cosas serias, porque en definitiva, nuestras vidas son cosa seria y complicada. Vamos a empezar por tomándonos en serio la Cuaresma, tiempo apropiado para plantearse un cambio en serio y definitivo. ¿Qué es la Cuaresma? ¿Para qué la Cuaresma? ¿Qué sentido tiene volver a pasar por la Cuaresma año tras año? ¿Cuántas llevas ya vividas? ¿En qué te han ayudado a vivir tu fe? ¿Han servido las anteriores Cuaresmas para desarrollar esa vida de fe, a acrecentar esa semejanza con Cristo? ¿Es necesario tratar de nuevo tratar de aproximarse al porqué de la Cuaresma? Pero empecemos a tratar de responder, en lugar de seguir proponiéndonos más preguntas.</span></p><br /><ol style="margin-bottom: 0px; margin-top: 0px; padding-inline-start: 48px;"><li aria-level="1" dir="ltr" style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-weight: 700; list-style-type: decimal; vertical-align: baseline; white-space: pre;"><p dir="ltr" role="presentation" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; text-wrap: wrap; vertical-align: baseline;">Oportunidad</span></p></li></ol><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">La Cuaresma es una gran ocasión, es una gran oportunidad que la Iglesia, a través del calendario litúrgico, nos propone e invita a celebrar de lleno, sin medias tintas. Ojalá queramos esta vez, por tanto, vivirla no como una más, sino intensamente y con pleno sentido.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">Conviene aprovechar este tiempo y este espacio que se nos ofrece para hacer un recorrido, atravesar, pero también para tratar de hacer hogar y morada en el desierto, es decir, aprender a vivir con nosotros, con lo mínimo, en plena libertad y totalmente ante Dios. La Cuaresma debiera ser una experiencia radical en la que descubrir que, por encima de todas nuestras necesidades, hay una gran necesidad latente, perentoria, esencial y existencial, y esa experiencia necesaria no ha de ser otra que vérselas con uno mismo y con Dios. Situarse sin engaños ni tapujos ante Dios, ponerse en verdad ante la verdad de Dios. Exponerse, sin más superando todo reparo y todo miedo.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">Pero si ya estamos bautizados, si ya nos hemos insertado en la vida de Cristo y formamos parte de la Iglesia. ¿Qué sentido puede tener entonces volver a pasar y a repetir una nueva Cuaresma? ¿Vamos a tratar en esta ocasión de que nos sirva para cambiarnos al menos en algo?</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">La Cuaresma es primeramente un tiempo propicio para despertarnos, porque en el devenir de las noches y los días, en contra de lo que debería pasar, nos vamos adormeciendo poco a poco. Qué bueno, en verdad, poder romper con las rutinas, pues, al final, terminamos repitiendo y repitiendo lo mismo y con la misma actitud (mismos lugares, mismos gestos, mismas palabras, mismos pensamientos). Hasta pudiera parecer que nuestras vidas cotidianas transcurren por unos raíles rígidos; que se nos va apagando, progresivamente y sin querer, la ilusión de vivir resucitando. Terminamos viviendo como si Dios no fuera Alguien vivo, resucitado y resucitador. La enorme novedad de ser cristianos, que nunca no se agota, que siempre se ha de descubrir, se nos escurre entre las manos, y ese hacernos vivir en la gratuidad, en el agradecimiento, en la alegría, en el asombro, en el amor que no se gasta con la entrega, sino que se acrecienta, termina quedando sepultado e incluso olvidado. La Cuaresma, por tanto, viene a ayudarnos para que despertemos el corazón, el oído, a que vibremos en el reconocimiento consciente de Dios.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">La Cuaresma es una gran oportunidad porque podemos conseguir acortar el espacio que nos separa de Dios si acertamos a desinstalarnos parcialmente del mundo, de nuestras manías y vicios adquiridos podremos volver a sentir y a querer según el amor de Dios.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">La Cuaresma es un itinerario. Os invito a realizar de modo muy esquemático ese recorrido de la Cuaresma a través de las lecturas de los distintos domingos de Cuaresma. Los distintos jalones de este itinerario van a ser: alimento, desierto, montaña, señales, gratitud y libertad.</span></p><br /><ol start="2" style="margin-bottom: 0px; margin-top: 0px; padding-inline-start: 48px;"><li aria-level="1" dir="ltr" style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-weight: 700; list-style-type: decimal; vertical-align: baseline; white-space: pre;"><p dir="ltr" role="presentation" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; text-wrap: wrap; vertical-align: baseline;">Alimento</span></p></li></ol><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;"><i>“Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero”</i> dice el salmo 119. Efectivamente, todo el año, pero muy en especial en este tiempo cuaresmal hemos de leer, y dejarnos leer, vivamente por la palabra de Dios. Para hacer frente a esa vida anodina, rutinaria, acomodada que podemos llegar a tener los cristianos; para que de esta manera pueda empezar a ser una vida vivida con fe verdadera y transformadora necesitamos adherirnos a la palabra de Dios. Solo, alimentados por su palabra de manera constante, además de por los sacramentos, podremos empezar a cambiar y a progresar como discípulos de Cristo, porque solo sus palabras son alimento y luz para nuestro peregrinar: <i>“El Espíritu es quien da la vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida”</i> (Jn 6, 63). Tanto es así que, sin empaparnos de su palabra, no podemos empezar a adentrarnos por el camino cuaresmal.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">Qué bueno, y a la vez que necesario, hacer el recorrido cuaresmal día a día descubriendo, meditando y saboreando el evangelio. Verdaderamente es, y ha de ser, su palabra escuchada la luz que ilumina nuestros pasos en el cotidiano sendero.</span></p><br /><ol start="3" style="margin-bottom: 0px; margin-top: 0px; padding-inline-start: 48px;"><li aria-level="1" dir="ltr" style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-weight: 700; list-style-type: decimal; vertical-align: baseline; white-space: pre;"><p dir="ltr" role="presentation" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; text-wrap: wrap; vertical-align: baseline;">Desierto</span></p></li></ol><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;"><i>“En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto”</i>(Mc 1,12). Puede parecernos difícil y hasta arriesgado eso de adentrarnos por un terreno inhóspito, donde solo habitan las alimañas, donde escasea el agua, no hay más que arena y piedras. Pero es precisamente allí adonde condujo el Espíritu al Señor, allí a solas ante el Padre, bajo un cielo inmenso y cuajado de estrellas, nada ni nadie puede distraernos del encuentro rico y recíproco con el Padre. Allí, rodeado de soledad e inmensidad, allí que no hay donde esconderse ni de uno mismo, allí no hay engaños ni excusas que valgan, allí uno está a merced del Espíritu, disponible, accesible, abierto, pero también a merced del tentador.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">Sí, uno ha dejarlo todo para encontrarse radicalmente con Dios, pero para no sucumbir ante las sucesivas acometidas del maligno (que sabe hacer muy bien su trabajo y que va a incidir justo en nuestros puntos más débiles, se ha de ir pertrechado con esa palabra de Dios contra la que nada puede cualquier acechanza del enemigo. No temas: la primera tentación es la de no querer adentrarse en el desierto de la verdad, no aceptar el reto de tener que elegir entre Dios y el mundo, pero es obligatorio pasar la prueba, atravesar el desierto y salir fortalecido por la experiencia del Dios vivo, el que nunca nos deja y el que, en medio del desierto, conduce hasta fuentes tranquilas, hasta los manantiales de un agua que salta en nosotros como fuente de agua viva.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">¿Estás dispuesto a adentrarte en esa experiencia transformadora de desierto que el Espíritu nos propone o te paralizan los aullidos que ya llevas tú a tu desierto?</span></p><br /><ol start="4" style="margin-bottom: 0px; margin-top: 0px; padding-inline-start: 48px;"><li aria-level="1" dir="ltr" style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-weight: 700; list-style-type: decimal; vertical-align: baseline; white-space: pre;"><p dir="ltr" role="presentation" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; text-wrap: wrap; vertical-align: baseline;">Montaña</span></p></li></ol><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">Ascender a la montaña cuesta lo suyo. Acabamos de dejar atrás (o no) el desierto y ahora toca seguir subiendo, tomar altura, elevarnos, sacar fuerza de flaquezas para llegar a las regiones donde el aire es más puro, donde solo son capaces de subir algunas aves especialmente dotadas. Allí en lo alto de la cima uno se siente más cerca del cielo de de quien lo hizo, uno contempla su gran pequeñez y divisa a lo lejos también la pequeñez del mundo en que estamos insertos. ¡Mira los problemas, los agobios, los quehaceres y las prisas, resultan verdaderamente minúsculos desde a</span><span style="font-size: 11pt; white-space-collapse: preserve;">quí! No es de extrañar que como San Pedro exclamemos: <i>”¡Qué bien se está aquí!</i></span><span style="font-size: 14.6667px; white-space-collapse: preserve;">(Mc 9,5b)</span><i style="font-size: 11pt; white-space-collapse: preserve;">”</i></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">Abre bien los ojos, acostúmbrate a mirar en la montaña, pues aquí se puede descubrir una zarza ardiendo que no se consume, aquí se percibe con certera claridad la índole real de lo sagrado. ¿No lo ves? Pasa como una leve nube que lleva la brisa, y es Dios que está en la nube. ¿No lo escuchas? Es un susurro y es una voz atronadora que dice <i>“Este es mi hijo amado, mi predilecto, escuchadle”</i> (Mc 9,7b). </span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">Cómo cambian las cosas, uno mismo y hasta la orientación que uno asume en la vida cuando ha escuchado la voz del Señor que nos presenta a su Hijo transfigurado. Hay un antes y un después. Uno se ha sentido tan cerca de Dios que hasta le ha escuchado en exclusiva decir lo que ya para siempre, más que un mandato impuesto, se nos convierte en la búsqueda continua de su voluntad, amar sus palabras que solo se alcanzan en la gran montaña del silencio. Que esa voz, que ese Hijo nunca dejen ya de ser los que te indiquen por dónde, hacia dónde y cómo vivir a partir de ahora.</span></p><br /><ol start="5" style="margin-bottom: 0px; margin-top: 0px; padding-inline-start: 48px;"><li aria-level="1" dir="ltr" style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-weight: 700; list-style-type: decimal; vertical-align: baseline; white-space: pre;"><p dir="ltr" role="presentation" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; text-wrap: wrap; vertical-align: baseline;">Señales</span></p></li></ol><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">Y ahora, conociendo de antemano que Cristo, ese al que escuchamos, acompañamos y que nos prepara la mesa, su mesa, es el Hijo que vence a la muerte. Ahora toca regresar, volver a los caminos, a las barcas, a las faenas, sí pero ahora ya con una luz que nos nace de dentro.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">Hay quien pide señales evidentes,<i> “¿Qué signos nos muestras para obrar así?” (Jn 2,18b).</i> Hay a quien le resulta imposible realizar la ruta de la fe, pues no confía lo suficiente para aventurarse. Sin embargo, a nosotros, ahora que vivimos para él y desde Él, ayudando y amando a todos los que están como ovejas que no tienen pastor, no nos resulta demasiado difícil soltar las inseguridades y los miedos, para seguir tras los indicios y señales de sus mandatos. Ahora somos llamados a llevar la ley de Dios inserta en nosotros a todos, pues se nos dice que <i>"Él sabía lo que hay dentro de cada hombre” (Jn 2,25b)</i>. Llamados a vivir como él nos enseña, en gratuidad y con misericordia. Ahora estamos llamados a trabajar como jornaleros en su viña, a ser sus testigos, a anunciar y construir el Reino de Dios ya aquí en la tierra.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">Puede parecer verdaderamente difícil la tarea que nos ha sido encomendada. Hemos de abrir los ojos a los que todavía no ven, abrir el corazón y las entrañan a los que lo tienen atenazado por el egoísmo o por el miedo, hemos de enseñarles la ley nueva, la del amor. Puede parecer excesiva la tarea, pero al mismo tiempo no puede ser más hermosa, y además, no estamos solos, Él nos acompaña y fortalece, está en medio de todos nosotros en todo quehacer, Él nos acompaña.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">Hagamos el camino juntos, reconozcamos las señales que nos indican de qué manera se construye, vive y ensancha la Iglesia. Y es que cumpliendo los mandamientos, la ley del Señor y las bienaventuranzas, podremos avanzar por el camino sin extraviarnos, porque atendemos a las marcas que nos va poniendo.</span></p><br /><ol start="6" style="margin-bottom: 0px; margin-top: 0px; padding-inline-start: 48px;"><li aria-level="1" dir="ltr" style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-weight: 700; list-style-type: decimal; vertical-align: baseline; white-space: pre;"><p dir="ltr" role="presentation" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; text-wrap: wrap; vertical-align: baseline;">Gratitud</span></p></li></ol><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">Tampoco podemos avanzar en este camino cuaresmal si no nos sentimos privilegiados por todo lo que recibimos de Dios: la vida, nuestra condición, la libertad, el bautismo, el perdón, la gracia, la comunidad, la naturaleza, pero sobre todo que Él mismo nos entrega la vida de su Hijo. Nos reserva a María, se encarna y asume y salva la naturaleza humana. Podemos ser hijos de la luz, hijos en el Hijo, y que nuestras obras en gratitud, muestren a los hombres esa preferencia por la luz, su luz.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">Admitamos, valoremos, agradezcamos y desarrollemos el tesoro de esa filiación divina. Nos regalan la vida divina, ¿Vamos a escatimarle a Dios algo? ¿Podemos reservarnos algo o habremos más bien de entregarnos por entero a Dios con gratitud y generosidad? ¿Cómo vamos a vivir tristes o desesperanzados cuando nos sabemos tan amados? Vivamos pues esa fiesta de la fraternidad, realicemos obras hechas según Dios. Transformemos este mundo hostil y deshumanizado en un mundo conforme al amor de Dios. <i>“En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios” </i>(Jn 3,21).</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">Sabemos que Jesucristo, tras la muerte en la cruz, resucita. ¿Acaso no hemos de vivir en acción de gracias por la nueva vida que nace de su Espíritu?</span></p><br /><ol start="7" style="margin-bottom: 0px; margin-top: 0px; padding-inline-start: 48px;"><li aria-level="1" dir="ltr" style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-weight: 700; list-style-type: decimal; vertical-align: baseline; white-space: pre;"><p dir="ltr" role="presentation" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; text-wrap: wrap; vertical-align: baseline;">Libertad</span></p></li></ol><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">Ha llegado la hora, el cumplimento. La Cuaresma desemboca sí o sí en la Semana de Pasión y ésta en la Resurrección y en la vida nueva. No nos engañemos, hemos de hacer todo este camino cuaresmal para acortar distancias con el Señor (esta es la finalidad de la Cuaresma). Hemos de realizar este itinerario de depuración y desprendimiento para sabernos y sentirnos junto a Él que entra a dar en Jerusalén a dar su vida. Que entre el Amor en nuestras vidas, Él se une sin reservas a cada uno de nosotros, Él se entrega y nos rescata. En Él se nos perdonan todos los pecados, todas las lealtades y desobediencias. Hemos de estar despiertos, velar y orar. Participemos de su sacrificio, porque: <i>“si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna”</i> (Jn 12,24).</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">No solo creemos en ti, no solo creemos la verdad de tu palabra y queremos cumplirla. Queremos ser justamente como nos dices. Está en juego nuestra libertad, que es justamente vivir para siempre contigo.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">La Cuaresma por tanto no consiste en repetir lo que ya sabemos, sino más bien de vivir de otra manera lo que ya sabemos, con más intensidad, con más implicación, con más autenticidad y valor. La Cuaresma es liberación porque vamos logrando ser más conforme a Dios. Es un tiempo de gracia y conversión, de búsqueda, esfuerzo y descubrimiento. Dejémonos cambiar por la acción del amor de Dios es nuestras vidas.</span></p><br /><ol start="8" style="margin-bottom: 0px; margin-top: 0px; padding-inline-start: 48px;"><li aria-level="1" dir="ltr" style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-weight: 700; list-style-type: decimal; vertical-align: baseline; white-space: pre;"><p dir="ltr" role="presentation" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; text-wrap: wrap; vertical-align: baseline;">Hacer vida</span></p></li></ol><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">Para terminar estas reflexiones personales en abierto, qué mejor que hacerlo con un poema de J. L. Martín Descalzo, sacerdote, poeta, escritor y periodista, que nos regala este poema, que es también oración, y por tanto, una oración llena de temblor y belleza. Tal vez si hacemos nuestro este modo de relacionarnos con el señor, podamos llegar a vivir así en modo cuaresmal, en presencia del Señor. Que así sea.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: center;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;"><b>NADIE NI NADA</b></span></p><div style="text-align: center;"><br /></div><p dir="ltr" style="background-color: #fafafa; line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: center;"><span style="background-color: transparent; font-family: Cambria, serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">Nadie estuvo más solo que tus manos</span></p><p dir="ltr" style="background-color: #fafafa; line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: center;"><span style="background-color: transparent; font-family: Cambria, serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">perdidas entre el hierro y la madera;</span></p><p dir="ltr" style="background-color: #fafafa; line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: center;"><span style="background-color: transparent; font-family: Cambria, serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">mas cuando el pan se convirtió en hoguera</span></p><p dir="ltr" style="background-color: #fafafa; line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: center;"><span style="background-color: transparent; font-family: Cambria, serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">nadie estuvo más lleno que tus manos.</span></p><p dir="ltr" style="background-color: #fafafa; line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: center;"><span style="background-color: transparent; font-family: Cambria, serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;"> </span></p><p dir="ltr" style="background-color: #fafafa; line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: center;"><span style="background-color: transparent; font-family: Cambria, serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">Nadie estuvo más muerto que tus manos</span></p><p dir="ltr" style="background-color: #fafafa; line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: center;"><span style="background-color: transparent; font-family: Cambria, serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">cuando, llorando, las besó María;</span></p><p dir="ltr" style="background-color: #fafafa; line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: center;"><span style="background-color: transparent; font-family: Cambria, serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">mas cuando el vino ensangrentado ardía</span></p><p dir="ltr" style="background-color: #fafafa; line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: center;"><span style="background-color: transparent; font-family: Cambria, serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">nadie estuvo más vivo que tus manos.</span></p><p dir="ltr" style="background-color: #fafafa; line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: center;"><span style="background-color: transparent; font-family: Cambria, serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;"> </span></p><p dir="ltr" style="background-color: #fafafa; line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: center;"><span style="background-color: transparent; font-family: Cambria, serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">Nadie estuvo más ciego que mis ojos</span></p><p dir="ltr" style="background-color: #fafafa; line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: center;"><span style="background-color: transparent; font-family: Cambria, serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">cuando creí mi corazón perdido</span></p><p dir="ltr" style="background-color: #fafafa; line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: center;"><span style="background-color: transparent; font-family: Cambria, serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">en un ancho desierto sin hermanos.</span></p><p dir="ltr" style="background-color: #fafafa; line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: center;"><span style="background-color: transparent; font-family: Cambria, serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;"> </span></p><p dir="ltr" style="background-color: #fafafa; line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: center;"><span style="background-color: transparent; font-family: Cambria, serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">Nadie estaba más ciego que mis ojos.</span></p><p dir="ltr" style="background-color: #fafafa; line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: center;"><span style="background-color: transparent; font-family: Cambria, serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">Grité, Señor, porque te habías ido.</span></p><p dir="ltr" style="background-color: #fafafa; line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: center;"><span style="background-color: transparent; font-family: Cambria, serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">Y Tú estabas latiendo entre mis manos.</span></p><p dir="ltr" style="background-color: #fafafa; line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: center;"><span style="background-color: transparent; font-family: Cambria, serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="background-color: #fafafa; line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: right;"><span style="background-color: transparent; font-family: Cambria, serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-weight: 700; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">José Luis Martín Descalzo</span></p><div style="text-align: right;"><span style="background-color: transparent; font-family: Cambria, serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-weight: 700; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;"><br /></span></div></span></div><p><br /></p><p><br /></p><p><br /></p>SMP de las artes y las letrashttp://www.blogger.com/profile/10207606372820470134noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1365074791404420949.post-37473351868153419132024-03-09T04:50:00.000-08:002024-03-09T04:50:30.668-08:00Por la cara<h1 style="text-align: center;"><span style="color: #38761d;">POR LA CARA</span></h1><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgozmaxVCyR8fJpElbNWsiUJ31BGH8Pup6GWx5BIquuTyDYzswnRnA2Xlr0_blZsQcgZcPcvezLIxp9EUPS0bR3B1zpBVDF6het85EV6jwetME8y8jXnobXEKLqr_dKfX4tA6ZEgfnNZU778XdUN5OjcGgcS8Sw5ati-XY_KnHZdrVvCth5bvqvlfaaII-u/s6000/pexels-max-andrey-1366630.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="6000" data-original-width="4000" height="706" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgozmaxVCyR8fJpElbNWsiUJ31BGH8Pup6GWx5BIquuTyDYzswnRnA2Xlr0_blZsQcgZcPcvezLIxp9EUPS0bR3B1zpBVDF6het85EV6jwetME8y8jXnobXEKLqr_dKfX4tA6ZEgfnNZU778XdUN5OjcGgcS8Sw5ati-XY_KnHZdrVvCth5bvqvlfaaII-u/w470-h706/pexels-max-andrey-1366630.jpg" width="470" /></a></div><br /><p style="text-align: justify;">Cualquiera lo sabe; cualquiera sabe aquello de que si algo es por la cara, entonces merece la pena y es bien acogido. Pues si nada nos ha costado recibirlo, y por tanto, como la ley del mínimo esfuerzo es casi ley sagrada, allá que vamos todos a apuntarnos con premura. Que los agricultores regalan sus productos, allá que vamos. Que los ganaderos se han vuelto locos y protestan dándonos botellas de leche, allá que vamos a toda prisa. Que hay un ser felizmente enajenado que reparte billetes como si no hubiese mañana, pues si puede ser allí estamos los primeros. ¡Qué bien cuando nos invitan! ¡Qué bien cuando nos lo encontramos todo hecho! ¡Qué alegres y encantadores que nos volvemos! Y es que eso de todo por la cara, se nos da de maravilla y no hacemos ascos.</p><p style="text-align: justify;">Aun así, cuando nos dan algo por la cara, lo normal es aceptarlo, valorarlo y agradecerlo. Si recibimos un regalo, de alguna manera nos sentimos obligados a corresponder, y de esa manera reconocer el aprecio y cariño que sentimos a la persona que, a través de esos detalles, ha tratado de hacernos sentir bien. Esto, que sería lo normal, tal vez cada vez pueda no ser tan frecuente como pudiese presuponer, pues hay muchas personas que se nos regalan día a día a través de sus muchos afanes, sin ser nunca correspondidos, sino más bien ignorados, minusvalorados y hasta rechazados. Y esto es así porque, aunque es muy hermoso ser generoso y detallista, también es muy común que predomine en los seres humanos un sentimiento egoísta, donde exigimos a los demás mucho más de lo que nos exigimos a nosotros mismos para con los ellos. Vamos, que esto de ser para los demás es bastante más fácil decirlo que aplicárnoslo. </p><p style="text-align: justify;">Quizás hemos visto demasiados actos interesados, y por ello, hemos aprendido a dar por bueno el comportarse repitiendo el ejemplo dado, pero, qué duda cabe, que por cada acto egocéntrico, también hemos presenciado otros muchos ejemplos de sacrificio y entrega por nosotros. Entonces ¿por qué decidimos seguir los peores ejemplos en lugar de los mejores? Si solo imitamos esos comportamientos que de manera exclusiva miran por uno mismo, estaremos sentenciados a no mejorar nunca como especie. Y así se escribe y escribirá, la historia, de ingratitud en ingratitud y tiro porque me toca. </p><p style="text-align: justify;">La vida está para darla, para compartirla. El ser humano que aún no ha salido del duro cascarón del solipsismo absolutista, donde el único que importa es él, se ha malogrado por completo, pues ni ha sabido ni querido ni acertado a ser feliz, ya que no ha conseguido sentirse semejante a sus semejantes; no ha logrado establecer vínculos afectivos y ser hermano de los otros, y por tanto, tampoco ha acertado a corresponder a tanto que de tantos ha recibido.</p><p style="text-align: justify;">En este sentido, leemos en el salmo 115 una pregunta que ya casi nadie se hace "¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?". Y es que tal vez ni siquiera somos conscientes de lo que de continuo hemos recibido y recibimos de Dios. Puede ser que, una vez que hemos optado por eliminar a Dios de nuestros prerrequisitos existenciales, nada le debemos y vamos sobraditos. Si así fuese, nada tendrá de extraño que tratemos de devorar toda la parte del pastel que nos sea posible, cuanto más mejor, y además, porque yo mismo me otorgo pleno derecho sobre mí, sobre todo y todos los demás. En lugar de corresponder a los que tanto debe, los tiraniza en perfecto cumplimiento de la única ley que respeta: tan solo importo yo y mi propio beneficio.</p><p style="text-align: justify;">Y hoy, IV domingo de Cuaresma, en las lecturas se nos da cuenta de esa tendencia, para nada superada, de hacer de mi capa un sayo, convertirme en mi propio dios y empezar a dar la batalla a todo aquel que también se crea y vaya por la vida de dios, pues para diosecillo uno se basta y se sobra a sí mismo. Es decir, usamos la libertad para hacernos con todo, en lugar de validar el regalo del propio ser libre y vivir en modo gratuidad y gratitud para con Dios, para los otros y con el maravilloso mundo en el que podemos disfrutar y disfrutarnos en una preciosa entrega recíproca.</p><p style="text-align: justify;">Al final es mera cuestión de amor. El que se da cuenta y agradece a Dios la vida, y la vida de la gracia lograda por ese Jesús que es elevado en la cruz por nosotros, ha descubierto la grandeza del amor recibido. Hoy estamos llamados a revisar si agradecemos de verdad la Vida del que se inmola por nosotros para sanarnos de la tragedia de vivir exclusivamente autorreferidos. Porque Cristo, con una radicalidad que no admite dudas, nos muestra que el amor auténtico es el que abre y da vida a los demás. Él se une a nosotros dándonos su propia Vida, su propio cuerpo, su propia sangre, su ser y su espíritu. Seamos ya de una vez criaturas nuevas. Dejémonos configurar por la gracia que recibimos de Él. Aprendamos a amar de esa manera, a sentir como Él, a mirar como Él, a acoger como Él, a aceptar como Él, a perdonarlo todo, a darnos y gastarnos como Él.</p><p style="text-align: justify;">Es tiempo de Cuaresma, de cambio real, de camino, de transformación progresiva y esperanzada. Es María la que nos regala el grandísimo regalo del Hijo de Dios con nosotros. ¿Al menos lo vas a aceptar? ¿Estás dispuesto a rechazarlo? Pero cuidado, si se lo aceptas, todo puede empezar a cambiar, ya que comenzarás a vivir con otros parámetros muy diferentes: no vivirás aprovechándote por la cara, sino, bien al contrario, para darte por la cara.</p><p style="text-align: justify;">CAMBIA, NO PORQUE SEA NECESARIO O CONVENIENTE, SINO POR PURA GRATITUD </p><p style="text-align: justify;"><br /></p>SMP de las artes y las letrashttp://www.blogger.com/profile/10207606372820470134noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1365074791404420949.post-36729972122952875362024-03-02T09:27:00.000-08:002024-03-02T09:27:03.427-08:00Poner límites<h1 style="text-align: center;"><span style="color: #38761d;">PONER LÍMITES</span></h1><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh2E5DL6DVerOTMBO5HgosHsN4m3_vBHMKeJL8WGWjoCFs3DAtCGZbUuymmL7cQXJsrfgBtzTmXaeQsZ9Uf8qLkdUaYrXKAItJfVE3SUT61LhTuRJusgArfmSn2PdC1ae4et1YvXfBioUuMBoKrZCZqy0wA1NzzweNF35ccAVFhJvzrdsyaWi15W4NrzKBv/s5856/pexels-pixabay-48246.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3832" data-original-width="5856" height="376" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh2E5DL6DVerOTMBO5HgosHsN4m3_vBHMKeJL8WGWjoCFs3DAtCGZbUuymmL7cQXJsrfgBtzTmXaeQsZ9Uf8qLkdUaYrXKAItJfVE3SUT61LhTuRJusgArfmSn2PdC1ae4et1YvXfBioUuMBoKrZCZqy0wA1NzzweNF35ccAVFhJvzrdsyaWi15W4NrzKBv/w577-h376/pexels-pixabay-48246.jpg" width="577" /></a></div><br /><p style="text-align: justify;">¿En qué quedamos? ¿Es bueno o es malo poner límites a nuestras acciones desde la más tierna infancia? ¿Es conveniente? ¿Es educativo? ¿O será mejor dejar que cada uno haga lo quiera y le apetezca dejando por tanto de hacer lo que debiese? Bastante probada y zanjada está ya esta cuestión, y si bien luego cada cuál decida aplicar a los otros y aplicarse a sí mismo los límites que estime más oportunos. </p><p style="text-align: justify;">En principio, y desde la antropología cristiana, que es la que da cuño y sentido a la manera en que concebimos el mundo, Dios nos creo libres, por mucho que algunos, o no sepan o no quieran ser enteramente libres y capaces de guiar su propia conducta de manera autónoma. Por tanto, si uno se deja llevar por la conciencia, esa maravillosa voz que resuena en el interior de cada uno de nosotros para iluminar nuestros actos y decisiones, obrará prudentemente y favorecerá el bien común y la convivencia, pero si la desoyera, de seguro que errará de modo recurrente e inequívoco. ¿Tan difícil es escuchar la propia conciencia? ¿Será que esta está tan resguardada en el fondo mismo de nuestro ser persona, que cuesta horrores llegar a atisbarla? ¿O será que cada uno, en lugar de obrar en conciencia, prefiere actuar más bien por su sola conveniencia?</p><p style="text-align: justify;">¿Se equivocaría de parte a parte ese Dios omnisciente al hacer a su preciada criatura, el ser humano, a su imagen y semejanza? ¿No será que los que nos estamos equivocando somos más bien nosotros, que hacemos dejación de la libertad y de la conciencia? ¿Somos o no somos, entonces, capaces de vivir realizando el bien a todos y para todos, o preferimos reducir nuestro empleo de la libertad para tratar de ser felices siguiendo meramente los dictados de un ego voraz e inmaduro? ¿Pueden ser compatibles, al fin y al cabo, la libertad y el egoísmo? ¿No habrá que poner coto de una vez por todas a este egoísmo malsano, para poder empezar a ejercitarnos en el noble arte de ser persona? (No sé si estas serán ya demasiadas preguntas ni tampoco si a través de ellas consigue este blog ser mínimamente interactivo).</p><p style="text-align: justify;">Dios nos creo libres, pero conociéndonos tan divinamente, tuvo que facilitarnos una normas de uso básicas para que no nos destruyésemos los unos a los otros de manera salvaje e inmoral. A esas normas las conocemos como el Decálogo, y en él se fijaban las líneas rojas que no debíamos rebasar nunca si queremos asegurar la convivencia entre humanos. Así pues, el Creador nos creo libres, pero viendo ciertas tendencias poco virtuosas a que éramos bastante dados, se vio obligado a ponernos ciertos límites. ¿Los respetamos?</p><p style="text-align: justify;">No estaría nada mal que al hilo de la Cuaresma, revisáramos el grado de cumplimiento de estas diez normas que en la tradición católica conocemos como los Diez Mandamientos. ¿Podrías afirmar que cumples al menos alguno de ellos? Porque al igual que el pueblo de Israel no tardó apenas nada para empezar a incumplirlos, fabricándose apresuradamente un ídolo que sustituyese al verdadero Dios dador de vida, nosotros estamos prestos también a echarle de su sitio para poner un sucedáneo abyecto: unos el dinero, otros el poder, otros su propio ego, otros su pasión desenfrenada, etc. Sí, en este tiempo cuaresmal podríamos caer en la tentación de no revisar nuestro modo de proceder, y si este se ajusta o no al mandado divino. ¿Transgredo yo algún mandamiento? ¿Y estos que ostentan el poder, y legislan, manejan el destino de los pueblos y declaran innumerables guerras salvaguarda los mandamientos? Cuando uno consulta las noticias ¿vemos a muchos que cumplen ejemplarmente con la normativa divina, o más bien al contrario? ¿Es justo y noble el proceder común? ¿Loable? ¿Y el nuestro?</p><p style="text-align: justify;">A lo que antaño llamábamos Decálogo, ese que descansaba dentro del Arca de la Alianza, pero no en los corazones, después Jesús añadió la ley del amor a Dios y al prójimo (incluyendo también a los enemigos), una ley esta que ha de estar en los corazones y ha de ser vivida, y no solo cumplida o guardada en un arcón. ¿Mucho pedir? Jesús nos ha hecho el gran favor de sintetizar toda ley en una sola norma, y bien sencillita además, pero ni siquiera así parece que nos atrevemos a llevarla a cabo en nuestro día a día y con aquellos con los que vamos compartiendo las penas y alegrías. ¿Por qué no sabemos amarnos los unos a los otros? ¿Qué nos impide amar también a ese Dios que es amor incondicional y gratuito? </p><p style="text-align: justify;">En un alarde de mejorar y desarrollar esa ley de Dios, tanto la antigua como la nueva, hemos conseguido elaborar los Derechos Humanos y hasta los Derechos del Niño, pero ahí están, en multitud de papeles y documentos digitales, pero a día de hoy siguen sin cumplirse en tantas ocasiones y lugares. ¿Nos escandaliza?</p><p style="text-align: justify;">Jesús en el evangelio hoy se indigna, y con razón, como deberíamos indignarnos nosotros al comprobar que el ser humano se salta los límites, no respeta lo sagrado, y la dignidad del hombre es absolutamente sagrada, aunque al parecer no lo es para los que en lugar de Dios han colocado sus ídolos: su interés, su beneficio, su lucro. Para estos todo vale, no hay delito, atropello, mentira, ni crimen que no duden en cometer para salir beneficiados. Jesucristo se indigna y echa a todos los que habían mancillado el templo y lo habían convertido en un mercado. Eso para Él sobrepasa todos los límites, y les tira el tenderete y les echa con cajas destempladas. Aquí no, que para estar ante Dios se han de guardar los límites: los mandamientos que garantizan la vida, la convivencia y el amor, y la cercanía con Dios.</p><p style="text-align: justify;">Es mejor que recapacitemos y advirtamos qué turbios negocios tenemos montados en nuestro proceder, porque tampoco los cambistas es daban cuenta de haber rebasado el límite. Hagamos cierto alto en el camino, reconduzcamos la manera en que vivimos, pues si resituamos a Dios en el centro de nuestras vidas y somos capaces de vivir según la ley del amor, nosotros seremos también su templo, y el mundo en que habitamos terminará siendo el templo que Dios deseó desde el principio. No es tan difícil, es solo cuestión de acatar y respetar esos límites que posibilitan y articular la plena libertad de todos.</p><p style="text-align: justify;">Ponte y proponte respetar los límites que tu conciencia te dictamina, independientemente de si te los pusieron o no al educarte. Cúmplelos y ejerce libremente tu libertad. </p><p><br /></p><p><br /></p>SMP de las artes y las letrashttp://www.blogger.com/profile/10207606372820470134noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1365074791404420949.post-1215907581080469802024-02-24T02:46:00.000-08:002024-02-24T02:46:16.860-08:00A fuego lento<h1 style="text-align: center;"><span style="color: #cc0000;"> A FUEGO LENTO</span></h1><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJWce21eXZoIImJVltZT6mjdGfwu8xKhimpHBqdUQ5wZK4s59RLn2f1R23LrZjXxtWRSfzBW8G6GCg6Q9wcgeTa5qxMsgvvBLF8ZD4QMYxgxlel3mT70suaQuE4ay5EdXs9fXM6j3nZ2ibrGRN8hYjBFlcBFel2ISB8iXfP_L-aFGeeIAqJzaVwfY7ALIR/s2816/pexels-pixabay-266416.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2816" data-original-width="2112" height="649" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJWce21eXZoIImJVltZT6mjdGfwu8xKhimpHBqdUQ5wZK4s59RLn2f1R23LrZjXxtWRSfzBW8G6GCg6Q9wcgeTa5qxMsgvvBLF8ZD4QMYxgxlel3mT70suaQuE4ay5EdXs9fXM6j3nZ2ibrGRN8hYjBFlcBFel2ISB8iXfP_L-aFGeeIAqJzaVwfY7ALIR/w487-h649/pexels-pixabay-266416.jpg" width="487" /></a></div><br /><p style="text-align: justify;">De poco a nada bueno sirven las prisas, a pesar de que casi todo lo realicemos a toda prisa y a la remanguillé. Como si lo que importase es cumplir con el trámite y pasar a lo siguiente, y de esto a lo que vaya viniendo y así tratar de impedir que el exceso de tareas nos termine sobrepasando. El problema es que según nos vamos quitando de asuntos pendientes, entran otros tantos más, y continuamos con el agobio incesante e imparable. Y así vamos tirando, apagando uno tras otro los innumerables fuegos urgentes que surgen.</p><p style="text-align: justify;">Pero los mayores y los sabios saben que el secreto de cualquier faena bien hecha consiste más bien dar en dar tiempo al tiempo, no precipitarse, no adelantar acciones precipitadamente, sino saber esperar con paciencia, es decir, sin prisa, pero sin pausa. Tal vez por ahí hemos de ir aprendiendo el secreto de la serenidad y la bendita parsimonia.</p><p style="text-align: justify;">Y así, sin aceleramiento alguno, ya estamos en el segundo domingo de Cuaresma. Vamos a dar por supuesto que ya hemos empezado a tratar de vivir de manera acorde -es decir, según el corazón- con los tiempos en que estamos insertos, o al menos con los tiempos litúrgicos que la Iglesia nos va proponiendo para nuestro crecimiento en la fe y en la vida, y que, por tanto, a fuego muy lento se ha iniciado ya ese proceso cuaresmal en nosotros. Proceso de conciencia y conversión, proceso personal de mejora y evolución, proceso comunitario de vuelta a Dios. Por ello, si el domingo pasado se nos invitaba a salir de la comodidad y marchar al desierto, este domingo se nos pide seguir avanzando, eso sí, a fuego lento, pasito a pasito, sin prisa, pero sin pausa, para que no se detenga el proceso cuaresmal.</p><p style="text-align: justify;">Adentrarse en el desierto, como ya quedó dijo, cuesta lo suyo, y es en verdad bien arriesgado; pero hoy toca, además, subir a la cima de la montaña. Está visto que a este Dios nuestro no le gusta que nos quedemos fuera de juego, a verlas venir, sino que la vida brote en nosotros sin cesar. Será porque es un Dios de vivos, y no de muertos vivientes, los que se han desvinculado ya de todo interés y motivación, los que solo saben lamerse las heridas y lamentarse, pero que no piensan cambiar nada de sí: los tibios, los indiferentes, los que no apuestan por el amor transformador. ¿Quieres ascender cuesta arriba hasta la cumbre de la montaña que se nos pone delante o mejor continuarás apoltronado sin siquiera divisar la cordillera que está ante tus ojos? Tú sabrás lo que quieres hacer con tu vida ¿Te animas a iniciar el ascenso o renuncias a la subida?</p><p style="text-align: justify;">En el libro del Génesis se nos cuenta que Abrahán, aunque ocupado en numerosas tareas y responsabilidades, no dejó de hacer algo de desierto para seguir escuchando esa voz imperceptible de Dios que mana en lo profundo de nuestro espíritu, y allí descubrió que el amor es sobre todo renuncia, pero no renuncia a lo superfluo, sino renuncia a lo esencial, de lo contrario es sucedáneo de amor. Y es que solemos considerar que amar es poseer, tener y tener, satisfacer nuestros deseos y necesidades, pero apenas esa manera de amar es salir de uno mismo y de sus propias satisfacciones. Pero el amor, según saben los que de verdad han sabido lo que es el amor es salir de sí, renunciar y darse, es decir no poseer ciegamente, sino entregarse y sacrificarse por el bien de quien se ama, y además hacerlo en segundo plano, no buscando reconocimiento alguno. Posiblemente muchas madres tengan algo que opinar al respecto.</p><p style="text-align: justify;">Pues ahí vemos a Abrahán, dispuesto a ascender la montaña tremenda de su propio sacrificio, pues incluso se siente impelido a renunciar a lo que más amaba, a lo que daba consistencia a todo para lo que había vivido: la vida de Isaac, su propio hijo. Sin embargo, Dios no le va a pedir que lo lleve a cabo, es Dios el que renuncia y se sacrifica a sí mismo en su propio Hijo, por un amor impensable a nosotros, sus hijos. </p><p style="text-align: justify;">Esa es la montaña que hemos de subir para encontrarnos con el Dios vivo, el de la zarza ardiente, el que nos consume a fuego lento sin llegarnos a consumirnos; esa es la montaña transformadora que tenemos delante como reto y como oportunidad, la de la renuncia a todo lo que somos para que Él sea todo en nosotros; ese es el monte Tabor por el que toca ir ascendiendo esta Cuaresma (y seguramente toda nuestra vida) para ser enteramente de Dios, para que al igual que Jesucristo se transfigura delante de Pedro, Santiago y Juan, y de cada uno de nosotros, podamos empezar a transformarnos a fuego lento a su imagen y semejanza. Este es el proceso a hacer, el proceso en que Dios hace en nosotros y nosotros hemos dejarnos hacer y colaborar, tal y como hizo Abrahán. No dejemos, por tanto, de hacer caso a esa voz que surge de lo profundo de la nube: "Este es mi Hijo, el amado, escuchadlo", porque su palabra, escuchada y hecha carne y vida, arde y transforma. </p><p style="text-align: justify;">Dios, sin duda, es un cocinero magistral, domina los tiempos de cocción, la medida de sazón, la combinación más adecuada de sabores, las proporciones, o los golpes de calor. Confiar en sus manos de experto es andar sobre seguro. Pero nosotros, para transformarnos, hemos de pasar por el desierto y los desapegos, y subir además la cuesta de la renuncia, y aprender a ello lleva su tiempo. No te detengas, hay mucho camino que recorrer, mucho que Dios, con el fuego de su amor, es capaz de transformar en ti, para luego, a la vista de su transfiguración y de su triunfo (del que cada uno de los bautizados ya participamos), podamos bajar del monte y meternos ya en harina en la construcción del Reino. </p><p style="text-align: justify;">Exponte a ese Dios propicio y amigo. Exponte, esta Cuaresma, al fuego lento de su palabra, que prenda en ti y te lleve, mediante una oración viva, a esa relación íntima y transformadora. Exponte a la aventura del desierto y de la subida al Tabor. Exponte, confiado y sin reservas, a participar de esa experiencia sin igual de su transfiguración. </p>SMP de las artes y las letrashttp://www.blogger.com/profile/10207606372820470134noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1365074791404420949.post-68758759989030530552024-02-17T05:57:00.000-08:002024-02-17T05:57:14.181-08:00Entrar en pánico<h1 style="text-align: center;"><span style="color: #7f6000;"> ENTRAR EN PÁNICO</span></h1><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj25A7nkw3Ru8Yw-YEpVYZmh3_VY4xG5poQaazJKpo8Zpaprjlq8Le_cgMcsfFVQokPLJX6dN1GQcj38xBjgYkB0dNb7oRUkJOfoIbcNPWBwYOhwPTKSepnH15V2rimB3u6kOKNkS7K0B8iW2NhUYrLX3LHz_a6w7xyRB_ov5bQwsckpvVlIrCaYk4q6jXn/s6000/pexels-driss-oub-14712579.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="6000" data-original-width="4000" height="691" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj25A7nkw3Ru8Yw-YEpVYZmh3_VY4xG5poQaazJKpo8Zpaprjlq8Le_cgMcsfFVQokPLJX6dN1GQcj38xBjgYkB0dNb7oRUkJOfoIbcNPWBwYOhwPTKSepnH15V2rimB3u6kOKNkS7K0B8iW2NhUYrLX3LHz_a6w7xyRB_ov5bQwsckpvVlIrCaYk4q6jXn/w460-h691/pexels-driss-oub-14712579.jpg" width="460" /></a></div><p style="text-align: justify;">Iniciamos la Cuaresma oficialmente el pasado Miércoles de Ceniza, y ya deberíamos ir adentrándonos en ese arduo camino cuaresmal. Pero la cuestión es si estamos dispuestos a ello o tan solo a que vaya pasando poco a poco sin que nos afecte demasiado el itinerario cuaresmal y sus implicaciones. Si es posible, que pase la Cuaresma de puntillas, y de esta manera que logremos mantenernos al margen de ella. Quedarnos una vez más cómodamente en nuestra zona de suma comodidad, sin siquiera dar un paso, pues para qué adentrarse en ese incierto e incómodo periplo.</p><p style="text-align: justify;">Bien pudiera ser que nuestra supuesta pereza e inmovilismo, lo que esté ocultando es otra razón más poderosa: nos da verdadero pánico adentrarnos en ese terreno resbaladizo de exponernos a conocer con rigor y ha experimentar lo que somos al natural, sin adornos, sin subterfugios ni engaños. Tomar conciencia de la cruda realidad de nuestras personitas: sus anhelos, búsquedas, desatinos, miserias, apegos, bloqueos, fragilidades, etc. Admitámoslo, puede ser un verdadero trago hacer frente al ser en que uno se va convirtiendo por las vicisitudes del día a día. </p><p style="text-align: justify;">Y es que el ser humano solo ve lo que quiere ver, y solo escucha lo que quiere escuchar, y solo se aplica y hace caso a lo que le viene bien o le apetece, y no lo que debe o le conviene. Y por ello, evitamos todo aquello que nos permita tomar conciencia de lo que no nos agrada de nosotros mismos. Evitamos sufrir y para ello huimos de ponernos en verdad ante aquella cara oculta de lo que sabemos que somos, pero no quisiéramos asumir.</p><p style="text-align: justify;">Que nadie es perfecto, ni siquiera nosotros, lo damos por hecho. Las imperfecciones y los fallos de los demás nos saltan a la vista de manera inmediata y sin gran dificultad. Otra cosa diferente es mirarse a uno objetiva y subjetivamente, analizarse y trabajarse, porque ir asumiendo las propias vergüenzas es algo más que incómodo, es un proceso doloroso, pero necesario para aceptarse, sanarse, quererse y madurar. Solo si nos ponemos en verdad podremos avanzar tanto como personas, como espiritualmente.</p><p style="text-align: justify;">Pues en Cuaresma toca lo que toca, y no otra cosa, y, o te adentras con Jesús en la soledad del desierto y te enfrentas a tus limitaciones y a la intemperie de lo que eres (con todo el riesgo a ser arreciado por todo tipo de tentaciones), o evitas toda molestia para prevenir a toda costa entrar en pánico. Hace falta arrojo y fuerza de voluntad, hace falta entereza y capacidad de decisión para abandonar el modo de vivir asumido por los no buscadores; hace falta ser un auténtico inconformista, para confiar y confiarse en la dura aventura del desierto y la soledad. Pero es paso obligado para poder encontrarse con el Absoluto. Quitarse de todo, empezando por lo mas superfluo, hasta quedarse ante la nada más absoluta, para poder ir llenándose con la plenitud del Ser que es, el único que colma de vida.</p><p style="text-align: justify;">Las lecturas de este primer domingo no solo nos hablan de desierto, también nos hablan de alianza entre Dios y el hombre. Precisamente ese paso por el desierto, ese exponerse a cualquier mal (interno o externo), es el que al final permite establecer el encuentro con el Dios de la alianza. Dejar atrás una forma de ser escindida, para empezar a llevar una nueva vida vinculada y con sentido.</p><p style="text-align: justify;">Muchos son los libros que nos muestran el viaje como un itinerario iniciático. Pues el desierto efectivamente también es una manera de transformarse y volver a nacer. Uno es el que parte y se adentra en la espesura de arena, soledad y silencio, y otro muy distinto el que regresa habitado por el Dios del encuentro. No te encontrarás con Él en los libros, sino en el misterio de tu propia existencia, solo ahí se revela; solo ahí arde la zarza.</p><p style="text-align: justify;">A aquellos que han experimentado al Dios que vive en el desierto se les podrá reconocer porque regresaron transformados. Basta con verles el rostro, adusto, y sin embargo, apacible y sonriente; basta con mirarles a los ojos, les brillan de un modo nada corriente; basta con escucharles las palabras, pues resuenan con la ternura de Dios. Si quieres ser uno de ellos, has de vivir en modo Cuaresma, pues el desierto está en ti, y si quieres, puedes adéntrate.</p><p style="text-align: justify;">No temas Él siempre te acompaña y ampara, pero allí en pleno desamparo, sentirás el abrazo de quien ha hecho contigo una alianza a la que nunca falta, una alianza perpetua. Haz de esa alianza el modo de conectarte con todos y todos, y por tanto tu modo de vivir. Es posible. Todo es posible en Cuaresma. Transfórmate.</p><p style="text-align: justify;"> </p>SMP de las artes y las letrashttp://www.blogger.com/profile/10207606372820470134noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1365074791404420949.post-67263107307991036262024-02-10T06:12:00.000-08:002024-02-10T23:38:25.197-08:00¿Quién te has creído?<h1 style="text-align: center;"><span style="color: #2b00fe;">¿QUIÉN TE HAS CREÍDO?</span></h1><div style="text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEijOuKffuyr3ekm8WcYEDGNFDRYN5g53T7JJo8h86-_Vo1l4O9XE-6gwXnp57pqP85WVAmMk9N8p-TnE9WWiOam7GQNDnggjVgYjsrax760jLQBEMSBddRSIyOELQpkV7e75rNLtf2UgbshM2_EkOJzoS_c0Xb2rb2DcidUAZ2_Xv1_v76s_BiQFiiZI2Rk/s3225/pexels-ksenia-chernaya-5715882.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2148" data-original-width="3225" height="396" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEijOuKffuyr3ekm8WcYEDGNFDRYN5g53T7JJo8h86-_Vo1l4O9XE-6gwXnp57pqP85WVAmMk9N8p-TnE9WWiOam7GQNDnggjVgYjsrax760jLQBEMSBddRSIyOELQpkV7e75rNLtf2UgbshM2_EkOJzoS_c0Xb2rb2DcidUAZ2_Xv1_v76s_BiQFiiZI2Rk/w596-h396/pexels-ksenia-chernaya-5715882.jpg" width="596" /></a></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div></div><div style="text-align: justify;">Aparentemente vamos por la vida muy seguros, o al menos con la percepción clara de saber muy requetebien lo que somos, y, por supuesto, lo que son todos los demás, y a qué podemos atenernos en cuanto a cada uno de ellos. Es algo tan supuesto, tan obvio, tan patente, que para qué vamos a plantearnos lo que no sé por qué no vamos a dar por seguro. Pero tal vez de ahí nazcan muchos de nuestros errores de cálculo, porque damos por supuesto y admitimos demasiado a la ligera y precipitadamente nuestras consideraciones. Bien saben esto los viven de la manipulación y del engaño, y, por supuesto, lo utilizan en su beneficio.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">De aquellos grandes sabios que en el mundo han sido, los que nos han precedido y son poseedores de tan contrastada solvencia intelectual, como son Sócrates o el valenciano Juan Luis Vives, hemos sabido que antes de aprender algo nuevo, conviene desaprender los equívocos que solemos tomar por certezas. Pues si ya en los fundamentos del saber vamos errados, cómo va a tener consistencia todo conocimiento que sobre cualquier prejuicio levantemos. Vano será el esfuerzo; tiempo perdido en esa ardua labor de búsqueda de la verdad, aunque tan solo sea nuestra verdad de andar por casa tratando de entender nuestro pequeño mundo.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Todo este curso andamos insistiendo una y otra vez en la importancia de escuchar, pues como los seres humanos nos dejamos a menudo influir por el entorno, y el actual no se caracteriza por el noble arte de la escucha, sino por el juicio inmediato sobre el otro o sobre cualquier cuestión, sin haber escuchado ni sopesado cuáles son sus razones, su postura, sus problemas o intención. Si no escuchamos no nos podremos enterar de quién es el ser humano que tengo delante, qué le puede estar pasando, de si llego a entenderle y en qué puedo auxiliarle. Pero es que sin escucha interior tampoco sabré quién soy realmente y no podré llevar una a existencia acorde con lo que verdaderamente soy. Y ya no hablamos de si también me niego a mi mismo la posibilidad de escuchar a Dios, a Aquel que mejor y siempre anda siempre dispuesto a escuchar a sus hijos.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Pues hoy, en este sentido, para variar un poco, pero sobre todo para completar nuestras carencias, y al mismos tiempo los remedios que tenemos al alcance, habría que añadir que no solo hemos de aprender a escuchar, sino que además hemos de aprender a mirar y mirarnos. ¿Así que hemos de desaprender la manera en que escuchamos y miramos la realidad? Pues parece que puede sernos de gran beneficio empezar a ver sin suponer, y de escuchar con verdadera atención. No se trata tanto de creer que ya sabemos, sino de constatar que no nos enteramos tan bien como habíamos supuesto, que podemos mejorar nuestra capacidad de ver y escuchar para empezar a apreciar de nuevo lo que tengo delante de los ojos y ante los oídos.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Desaprendamos cuanto antes a juzgar ¿quién soy yo? ¿Quién me he creído para poder juzgar por encima del hombro a los demás? ¿En qué fundamento me baso? ¿En una mera impresión? ¿En lo que me ha llegado? Porque demasiadas veces nos basamos en estereotipos, en etiquetas impuestas que todos llevamos, porque nos colocamos con gran facilidad. No, el ser humano no es una etiqueta, si le reducimos a eso es que hemos de empezar urgentemente una cura de desaprendizaje radical, para evitar distorsiones y cegueras autoasumidas. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En las lecturas de hoy -qué suerte inmensa poder ajustar habitualmente nuestra óptica a la luz del evangelio- nos damos cuenta que, frente a la manera establecida de considerar a los leprosos en tiempos de Jesús, y, por tanto, de marginar y excluirlos, Jesús sabe mirar de otra manera, de una manera totalmente diferente. ¡Ojalá llegáramos a mirarnos los unos a los otros así! ¿Leproso de qué? Ser humano doliente, ser humano necesitado ¿O es que la etiqueta impuesta de leproso ya anula lo fundamental del hombre. Porque si lo anula, entonces los desposeemos de su dignidad intrínseca, y ya podemos justificar y dar por bueno cualquier maltrato, cualquier exceso. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Efectivamente, mucho nos jugamos en esto de ver a través de las etiquetitas, porque sin darnos cuenta, sin ser conscientes, estaremos asumiendo discriminaciones injustificables, pero evitables. De eso se trata, de aprender a ver en verdad y a escuchar con nitidez desde el corazón, ya que la ignorancia de las leyes (las del amor) no justifica la falta. Empecemos cuanto antes a desaprender a comportarnos como seres escindidos de nuestros semejantes, y aprendamos a vivir con y para los demás, es decir, de forma humana y fraterna. ¿Es mucho pedir?</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Hoy, quizás, sea un momento propicio para revisar qué etiquetas te has puesto o te han puesto y llevas a cuestas; pero, de igual manera, para tomar conciencia de las etiquetas que tú puedes ir proyectando y asumiendo como buenas respecto a los demás.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Aunque la lucha contra la lepra está ya muy avanzada, posiblemente podamos hablar de nuevas lepras. Una de ellas bien puede ser esa de imponer sambenitos por doquier y sin justificación alguna. Otra de las lepras más pujantes puede ser la de la tan expendida indiferencia, o el individualismo, el narcisismo, el materialismo, los apegos, etc. Pues acude al Salvador que se acerca y con esa mirada que escucha, que conoce y ama, que no sabe de etiquetas, te dice: "Quiero: queda limpio". así de fácil, así de auténtico.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: center;"><span style="color: #2b00fe;">NO DEJES PASAR ESTA OCASIÓN, PÍDELE QUE CURE TUS INCOHERENCIAS</span></div><p style="text-align: center;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"> </p>SMP de las artes y las letrashttp://www.blogger.com/profile/10207606372820470134noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1365074791404420949.post-19159871327435767632024-02-04T01:40:00.000-08:002024-02-09T04:52:54.789-08:00Recargar las pilas<h1 style="text-align: center;"><span style="color: red;">RECARGAR LAS PILAS</span></h1><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBETYd-wwv8TLhc5KJTtD0fHXI5-xwCGVmqvwwq6gsOtZ-VGBPJ7pze8sPTmvOIGypvHL7kTSwkkTuSkZDyIywvnekv6RN3itrOi-xXB0z0L_d98UDLts0-7myftMt9yd6WXSoJxov-ZegL36koUzb1cQPk_JTdk_W7GWFNorNxRCSl-gg8P3LT-q30Clx/s6720/pexels-karolina-grabowska-4195333.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="6720" data-original-width="4480" height="714" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBETYd-wwv8TLhc5KJTtD0fHXI5-xwCGVmqvwwq6gsOtZ-VGBPJ7pze8sPTmvOIGypvHL7kTSwkkTuSkZDyIywvnekv6RN3itrOi-xXB0z0L_d98UDLts0-7myftMt9yd6WXSoJxov-ZegL36koUzb1cQPk_JTdk_W7GWFNorNxRCSl-gg8P3LT-q30Clx/w475-h714/pexels-karolina-grabowska-4195333.jpg" width="475" /></a></div><br /><p style="text-align: justify;">Dicen nuestros mayores, buenos conocedores del refranero español y de ese sentido común que se adquiere con la experiencia, que hombre prevenido vale por dos. Y efectivamente, desde hace ya algunos años, andamos siempre pendientes de no quedarnos en la reserva, o lo que viene a ser aún peor, sin nada de batería en el móvil. ¡Qué va a ser de nosotros si por un momento nos situamos fuera de juego por no poder disponer de nuestro móvil! Casi, casi sería una tragedia, algo así como protagonizar un pequeño apocalipsis final de manera anticipada. ¡Qué duro debe ser que el mundo siga su curso, y yo me quede al margen, porque he perdido toda posibilidad de estar conectado! ¡Qué adversidad tan inasumible estar sin batería por unas pocas horas, buscando desesperadamente un enchufe en el que poder recargar! ¡Dios nos libre de una desgracia semejante!</p><p style="text-align: justify;">Aparte de precisar cargar las baterías de nuestros dispositivos electrónicos, aún mucho más necesario es poder cargar nuestras propias pilas como seres humanos. Y esto es, en verdad cosa seria, porque cualquiera que nos vea, a poco observará que andamos prácticamente extenuados. ¿Qué ha pasado con nuestras fuerzas? Si estamos bien alimentados, bien dormidos y descansados, como es que vagamos cabizbajos y con las energías al límite. Vamos al gym, al spa, al físio, a la casa rural, a las terapias de todo tipo, y a lo que haga falta para estar medio bien, con buen ánimo y las pilas a tope recargadas, pero nada, es empezar la semana y ya estamos flojos y fofos. Por lo que llegar al viernes, nos cuesta Dios y ayuda.</p><p style="text-align: justify;">El médico nos va confirmando problemillas, pero que en sí, la mayor parte de las veces no deberían ser los únicos causantes de nuestro contumaz cansancio. ¿Qué nos pasa? ¿Qué puede estar pasándonos? ¿Qué motiva este agotamiento existencial tan persistente? El filósofo surcoreano afincado en Alemania, Han Byung Chul, ha analizado y propuesto una serie de causas que hemos de tener en cuenta. Tal vez vivimos sometidos a una continua actividad. Hemos asumido que debemos estar siempre haciendo y rindiendo, pero quizás este exceso de actividad más que empoderarnos y realizarnos, nos termina esclavizando. Paradójicamente somos cada uno de nosotros los que nos hemos autotiranizado y sometido al continuo rendimiento. Por ello, resulta tan común no tener sitio en la agenda prácticamente ya para nada más, es decir, están tan sobrecargadas como sus dueños. Y si te sientas un momento en el sillón, o caes rendido, o estás pensando en cantidad de tareas que están pendientes cual espada de Damocles. Y así, claro, no hay quién viva, o al menos que viva con las energías al completo.</p><p style="text-align: justify;">En tiempos de Jesús aún no vivíamos en "la sociedad del cansancio" y cada uno encontraba más o menos tiempo para realizar sus tareas, pero solo aquellas que pudiese llevar a cabo, y por tanto, disfrutando de cierta calma y sin tantísima ansiedad. Pero no se vayan ustedes a figurar que eso era Jauja, pues otros problemas había, y no de poca monta precisamente. Leemos que Jesús tampoco paraba. Aunque se echó unos singulares colaboradores, a los que conocemos como apóstoles, para que le ayudaran; aún así estaba por completo volcado a su misión. Iba y venía, recorría todo el territorio de Galilea proclamando un nuevo tiempo de gracia para el ser humano. De paso, atendía con creces todas las necesidades de todo aquel que le salía al encuentro, que eran muchos, pero Él no claudicaba. ¿De dónde sacaba las fuerzas? ¿Cómo podía estar en misión a todas horas y todos los días del año? ¿Cuándo paraba?</p><p style="text-align: justify;">Sin embargo, aunque estuviese también cansado (que lo estaba, porque hasta se nos dormía en la barca), sacaba tiempo para lo que no nosotros no sacamos. "Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar". No se quedó repanchingado en la cama (si es que no durmió sobre el suelo), sino que como algo esencial e irrenunciable para Él, se aparta para unirse a la Fuente de la que mana de verdad la fuerza y el sentido de toda la existencia, de toda actividad: Dios, el amor de Dios.</p><p style="text-align: justify;">A ver si va a ser que previamente a tanta actividad febril y urgente, hemos de priorizar y cultivar nuestra dimensión espiritual. Tal vez hemos de empezar a cuidar y cultivar nuestra intimidad con el Dios que nos propicia y mantiene la vida. Ese Dios que conoce cada una de las estrellas por su nombre, y que es nuestro Padre, al que podemos acudir siempre para que nos abrace, consuele, ayude, nos acoja, en definitiva, nos recargue las pilas. ¡Qué bueno disponer de ese cargador universal al que en cualquier tiempo y lugar podemos conectarnos y entrar en su descanso!</p><p style="text-align: justify;">Pues eso, menos agobios, menos ansiedad, menos actividad, y más contemplación, más amor, más trato íntimo con el Señor. Porque solo eso llena nuestro hondón humano. Y solo así también podremos dar a los demás de ese amor del que nos ha colmado. El tiempo de oración es necesario, no es un tiempo perdido, aunque sea un tiempo no productivo, pero es un tiempo rico, precioso y fundamental. Sin él no seremos más que monigotes o marionetas en manos de una voraz actividad sin sentido y de un ritmo trepidante, pero prácticamente sin energías para ejercer como seres humanos que puedan construir una sociedad en la que podamos seguir viviendo todos con las pilas recargadas, con sencillez y una auténtica alegría.</p><p style="text-align: justify;">Os invito a que reflexionéis en esta semana tres cuestiones: ¿Qué desgasta mis energías? ¿Qué realmente siento que me vuelve a recargar las pilas? ¿Cuándo saco tiempo de calidad para la oración y para lo importante? A ver si así podemos empezar a mejorarnos. </p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><br /></p>SMP de las artes y las letrashttp://www.blogger.com/profile/10207606372820470134noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1365074791404420949.post-58267272430067172542024-01-27T10:13:00.000-08:002024-01-27T10:13:54.982-08:00Afina el oído<h1 style="text-align: center;"><span style="color: #351c75;"> AFINA EL OÍDO</span></h1><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEieiUYa6nUyR880tplbHqJMlnJ_7a4pYRnDUINQFibwH0_FfeItPwiIK5AhME1EKyoxGeF4j_kgZfZwvygQdO2ubzBZckMm-5Zt6IgveOZt4-HMF9WdbGGyq74PQpYOD6vlRkTNN3HxurCyuoM5XQ-n7OAm4hp0OIM3rE_-y3jf29DpYDEH7yOB3e_KKkmH/s5184/pexels-rombo-9987787.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="5184" data-original-width="3456" height="625" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEieiUYa6nUyR880tplbHqJMlnJ_7a4pYRnDUINQFibwH0_FfeItPwiIK5AhME1EKyoxGeF4j_kgZfZwvygQdO2ubzBZckMm-5Zt6IgveOZt4-HMF9WdbGGyq74PQpYOD6vlRkTNN3HxurCyuoM5XQ-n7OAm4hp0OIM3rE_-y3jf29DpYDEH7yOB3e_KKkmH/w416-h625/pexels-rombo-9987787.jpg" width="416" /></a></div><p></p><p style="text-align: justify;">No todo el mundo puede presumir de tener un oído finísimo para llegar a percibir aquellos sonidos tan tenues que al resto de los mortales se nos pasan por alto como si no existiesen realmente. Ahí están aquellos tonos prístinos, pero solo algunos privilegiados llegan a distinguirlos. Hay algunos otros que no escuchan por encima de la media, sino que poseen un oído musical excepcional, y por ello desarrollan una capacidad para el lenguaje musical fuera de lo común. Y luego estamos el resto, los que escuchamos solo parcialmente alguna frecuencias y tampoco nos caracterizamos demasiado para algo más que disfrutar de la buena música, y acabe usted de contar.</p><p style="text-align: justify;">Llama poderosamente la atención el nivel de percepción de ciertos animales que advierten a través de sus sentidos aspectos de la realidad que para los humanos nos están vedados. Piensen en el gato que parece adormecido, y que de forma súbita e inesperada, gira las orejas y levanta la cabeza porque ha notado algo extraño y que, aunque estaba totalmente tranquilo, también permanecía alerta. Piensen, de igual modo, en el perro que ladra alterado y persistente, porque está escuchando determinados sonidos en unas frecuencias que para nosotros pasan inadvertidas. Tal vez a muchos de nosotros nos pase que hemos perdido capacidad de audición para lo fundamental.</p><p style="text-align: justify;">No quisiera entrar en la conocida disyuntiva de si el músico nace o se hace; o también el pintor, el poeta, el arquitecto, el policía, el médico, el panadero, la madre, el espeleólogo, el atleta o el astronauta. Sin ánimo de dilucidar tan controvertida cuestión, sí que habría que atreverse a apuntar que, en gran medida sería la coincidencia de ambos factores: cierta disposición por nacimiento, pero también mucha perseverancia en la adquisición del arte o profesión que se desee dominar. Y ya a riesgo de equivocarme, parece que lo más decisivo sería lo segundo, las ganas que ponemos en llegar a dominar lo que os apasiona.</p><p style="text-align: justify;">Por poner un ejemplo, nadie nace con la capacidad de saber de vinos, es decir, que el enólogo se debe hacer, estudiando y practicando los sabores, colores, olores y demás aspectos sutilísimos que a los inexpertos nos vienen grandes; aunque alguno haya que aparente saber cuando va a la tienda y quiere dárselas de que a él no le dan gato por liebre en cuestión de añadas. Seguramente en esto, como en otros tantos aspectos de nuestra vida, no valga solo con el acostumbrado "me gusta" o "no me gusta", porque si no sabemos distinguir, nos estaríamos quedando fuera del verdadero disfrute, y éste con conocimiento de causa.</p><p style="text-align: justify;">Es casi seguro que con el oído también haya que llevar un proceso educativo. Y para ello lo mejor sea pasar por una buena cura de silencio, es decir, dejar descansar al tímpano un tiempo prudencial, para quitar distorsiones, confusiones y ruidos. Tras ese tiempo de barbecho, el oído sereno ya empezará a apreciar otros matices que antes ni distinguía. Una vez alcanzado este deseable estado de higiene auditiva, y ya más cualificado para reconocer toda la riquísima gama de sonidos, podrá adentrarse en ese fascinante mundo de las melodías: instrumentos, lluvia, viento, pisadas, susurros, lenguajes... </p><p style="text-align: justify;">Pues en esto de la ESCUCHA, el que más o el que menos, tenemos mucho todavía por aprender. Efectivamente, andamos sumidos en un enorme ruido interno y externo, que nos tiene atrofiado el oído. Pero no solo el sentido del oído, sino la capacidad de escucha atenta y profunda de nosotros mismos, de los otros e incluso de Dios, aquel que habla cuando quiere y como quiere, desde la más suave intimidad a la que ni solemos llegar, ni sabemos llegar. Ojalá fuésemos como el gato anterior, capaces de no perder ni siquiera el movimiento leve de una pequeña brizna que apenas suena, pero en la que tal vez nos esté hablando Dios.</p><p style="text-align: justify;">A lo mejor no oímos porque no estamos acostumbrados, pero sobre todo porque no tenemos ninguna disposición para ello. A la mayoría de nosotros, escuchar, lo que se dice, escuchar, no escuchamos. Y así seguimos, y así nos va, de mal en peor, porque andamos bastante perdidos, desorientados y confusos por una vida poco relevante y menos significativa. Se puede decir que tan solo sobrevivimos, tratando torpemente a ser solo un poco felices, mas bien poco reales.</p><p style="text-align: justify;">En las lecturas de hoy queda bien patente la diferencia entre inclinar el oído o no inclinarlo a Dios cuando habla, esto es, obedecerle. Los que de verdad le escuchan quedan admirados, porque Jesús habla con una autoridad personal nunca hasta ahora conocida, no de sabidas, sino con autenticidad desde lo más profundo de su identidad. Dice palabras humanas, entendibles por todos, pero a la vez palabras completamente divinas, que se han de escuchar desde lo más profundo de la persona. "Qué es esto?" se preguntan los que escuchaban a Jesús, "Una enseñanza nueva expuesta con autoridad". Y también aparece reflejado en este pasaje evangélico el efecto sanador y salvador que produce su palabra en las vidas de aquellos que están dispuestos a descubrir la verdad de lo escuchan y a hacerla vida. ¡Qué poder liberador poseen las palabras y acciones de Jesús! Nada puede el mal ante la intervención enérgica del que nos trae sumo el bien. </p><p style="text-align: justify;">Se dice eso de vivir para ver, pero igualmente podríamos proponer que también habría que intentar vivir para oír, para no perderse nada de la magna belleza podemos captar si nos destaponáramos decididamente los oídos y empezáramos a escuchar el sonido original de cuanto es, está, surge y vive. Dejar lo consabido y autolimitado para adentrarnos en la verdad profunda de aquella Palabra que nos despabila y nos incita a ser nosotros en libertad. ¡Ay, si afináramos el oído para descubrir cómo suena lo inefable y qué es lo que nos propone! Pero tal vez eso sea exponerse demasiado, porque solo el que escucha es capaz de entender y sentir la verdad de su ser resonando de manera nítida dentro de sí, y a esto no está dispuesto cualquiera. </p><h3 style="text-align: center;">¡Para; escucha; reconoce y comienza de nuevo guiado por la fuerza de su palabra!</h3>SMP de las artes y las letrashttp://www.blogger.com/profile/10207606372820470134noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1365074791404420949.post-54934118005324990132024-01-16T13:48:00.000-08:002024-01-20T05:01:52.846-08:00El momento decisivo<h1 style="text-align: center;"><span style="color: #0b5394;"> EL MOMENTO DECISIVO</span></h1><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8jN2Ky_bhEXNzxShSw0pBUBWRco-RpyAHs-S30_o4ICd_cRuIWf0XeYGEWvxQutDqPWnlJfCzB4NAzQGMBbF97oAjNECenzPUzJ0AFV247zYARkies1jG-nfAaXGIkVkzbT8h-t84atnxsrwiCG7KHpyDduepIWD39lULfDoiNzBbQkZzCSfWSbppuEVa/s6720/pexels-karolina-grabowska-4021808.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="6720" data-original-width="4480" height="735" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8jN2Ky_bhEXNzxShSw0pBUBWRco-RpyAHs-S30_o4ICd_cRuIWf0XeYGEWvxQutDqPWnlJfCzB4NAzQGMBbF97oAjNECenzPUzJ0AFV247zYARkies1jG-nfAaXGIkVkzbT8h-t84atnxsrwiCG7KHpyDduepIWD39lULfDoiNzBbQkZzCSfWSbppuEVa/w489-h735/pexels-karolina-grabowska-4021808.jpg" width="489" /></a></div><p style="text-align: justify;">A menudo nos cuesta entender hasta los mensajes más sencillos. No se trata de que no tengamos capacidad para comprenderlos, ni tampoco que nos hablen en un idioma desconocido, más bien es que ni ponemos suficientes ganas, ni apenas atención, ni interés alguno, y así no hay manera de enterarse de algo, aunque sea claro y fácil de asimilar. Además, como es un mal muy extendido este de no enterarse ni de la misa la media, pues ni siquiera nos preocupa, con ser uno más de los que van exclusivamente a lo suyo, nos damos por satisfechos.</p><p style="text-align: justify;">Una cosa es ir de enteradillo y otra muy distinta, pero no por ello igualmente censurable, no darse por enterado por mucho que haya personas de buena voluntad que una y otra vez nos adviertan por propia experiencia de lo que ocurre y nos puede ocurrir si no espabilamos. No nos sirve de mucho, pues lo cómodo es no escuchar, no sea que advirtamos algo que desconocíamos y nos sintamos obligados a cambiar de actitud y hasta de vida, que eso de cambiar de verdad requiere grandes dosis de amor propio, verdadera fuerza de voluntad y no poco esfuerzo.</p><p style="text-align: justify;">Entonces es comprensible que aquellos que asumen la noble tarea y deber de suplir nuestra adormecida conciencia, terminen por desanimarse, pues ¿para qué van a tomarse tantas fatigas y sinsabores si no están por la labor de darse por enterados? De verdad que son tan meritorios todos aquellos que en lugar de ponerse exclusivamente ellos a salvo, se molestan y preocupan de tratar de advertir y ayudarnos para que a los demás nos pueda ir mejor. Tal vez porque han descubierto que si prescindes de tratar de ayudar al otro, tu propia dicha no puede ser completa, pues la alegría y el bien o se comparte o no lo es del todo. A ver si esta sociedad tan individualista, consumista y capitalista, termina por descubrir que el evangelio puede ser el remedio para reencontrarnos con la humanidad perdida. Recuperemos los vínculos interpersonales y el sano afán por lo común. </p><p style="text-align: justify;">En el libro de Jonás se nos cuenta cómo a él le toca asumir ese desagradable papel de poner en sobre aviso a los habitantes de Nínive lo que se les viene encima si persisten en su mal proceder. No debió de hacerlo mal Jonás, pues tuvo gran poder de convicción, ya que los ninivitas recapacitaron y dejaron de practicar las injusticias y fechorías a las que damos rienda suelta los humanos cuando expulsamos a Dios del campo de juego, cuando nos creemos dueños absolutos (omnipotentes) de nuestras acciones, como si no tuviesen ninguna consecuencia, ni tampoco tuviésemos que dar explicaciones a nadie de lo que hacemos. Sin embargo, los ninivitas, al haber hecho caso a Jonás, reestablecieron el justo y sensato proceder de los unos para los otros, evitando a tiempo males mayores.</p><p style="text-align: justify;">Si uno mira como están las cosas y cómo se están poniendo, la verdad es para preocuparse y pensar en hacer ya algo. Pero ¿a quién le importa? ¿Quién es consciente del derrotero que llevamos y trata de advertir y poner remedio? Aunque viniese otro Jonás a anunciar los mayores desastres (inflación, carestía, paro, fractura social, violencia, pérdida de derechos y libertades, desastres naturales, pobreza, etc.) nada haríamos salvo tildarle al que levante la voz de aguafiestas, para seguir a lo nuestro y mirando para otro lado, evitando así tener que cambiar y enmendar nuestros errores. Esta parálisis para espabilar a tiempo es la causante, sin duda, de que nuestros males no encuentren aún solución alguna, como si hubiésemos asumido que nada podemos hacer porque excede nuestras posibilidades. Que Dios nos coja confesados entonces, porque no hemos de ponernos en serio a solucionar nuestras desdichas, tal y como habríamos de tratar de hacer.</p><p style="text-align: justify;">Sin embargo, el apóstol San Pablo en la primera carta a los Corintios nos lo recuerda "el momento es apremiante", y, por tanto, que no nos apeguemos tanto a las rutinas, sino que vivamos conscientes y despiertos, pendientes de lo que de verdad importa, más de nuestro ser que nuestro continuo hacer sin sentido.</p><p style="text-align: justify;">Y en el Evangelio también sorprende el modo de proceder de los primeros discípulos ante la llamada de Jesús. Lo dejan todo empantanado. Cambian radicalmente de vida. Se dan cuenta de que hay otra forma de vida mucho más libre y liberadora, con otros objetivos mucho más grandes y a más largo plazo. Que uno puede soltar de golpe esta vida que llevamos tan adaptadas a lo que dicta el sistema, para seguir solo y por encima de todo al Señor, que te llama y te requiere para un aprendizaje y una misión. Deja de vivir autoreferido, para vivir según Dios, construyendo fraternidad.</p><p style="text-align: justify;">¿Qué vas a hacer tú con tu vida? ¿Vas a escuchar la llamada de Jonás o la que hoy nos lanza Jesús que te incitan a un cambio profundo de valores y prioridades? ¿Vas a hacer caso a la advertencia del evangelio o vas a seguir como si nada, totalmente paralizado? ¿Qué te retiene? Deja las redes y comienza ya a VIVIR, pues el momento puede ser verdaderamente apremiante y decisivo si estás dispuesto a dar ese giro, ese aumento progresivo de perspectiva, ese hacer tu propio camino al andar y no surcar tristemente los caminos trillados que no te satisfacen. Lo fácil es no darte por enterado una vez más, es volver a escurrir el bulto, no querer reaccionar; lo verdaderamente audaz es asumir que necesitamos un cambio radical, que éste es posible, y que no puede esperar. ¿Es tas dispuesto a arriesgar? ¿Quieres escuchar al Maestro y hacerte su discípulo? ¿De verdad que tienes otra propuesta más apasionante? Jesucristo libera si tú quieres, pero has de querer y empezar a escoger lo mejor.</p><h3 style="text-align: center;"><b><span style="color: #2b00fe;">En definitiva, eres tú el que ha de decidirse. ¿Qué eliges? </span></b></h3><p style="text-align: justify;"><br /></p>SMP de las artes y las letrashttp://www.blogger.com/profile/10207606372820470134noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1365074791404420949.post-74423937946663178542024-01-13T05:18:00.000-08:002024-01-13T05:18:54.359-08:00Ser uno mismo<h1 style="text-align: center;"><span style="color: #b45f06;">SER UNO MISMO</span></h1><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiawfn8CEkSiPzsBqMqnHtz0CzvQYY3wJ18BHPYMoa35ancpnpCGJRT6Buodek4P1Ass2NqGvIwMdzJIssjSaBhc-6Pgqu-H7XpTDO999mYB7BCL0tKLgESIMvh4bOlZvH2WGgkO5YAmJumCuQ2l1HfVuO_pUWOrXsAvNKG9vRH604SHlSWCZOKyYnKBMOt/s5472/pexels-angel-rondon-19652512.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="5472" data-original-width="3648" height="742" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiawfn8CEkSiPzsBqMqnHtz0CzvQYY3wJ18BHPYMoa35ancpnpCGJRT6Buodek4P1Ass2NqGvIwMdzJIssjSaBhc-6Pgqu-H7XpTDO999mYB7BCL0tKLgESIMvh4bOlZvH2WGgkO5YAmJumCuQ2l1HfVuO_pUWOrXsAvNKG9vRH604SHlSWCZOKyYnKBMOt/w494-h742/pexels-angel-rondon-19652512.jpg" width="494" /></a></div><p style="text-align: justify;">Indiscutiblemente, si hay un tema de verdad candente, este sería el de la identidad. Reivindicamos nuestra identidad y el derecho a que se respete nuestra identidad. En efecto, es necesario que se respete a toda persona o pueblo, independientemente de su idiosincrasia, gustos, peculiaridades, opciones, etc. ¿Pero sabemos en realidad de qué estamos hablando al referirnos al constructo de la identidad? ¿Podemos alardear de saber bien quienes somos?</p><p style="text-align: justify;">En una sociedad profundamente relativista, donde la verdad hace ya bastante que se nos ha ido escapando de entre las manos, la identidad se ha vuelto un tema borroso a la vez que incuestionable. Parece paradójico que si no sabemos bien lo que nos pasa en un preciso momento, ni siquiera lo que nos está ocurriendo, ni lo que queremos, ni lo que buscamos, ni si vamos o venimos, ni tampoco de dónde venimos ni a donde vamos, es decir, que no tenemos nada realmente claro, podamos defender a ultranza, y a veces incluso como arma arrojadiza, nuestra supuesta identidad para considerar al diferente como una amenaza o como un enemigo al que combatir. ¿No habrá que escarbar más profundo en nuestra identidad para encontrar un poso común con todo y todos? ¿No estaremos terminando por ser meras marionetas de las ideologías en lugar de aprender a tratar de descubrir nuestra autenticidad? </p><p style="text-align: justify;">El filósofo y sociólogo polaco Zygmunt Bauman hablaba hace décadas de la nuestra como una sociedad líquida, esto es, cambiante, incierta y precaria, en la que nada está ni seguro ni asegurado; sin embargo, y a pesar de que bien poco hay seguro, nos seguimos aferrando a aquello de mi identidad muy firmemente. Atrás quedó el conocido dicho socrático de solo sé que no se nada, porque mi identidad, basada en no sé bien qué, ni se discute ni se cuestiona, más bien nos limitamos a atacar y acatar el dogma legitimador de todas nuestras furias y fobias.</p><p style="text-align: justify;">Tanto es así que hoy en día disponemos una gran gama de posibles identidades: atávicas identidades históricas reivindicadas y forzadas por los nacionalismos, tan propensos a excluir lo que no comparten o reconocen como suyo. También tenemos las identidades raciales, a pesar de que las Naciones Unidas hayan zanjado de modo definitivo la cuestión al confirmar que genéticamente solo podemos hablar en propiedad de una sola raza humana. Además habría que mencionar las nuevas identidades de género, aunque aún es pronto para poder consensuar si son 13, como afirman algunos, 37 como reconoce oficialmente el Estado Español, o incluso más de 100 como propuso alguna universidad británica. Vaya usted a saber; pero en esa línea podríamos llegar a plantearnos si realmente no habrá tantas identidades como personas, aunque todas con plena cabida en la común identidad humana por todos compartida.</p><p style="text-align: justify;">Y es que. se mire por donde se mire, esto de la identidad es un derecho, sin duda, y debe seguir siéndolo, pero también un tremendo barullo. Cuesta muchísimo aclararse y saber responder a la eterna pregunta ¿Quién soy yo? Tal vez, para poder resolverlo se requiere ponerse a pensar en serio y durante largo tiempo, dejando al margen toda posible interferencia interesada de aquellos que deseen darnos ya la respuesta prefabricada y tratar de superar nuestros prejuicios. Pero ¿Quién tiene tiempo y ganas para ponerse en serio a buscar su propia identidad? ¿Acaso no hemos apartado ya a la Filosofía de nuestros planes de estudio para conseguir que cada vez menos alumnos lleguen a caer en la tentación de plantearse algo? Va a ser cierto, cuanto menos te cuestiones, más firme, sólida y rígida será eso a lo que llamas tu identidad.</p><p style="text-align: justify;">Pero, una vez más, para hacer saltar todos nuestros esquemas por los aires, en el evangelio de este segundo domingo de tiempo ordinario, nos encontramos con un pasaje en el que dos jóvenes están dispuestos a realizar ese proceso liberador que les permita encontrarse con ellos mismos, y, por tanto, tratar de averiguar quiénes son. Comienza este episodio cuando escuchan una indicación, una pista o propuesta: Juan el Bautista, un buscador como la copa de un pino, proclama que el que está pasando es el esperado, es el Cordero de Dios. Ellos, que han escuchado, se ponen inmediatamente en modo búsqueda porque hay algo dentro de sí mismos que les insta a resolver su identidad resolviendo primero la identidad de Aquel que les salía al paso. Seguro que se trata de otro de los disparates del evangelio eso de que para saber quién soy yo deba también plantearme quién eres tú (y Tú).</p><p style="text-align: justify;">Y se ponen a seguir a ese individuo, a ver comprobar por ellos mismos (no solo de oídas) qué hay de cierto. Pero es que ese tal Jesús se vuelve y se les pone a hablar. Además les pregunta a bocajarro por lo que buscan. Nada nuevo, pues ya hemos comentado que sin preguntas radicales no hay posible identidad, salvo que ésta sea facilona, supuesta e impostada. "¿Qué buscáis?"- les dice. Y es que para ser seguidor -y mira que me parece que esta ya es en sí misma una identidad- hay que ser un buscador de los pies a la cabeza. Ellos le responden que quieren conocer dónde vive, es decir, hacer una experiencia íntima y lúcida con Él y compartir su vida. Y claro, Jesús, el buscador de buscadores, les invita a esa experiencia de la que no se nos dice más que la hora del día en la que ocurrió, pero no en qué consistió. Por lo que el que quiera descubrir en qué consistió esa experiencia con Jesús, tendrá que tratar de realizarla por sí mismo o quedarse en la más burda ignorancia.</p><p style="text-align: justify;">Ahora bien, sí que sabemos lo que hicieron al terminar ese trato con Jesús que no se nos cuenta. Fueron inmediatamente a anunciar lo que les llenaba, pues era una verdad tan grande y valiosa, que les transformó y empezaron por ello también a transformar a los que uno ama. Y llevan a Simón, el hermano de uno de esos jóvenes que recién habían estrenado su identidad de discípulo, ante Jesús, para que él mismo lo pueda comprobar por sí mismo. Jesús le escruta con la mirada y reconoce en él una enorme identidad desconocida hasta entonces por todos y a la que ya no renunciaría nunca. Jesús sabe ver en Simón tal capacidad de amor y de renuncia a sí mismo, que le concede un nombre nuevo y con él su insospechada identidad: Simón Pedro, pescador de hombres.</p><p style="text-align: justify;">Hoy muchos se consideran, reconocen e identifican, como no creyentes, y como no ateos, y como no agnósticos; al parecer están por encima de la cuestión de Dios. Pero lo que no sabemos es si han tratado de hacer ese proceso esclarecedor de búsqueda e interpelación sobre la existencia e identidad de Dios. </p><p style="text-align: justify;">Tal vez nos pueda pasar como a aquellos primeros discípulos que no empezaron a descubrir su verdad hasta que no se encontraron con Aquél que les proponía un modo de ser y comprender, y para saber quiénes somos en realidad, debamos primero escuchar su llamada y sus preguntas junto con las nuestras. Bien podría ocurrirnos como a ellos, que se consideraban a sí mismos meros pescadores, y sin embargo, desconocían que en realidad eran y debían ser apóstoles. Tal vez sea vano nuestro deseo de ser nosotros mismos si prescindimos de la molestia de ir a descubrir a Jesús, cuyo nacimiento hemos descubierto hace nada, allí donde mora, y experimentar a qué sabe la vida compartida con Él.</p><p style="text-align: justify;">Seamos muy libres para construir nuestra propia identidad, pero si no estamos dispuestos a escuchar las voces más discretas y reveladoras, y quedarnos en el estruendo del mercado de mensajes estereotipados, tal vez no demos finalmente con el tesoro de saber ser tan solo nosotros mismos.</p><h3 style="text-align: center;"><b><span style="color: #b45f06;">Sé lo que quieras, pero al menos sé un verdadero buscador.</span></b></h3><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><br /></p>SMP de las artes y las letrashttp://www.blogger.com/profile/10207606372820470134noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1365074791404420949.post-42712293160392526382024-01-03T01:52:00.000-08:002024-01-03T01:52:33.696-08:00Carta a los Reyes Magos<h1 style="text-align: left;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-weight: 700; text-align: center; white-space-collapse: preserve;"><span style="color: #990000; font-size: x-large;"><span> </span><span> </span>CARTA A LOS REYES MAGOS 2024</span></span></h1><span id="docs-internal-guid-9b3254df-7fff-2047-f1e8-dabfbf03043a"><div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEitOPJNJT3YuyNFgCIi0QeM5jw2Pih5HVh4XVEmLikfnHfm09jU7R68BkiqfDrVw9_Wej8s2ufxK7ab0yrJwJ1Bd02kK4BF5d9lYaB6lcGI1gyK5RGX_lin7pcXX3HYVi7eso8mRe_YVLpzx09b5aENDy3Xjam_wod1fdICIHrbxFFX0LR_K-d5RNev2XE0/s3308/pexels-capotina-entretenimientos-15062591.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2384" data-original-width="3308" height="438" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEitOPJNJT3YuyNFgCIi0QeM5jw2Pih5HVh4XVEmLikfnHfm09jU7R68BkiqfDrVw9_Wej8s2ufxK7ab0yrJwJ1Bd02kK4BF5d9lYaB6lcGI1gyK5RGX_lin7pcXX3HYVi7eso8mRe_YVLpzx09b5aENDy3Xjam_wod1fdICIHrbxFFX0LR_K-d5RNev2XE0/w607-h438/pexels-capotina-entretenimientos-15062591.jpg" width="607" /></a></div><br /></div><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">Queridas Majestades:</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">Se dice que cada vez se escriben menos cartas, y como ustedes ya sabrán esa parece que es la tendencia; sin embargo, esta costumbre tan nuestra de seguir celebrando la Epifanía del Señor nos permite año tras año ejercitarnos en el noble arte de retomar la pluma y el papel y ponernos a escribir de nuevo cartas. Gracias, por tanto, por no admitir en modo alguno mensajes a través de dispositivos digitales, y por tanto que si queremos pedirles a sus majestades algo, habremos de tener que practicar la escritura a mano.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">No sé yo sí hemos sido buenos o malos este año que acabamos de concluir, supongo que de todo habrá habido. Y si lo comparamos con otros años anteriores, seguramente este último no se diferencie demasiado de los anteriores. Lo que sí está claro es que hubiésemos podido ser mejores de lo que hemos finalmente sido, y, debido a nuestra escasa fuerza de voluntad, se nos han terminado quedando los buenos proyectos una vez más en meros buenos propósitos.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">Y ya, dejando a su sensato y experimentado discernimiento si nos merecemos o no algún presente, empezamos ya a formularles nuestras peticiones, pues el ser humano no se cansa nunca de desear y de pedir, pues por mucho que ya tenga siempre ambiciona más, independientemente de si se lo merece o no, si se lo ha ganado o no. Dependemos, por tanto, de su reconocida generosidad.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">No quisiera cansarles esta vez solicitándoles más bienes materiales, de esos que solemos pedirles tantos, pues con los que disponemos ya estamos en realidad bien servidos, y además, no conviene tener siempre de todo en demasía, pues, al final, uno se termina malacostumbrando. No, este año no es que queramos ser más originales, sino que vemos que hay otros regalos, menos tangibles, que tal vez precisamos mucho más. Por ejemplo, más que juguetes, deberíamos solicitarles verdaderas ganas de jugar, ganas y tiempo para saber disfrutar con cualquier cosa, en cualquier momento y en compañía de buena gente; quitarle importancia y seriedad a tantos asuntos que no son ni tan importantes ni acuciantes y saber dársela los que verdaderamente lo tienen: cuidar a los demás y aprovechar el tiempo que pasamos con ellos.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">Por ello, a lo mejor también deberíamos pedirles mayor capacidad de aceptación, es decir ni resignarnos con lo que sea, ni tampoco frustrarnos las cosas cuando no salen como nosotros queremos, pues entre otras causas no solo estamos nosotros en el mundo con nuestros gustos y forma de ver y entender la vida.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">Y además de las ganas de jugar con ilusión, esto es, animarnos a seguir una estrella; y de la capacidad de aceptación para reconocer en el pesebre al Niño Dios; también me gustaría pedirles una última cosa más. sería algo de sentido común para saber convivir cordialmente los unos con los otros, en lugar de considerar que el vecino, el diferente o el que opina de una manera distinta a mí es un rival o un enemigo a combatir. Que sepamos entendernos por encima de toda distancia, y resolver pacientemente y mediante el diálogo cualquier tipo de desencuentro. Más convivir en lugar de combatir, es decir, aprovechar que nos ha nacido el Señor, ese que nos habéis enseñado a reconocerlo y adorarlo, para aprender a ser más hermanos los unos de los otros. Mucho podremos hacer en este año entrante si remamos juntos y concordes.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">Como ven, con los años uno no tiene por qué dejar de seguir siendo un niño y escribiendo la tradicional carta a los Reyes Magos, pero sí puede dejar de pedir meramente para uno mismo, y finalmente termina por entender que cuanto beneficia a todos es mejor y, además, también termina ayudando a poder ser feliz también uno mismo.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">Y concluyo ya. Les aseguro que si ustedes son tan gentiles de regalarnos algún regalo de los que le hemos pedido, u otro cualquiera que consideren conveniente, este año sí que vamos a tratar de hacer buen uso de ellos y además ser un poco mejores.</span></p><br /><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;">Y traigan lo que traigan, cuenten con nuestra entera gratitud por permitirnos a todos seguir creyendo y renovando nuestra ilusión.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;"><br /></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt; text-align: center;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; vertical-align: baseline; white-space-collapse: preserve;"><span style="color: #990000;">¿Y tú, no te animas también a escribir y presentarles tu carta a los Reyes Magos?</span></span></p></span>SMP de las artes y las letrashttp://www.blogger.com/profile/10207606372820470134noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1365074791404420949.post-15839785613548481692023-12-23T10:12:00.000-08:002023-12-23T11:53:51.035-08:00Estrellarse<h1 style="text-align: center;"><span style="color: #f1c232;"> ESTRELLARSE</span></h1><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj13V8C0XxJu4zEVrJNLiyZOiqd2INO5pl_HOkm4BG8aFTVFbYSfrwO4cHNLTatPu-VfwgbhzZ0FA5GfeihhE8eIzZRRtJgSGQi9T3UsG5ZF_Zw2ipTj8ycNYeNmFnA2mUBSvb0Ar_um49m2xbDqaBQwpxzVhcTeNGb745m4o4OnkfH723RFkC_eT8xBw9i/s5410/pexels-stanislav-kondratiev-2908971.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="5410" data-original-width="3680" height="777" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj13V8C0XxJu4zEVrJNLiyZOiqd2INO5pl_HOkm4BG8aFTVFbYSfrwO4cHNLTatPu-VfwgbhzZ0FA5GfeihhE8eIzZRRtJgSGQi9T3UsG5ZF_Zw2ipTj8ycNYeNmFnA2mUBSvb0Ar_um49m2xbDqaBQwpxzVhcTeNGb745m4o4OnkfH723RFkC_eT8xBw9i/w529-h777/pexels-stanislav-kondratiev-2908971.jpg" width="529" /></a></div><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;">Pocos son capaces de mirar hacia arriba y quedarse prácticamente embobados y cautivados por la suma grandeza del cielo. Cada vez somos menos los que quedamos sobrecogidos ante la inmensidad admirable del firmamento que se despliega sobre nuestras cabezas mostrándonos lo que es él y a la vez lo que somos nosotros. Sin embargo, contra viento y marea, bien pudiera ser que pocos espectáculos sean más dignos de contemplar con serenidad y sin prisa alguna que la bóveda celestre estrellada. Me viene a la memoria un pasaje leído, y nunca olvidado, de Las memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar, en el que nos cuenta como Adriano pasó toda una noche en vela contemplando las estrellas, y recuerda que fue una de las más hermosas y felices noches de toda su vida de emperador. Qué paradoja, pues de lo que confiesa haber disfrutado más es aquello que cualquiera puede experimentar con tan solo ser emperador de sí mismo: el misterio cautivador de la belleza de cualquier noche. ¿Quieres emociones fuertes? Estréllate ante lo inefable de tantos astros suspendidos y en perfecta armonía, lejanos, sí pero no desconectados.</p><p style="text-align: justify;">Es cierto que como vivimos sumidos en la prisa y la ansiedad, como vivimos medidos de llenos en ciudades con cada vez más contaminación lumínica en calles y plazas, o porque simple y llanamente vivimos más pendiente de las pantallas luminosas que de la pura realidad simple y a la vez sorprendente, pues casi nadie se dedica prácticamente a contemplar el firmamento sin más, como quien pasea junto al mar olvidándose por unos instantes eternos de cualquier otra distracción, salvo los privilegiadísimos astrofísicos, los pocos fareros que queden todavía o pastores trashumantes. Y es que como no andemos con cautela, el tiempo termina devorándonos en lugar de ser el acantilado que nos permita disfrutar de una posibilidad privilegiada para solo ser y sentirse parte de este gran cosmos silente donde es posible que el mismísimo Dios nos haga un guiño y nos deje estupefactos de por vida</p><p style="text-align: justify;">¡Qué hermosa puede ser la noche, y qué dichosa! ¡Qué clara y resplandeciente para el que se deja iluminar por el inmenso misterio en el que nos sentimos inmersos! Pero muy especialmente esta noche en que todo parece adquirir un tinte sacro. Es Nochebuena, todo nos habla de la gloria de Dios; todo se nos llena de ese Dios que se manifiesta y que apenas es descubierto. Este Dios amante que nos nace aquí en la tierra hostil de los hombres que aún no han aprendido siquiera a ser auténticos hombres; este Dios sutil que nos renueva la esperanza de que la historia -al menos la de cada uno- transcurra por otros caminos, con otros anhelos, con otras formas, sentidos y motivaciones. Sí, por eso esta noche es radicalmente distinta; cómo para perderse en los ajetreos y agobios de celebraciones que ignoran hasta lo que las está motivando.</p><p style="text-align: justify;">Y es que esta es una noche perfecta, no para estrellarse contra la dura realidad del materialismo en que nos hemos instalado, sino bien al contrario, para estrellarse de maravilla y asombro, porque nunca estuvo el cielo tan estrellado ni tan cerca de la tierra, nunca Dios y el hombre se han aproximado tanto como la noche sagrada en que nace Dios, sí en la que el Eterno se hace menudo y sujeto al tiempo y al frío. Por eso ese niño que duerme en el regazo de María nos ha traído el cielo a la tierra, y por ello brillan así de alegres y con esa melodía las estrellas todas del firmamento, y uno, a poco que se lo proponga puede también estrellarse y quedar sobrecogido de emoción. ¿Puede el corazón del hombre aún aguardar tanto prodigio? ¿Puede aún ser capaz de asombro?</p><p style="text-align: justify;">Si Él se hace pequeño, aprendamos también nosotros a hacernos pequeños y sencillos, solo así podremos ser capaces de contemplar lo más grande. Vayamos al portal y contemplemos allí en el pesebre a Dios entre pañales. Callemos perplejos, adoremos, cantemos, riamos, agradezcamos, pues hoy sí está fundada nuestra dicha, pues nunca en la tierra puede haber brotado tanto amor, un amor por todo lo humano y que a su vez nos humaniza y diviniza a nosotros.</p><p style="text-align: justify;">Sí, esta noche es sagrada solo si sabes también dejar hacerte sagrado tú por su presencia entre nosotros. Recíbele en tu inocencia, cédele el puesto central en tu ser y serás Navidad con Cristo dentro. Préndete, brilla, estréllate, hoy ya el mundo está más lleno de Dios.</p><h3 style="text-align: center;"><span style="color: #38761d;">EL COLEGIO SANTA MARÍA DE LA PROVIDENCIA OS DESEA</span></h3><h3 style="text-align: center;"><span style="color: #38761d;">FELIZ NAVIDAD</span></h3><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiJSWZh-EJudvVnio6bAwzMskiGm5-TENYYQtuCwv96GFb_pG6ixMXFgPgm7mFb_MQM1glyehMs1B0IxkvLOW9QeCfr23H1vXaDib5rdcPCxwiWGpPLK-BVq0W1YUDppbXj6oNTrrncKFF8v9G7qb1y4C2lai6uuzFMH7A5EXbG9W7DDomTHnSSwuN6dJaK/s4160/IMG_20231222_101158.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3120" data-original-width="4160" height="435" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiJSWZh-EJudvVnio6bAwzMskiGm5-TENYYQtuCwv96GFb_pG6ixMXFgPgm7mFb_MQM1glyehMs1B0IxkvLOW9QeCfr23H1vXaDib5rdcPCxwiWGpPLK-BVq0W1YUDppbXj6oNTrrncKFF8v9G7qb1y4C2lai6uuzFMH7A5EXbG9W7DDomTHnSSwuN6dJaK/w579-h435/IMG_20231222_101158.jpg" width="579" /></a></div><br /><p style="text-align: justify;"><br /></p>SMP de las artes y las letrashttp://www.blogger.com/profile/10207606372820470134noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1365074791404420949.post-13301266941319683192023-12-16T12:47:00.000-08:002023-12-18T00:51:31.904-08:00Ser o no ser<h1 style="text-align: center;"><span style="color: #0b5394;"> SER O NO SER</span></h1><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDF0SmCR-8e-QN0wpuZNQuRb46auyvtYMLrTFyXwjw2A7uRX5dMt2TkhBJNx823tNCD3qT-vJLfakJI9CslXHKsLi0FdlJS3ccEvkMj51nTxHuRDoYWAxU3R0vgaABUft33ZTB63jO6gEJXlEDdpQT1n3YXI6hkrurXL5xGA5Nc7ChwLavN64u4xb_nPxc/s4759/pexels-julia-larson-6456137.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4759" data-original-width="3173" height="730" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDF0SmCR-8e-QN0wpuZNQuRb46auyvtYMLrTFyXwjw2A7uRX5dMt2TkhBJNx823tNCD3qT-vJLfakJI9CslXHKsLi0FdlJS3ccEvkMj51nTxHuRDoYWAxU3R0vgaABUft33ZTB63jO6gEJXlEDdpQT1n3YXI6hkrurXL5xGA5Nc7ChwLavN64u4xb_nPxc/w486-h730/pexels-julia-larson-6456137.jpg" width="486" /></a></div><br /><p style="text-align: justify;">No vamos a tratar de Shakespeare, ni tampoco de su famoso personaje trágico Hamlet, más bien de lo contrario a la tragedia, de la alegría y el entusiasmo vital. Aunque sí que hemos tomado de dicho personaje su conocidísima disyuntiva: "ser o no ser, he aquí el dilema". Porque, lo quieras o no, todos y cada uno de nosotros nos vemos obligados o a vivir, ser y propiciar autenticidad con lo que somos, o, por contra, a hacer de nuestras vidas una lamentable farsa inconsistente, que no permite sacar lo que es -aunque haga las veces de serlo-, es decir, a llevar una vida decorado que en realidad no convence prácticamente a nadie, ni siquiera a uno mismo.</p><p style="text-align: justify;">Cuestión esta verdaderamente transcendental y nada baladí de ser o no ser, pero sin embargo ¡cuánta irrealidad y cuánto engaño! ¡Cuánta apariencia y cuánta traición autoinfligida! Bastaría con ser o no ser de veras y con valentía, pero no fingirlo, sino cumplir y aceptar lo que uno quiera que sea. ¿De verdad a alguien le puede satisfacer la mentira? ¿De verdad la impostura sirve de algo? Tal vez las consultas de los terapeutas, y no tanto los libros de autoayuda, sean el lugar más adecuado para los que se han hecho alguna vez trampas a sí mismos.</p><p style="text-align: justify;">Y mientras tanto va llegando la Navidad; parece que ya está a la vuelta de la esquina. Si uno se pone a calcularlo, nos quedan apenas unos días lectivos, y llegarán la Lotería, las vacaciones, y entonces irremisiblemente todos nos ponemos en modo fiestas de Navidad. Es decir, quieras o no, te apetezca más o menos, toca ser feliz o al menos aparentarlo, porque en Navidad, sí o sí, hay que estar felices y contentos, y comer perdices o lo que sea, porque es lo que toca. ¿Qué no te ves feliz del todo? No pasa nada, se maquilla un poco la situación, la cara, la indumentaria, la expresión o lo que haga falta y a forzar que eres banalmente feliz, tanto como cualquiera, pues no vas a ser tú menos. Y volvemos a lo mismo ¿ser o no ser aceptablemente feliz con lo que uno está siendo y viviendo?</p><p style="text-align: justify;">Nuestro admirado escritor José Luis Martín Descalzo titula una de sus obras "Razones para la alegría" (ya de paso aprovecho para recomendar este libro como buen regalo navideño). Y es que tal vez o se decide ser uno mismo siendo alegre y sabiendo ser feliz, y para ello hay que hacer todo un trabajo de análisis y mejora de quién quiere ser uno, o, al final, no sabremos ni lograremos ser felices por más y más que tengamos. Desconozco si alguien ha llegado a publicar un libro titulado "Razones para la tristeza", pero si así fuese, también sería bueno ver cuáles son esas razones y esos motivos, pues puede que tengan que ver con frustración y falta de aceptación, aunque también se me ocurren otras de mucha enjundia.</p><p style="text-align: justify;">Tradicionalmente este tercer domingo de adviento es conocido como domingo "Gaudete", esto es, alégrate. Vamos, que la Iglesia, más por sabia que por santa, nos exhorta a que saquemos hacia afuera ese derroche de alegría cristiana que llevamos dentro ¿O es que acaso no se nos nota? ¿Pero por qué? ¿A cuento de qué hemos de estar alegres con la que está cayendo por aquí, por allá y por acullá? Pues tal vez sí, porque ella, la Iglesia, nos hace mirar no al desastre en que vivimos sumidos, sino justamente a reconocer lo grandioso que de manera extremamente discreta puede llegar a suceder en medio del desastroso devenir.</p><p style="text-align: justify;">El Adviento nos predispone a aclarar la manera en que hemos de mirar lo cotidiano para reconocer lo secreto, lo oculto, lo que se nos pasa desapercibido justamente porque precisa de nosotros una agudeza y sensibilidad nada habituales. Aunque lo tengamos delante de nuestras narices, enfrente, o en nuestro interior, parece que nos cuesta una enormidad reconocer lo no usual, dar verdadero valor a aquellas realidades espirituales, las más radicales y profundas, pues nos basta y sobra con la complejidad de lo superficial. Al final unos y otros estamos desbordados por completo con problemas y cargas, por lo que vamos cediendo poco a poco y terminamos confundiendo lo urgente con lo importante. Pero para eso viene el Adviento y nos susurra un modo de ser y estar mucho más centrado en lo que somos desde dentro, a prestar atención a esa acción maravillosa de Dios en nuestras vidas.</p><p style="text-align: justify;">Las lecturas de este domingo ciertamente son para alegrarse, porque el que anunciaba el profeta Isaías, el que lleno de Espíritu viene a liberar al hombre de todo sufrimiento, el Salvador esperado se nos hace presente y nace aquí, en lo remoto y escondido, en lo menudo y humilde, en lo cierto y auténtico, y su luz es capaz de disipar y vencer toda tiniebla, interna y externa. Sí, es posible, San Juan el Bautista tampoco lo duda, él no es, pero viene el que sí es, y por ello San Juan es "la voz que clama en el desierto". ¿La escuchas? Si ni siquiera en el desierto eres capaz de escuchar atentamente la voz de Dios que clama en tú interior, no lograrás ser tú plenamente y esa luz prodigiosa y sagrada no prenderá en ti; pero si prendiese, ya la alegría inmensa que estalla y se expande por todo el universo, esa que encuentra eco en tu corazón, esa que nace en Belén y se propaga y que logra que cualquier lugar participe del singular nacimiento de Dios entre nosotros.</p><p style="text-align: justify;">Y nos dice hoy San Pablo: "Estad alegres" porque si vivimos consagrados a ser según el Espíritu y viviendo para amar y realizar el bien, todo, absolutamente todo, poseerá sentido y sobrecogedora belleza. Si quieres y se lo permites, las promesas de antaño que se cumplieron a su debido tiempo, se seguirán cumpliendo y puedes esperar lo inesperable, porque una vez más sabes de quién te has fiado. </p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><br /></p>SMP de las artes y las letrashttp://www.blogger.com/profile/10207606372820470134noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-1365074791404420949.post-38870707746310104542023-12-09T08:35:00.000-08:002023-12-09T08:35:02.626-08:00Tirar la toalla<h1 style="text-align: center;"><span style="color: #134f5c;"> TIRAR LA TOALLA</span></h1><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtiOrtVD7VduYN-YZEAk8umiQK3RB5GvdTM6JulvOkXaXwSQyq1FAwh3fMTdiTsz6nYLzAVepBATApQceiV3E94auJri4mdWTiCTjoNea69BvknocmhOj98YAiVtRyEsPyBEUZkoVOcVtEBrqxeafLaWg7dfR_fZ8NuAq-JBFTGDHryW5o9PIMgPxAIP6N/s5184/pexels-swapnil-sharma-14916484.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="5184" data-original-width="3456" height="815" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtiOrtVD7VduYN-YZEAk8umiQK3RB5GvdTM6JulvOkXaXwSQyq1FAwh3fMTdiTsz6nYLzAVepBATApQceiV3E94auJri4mdWTiCTjoNea69BvknocmhOj98YAiVtRyEsPyBEUZkoVOcVtEBrqxeafLaWg7dfR_fZ8NuAq-JBFTGDHryW5o9PIMgPxAIP6N/w543-h815/pexels-swapnil-sharma-14916484.jpg" width="543" /></a></div><br /><p style="text-align: justify;">Se decía hace tiempo que los jóvenes actuales se frustran con facilidad, que como se lo han dado con suma facilidad, a cambio de ningún esfuerzo o logro, cuando no consiguen lo que quieren, se frustran mucho, y, airados o desanimados, no ven otro camino que tirar la toalla. Supongo que como en toda afirmación genérica habrá un gran margen de error, y que por tanto, dentro de nuestros jóvenes actuales tendremos de todo, unos que se frustran a las primeras de cambio y otros que, aunque les fastidie no lograr a la primera lo que se proponen, persisten en el intento a ver si en algún momento lo acaban consiguiendo. Esta diversidad de posibles actitudes ante el fracaso ha debido de darse en todo tiempo y lugar, aunque eso sí, cuando desde bien pequeño se ha tenido que luchar para sobrevivir, había que renunciar a casi todo y arremangarse para aportar, parece que el músculo del tesón sí que se desarrollaba bastante más que cuando uno se acostumbra a que se lo den ya hecho..</p><p style="text-align: justify;">Y un poco nos puede ir pasando a todos, los jóvenes y los no tan jóvenes, pues hasta el más pintado pasa por momentos de bajada de ánimo, es decir, de bajón, porque aunque hagas todo lo posible, la realidad, más dura y terca que el diamante, es poco proclive a escuchar y concedernos nuestros sueños y deseos. Tampoco pedimos tanto; pero nada, que nos damos de bruces con unas circunstancias poco favorables. Ahora bien, como dijimos anteriormente, unos tirarán la toalla, mientras otros se crecerán y darán aún más de si por salirse con la suya.</p><p style="text-align: justify;">Si uno mira la cruda actualidad de frente, pues lo normal es que o se ponga a llorar o salga huyendo por dónde buenamente pueda. ¡Qué poco halagüeño es el momento histórico que nos ha tocado vivir! Aunque es posible que ningún otro momento haya sido un jardín de rosas desde aquella ocasión en que por mordisquear un poco una manzana, fuimos expulsados sin contemplaciones del Edén para el que estábamos originalmente hechos. Desde entonces, entre unas cosas y otras, no hemos levantado cabeza: pobrezas y miserias, robos, discordias, enfrentamientos, guerras, pandemias, injusticias, atrocidades... </p><p style="text-align: justify;">Es decir, lo de menos fue la controvertida cuestión de la manzana, lo más grave estaba por venir. Y en esas estamos todavía, pues bien mirado que aunque se nos llene fácilmente la boca de proclamas espléndidas sobre el progreso, los derechos y el bienestar, seguimos poco más o menos en lo mismo: nuevas pobrezas y miserias, nuevos robos, nuevas o antiquísimas discordias, enfrentamientos, guerras, pandemias, injusticias, atrocidades. Más de lo mismo; lo de siempre. ¿Cómo no nos van a entrar ganas de tirar la toalla definitivamente?</p><p style="text-align: justify;">Sin embargo, hoy, como siempre, más que nunca no solo no hemos de desistir, de desanimarnos y tirar la toalla; todo lo contrario, hemos de liarnos la manta a la cabeza y clamar ante lo que pasa. Esa voz que clama en el desierto, pues aunque estemos solos, aunque seamos pocos y pintemos aún menos, lo único digno que podemos hacer es rebelarnos, alzar la voz y anunciar con todas las consecuencias esa palabra profética que denuncia y anuncia.</p><p style="text-align: justify;">Pongámonos a trabajar ya en serio por ese cielo nuevo y esa tierra nueva deseada y vislumbrada ya por los profetas del Antiguo Testamento. Vistámonos con piel de camello o con cualquier otra indumentaria, pero hemos de reclamar ese mundo contrario al que nos siguen llevando los poderosos. No nos acomodémonos a este mundo materialista y superficial que está hecho contra el ser humano. Sabemos que Dios va ha realizar una intervención definitiva que permita seguir luchando esperanzados por salvar al hombre de toda opresión y pecado, ya sea externo o interno, pues hemos sido creados para el amor y por el Amor. Nada puede apagar esa inmensa luz que llevamos dentro. Esa inmensa y frágil luz que nos anima a no desistir, a no tirar la toalla, sino a esperar activamente al Salvador que viene. Preparémonos ciertamente a acoger su venida.</p><p style="text-align: justify;">Esta es la misión fundamental del Adviento: tomar aliento, hacer sitio despojando de nosotros todo lo que no sea auténtico y favorezca la venida de Jesucristo. Reilusionémonos, es posible, es verdad, va a pasar, al menos en uno mismo, pero por algo se empieza. No misnusvaloremos la fuerza, el sentido y el poder de lo pequeño, pues justamente en lo pequeño, lo sencillo, lo humilde y lo discreto es donde actúa portentosamente el Altísimo. Dejémonos hacer por Él. Esta es la tarea del Adviento, ni más ni menos, como para tirar la toalla cuando puede producirse lo mejor, lo esperado a la vez que inesperable.</p><p style="text-align: justify;">Esperemos y no desesperemos, escuchemos y escrutemos su palabra, Él llega, aunque el mundo no esté dispuesto nuevamente a recibirle, pero tú sí. Todo lo hará nuevo y podrás descubrir esa tierra nueva y ese cielo nuevo en el que tienen cabida Dios y el hombre. </p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><br /></p>SMP de las artes y las letrashttp://www.blogger.com/profile/10207606372820470134noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1365074791404420949.post-68383815719127041522023-12-02T13:36:00.000-08:002023-12-04T07:53:58.749-08:00En un cerrar y abrir de ojos<h1 style="text-align: center;"><span style="color: #134f5c;"> EN UN CERRAR Y ABRIR DE OJOS</span></h1><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEieXscVcr8LlLJ0D_ThnxpyVfTwBYIvCfe3_3nkp0Mp5ndRaSkAerrKWyqIr6BDrDNVTwe-B4cSXQT42WsTbW7ena4tBzZ2XmybP91dMiX-78NL2JJ2lMmcgHipcSKxC25BqoKb5EXeAyPVEUK2JD5h-CtL63lTJVVoVgHbOWSpdy8x9zBi7CxQkBhkFvjd/s6000/pexels-felix-mittermeier-1146134.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3375" data-original-width="6000" height="358" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEieXscVcr8LlLJ0D_ThnxpyVfTwBYIvCfe3_3nkp0Mp5ndRaSkAerrKWyqIr6BDrDNVTwe-B4cSXQT42WsTbW7ena4tBzZ2XmybP91dMiX-78NL2JJ2lMmcgHipcSKxC25BqoKb5EXeAyPVEUK2JD5h-CtL63lTJVVoVgHbOWSpdy8x9zBi7CxQkBhkFvjd/w636-h358/pexels-felix-mittermeier-1146134.jpg" width="636" /></a></div><br /><p style="text-align: justify;">En un solo instante y sucede, apenas dura un cerrar y abrir de nuevo los ojos y ya está, todo ha cambiado, ha ocurrido algo que todo lo ha vuelto diferente. Puedes estar mirando al cielo embobado esperando que surja esa estrella fugaz, te permites un parpadeo, y ya te lo has perdido, porque la estrella fugaz es eminentemente rauda y veloz en su ígnea caída precipitada. Todo el tiempo infinito del universo, enormes distancias siderales, y sin embargo, todo sucede súbitamente, en un ya que se pierde de nuevo en la inmensa vastedad del universo. O lo ves o te lo pierdes. O estás ahí ,y lo vives en vivo y en directo, o ya llegaste tarde, aunque solo sea por el desliz de un brevísimo parpadeo.</p><p style="text-align: justify;">Uno de los mejores novelistas de la primera mitad del siglo pasado, Stefan Zweig, examinando la gran maestra que es la historia, supo reconocer que todo puede cambiar de una manera imprevista en un solo momento, en una simple decisión, y así lo cuenta en su famoso libro Momentos estelares de la humanidad. Y si es esto así ¿Quién puede estar suficientemente atento para percibirlo? ¿No nos hará falta un sexto sentido para estar en el momento y lugar indicado para no perdernos el comienzo de esa transformación?</p><p style="text-align: justify;">Otro grande de la escritura, Umberto Eco, del que acaso hayamos ya hablado, en La isla del día antes, plantea como el protagonista se encuentra geográficamente justo en la zona que cambia la franja horaria; si permanece en el barco es ya el día siguiente, mientras a pocos metros, ya en la isla es todavía el día anterior. Efectivamente, hay un cambio importante, pero también solo pequeños presentes de un proceso.</p><p style="text-align: justify;">De igual manera la semana que dejamos es ciclo litúrgico A, pero de la noche al día se ha producido una alteración oficial que apenas hemos notado, a partir de ahora, y en todo lo que queda de año, ya estamos en otras coordenadas, nos encontramos ya en el ciclo B. No solo hemos cambiado de evangelio, pues seguíamos a San Mateo, y ahora por contra a Marcos, sino que hemos reiniciado nuestro itinerario espiritual. Como cada uno de nosotros al cumplir un año más, ya se nos va notando el peso de la experiencia, y por tanto, se supone, que también hemos ido madurando. ¿Habremos de verdad logrado avanzar aunque solo sea un pequeño tramo en nuestro camino de madurez cristiana? ¿Se nos nota?</p><p style="text-align: justify;">Pero si terminamos cayendo en la cuenta de mantener viva la espera del tiempo final, del final de los tiempos, justamente empezamos aludiendo a la espera como actitud fundamental del discípulo. ¿Qué hemos de esperar? ¿No hemos empezando diciendo que si esperas con el corazón anhelante de dejas de escudriñar el firmamento?</p><p style="text-align: justify;">Pues sí, empezamos el tiempo de Adviento. Hemos de despertar de la modorra infinita en que nos vamos poco a poco sumiendo. Como un niño recién nacido que está ávido de aprendizajes, así hemos de recomenzar de nuevo nosotros. Atizar las brasas de la fe, la esperanza y la caridad (si es que no se nos apagaron ya definitivamente) para vivir en llamas de amor vivas. Vivamos atentos y expectantes del cielo y de todo cuanto pase bajo el cielo. Cada momento es digno de ser vivido con suma atención, pues ese cambio drástico e imperceptible en nuestra historia puede acontecer y que nos pille con el telón de los párpados echados.</p><p style="text-align: justify;">Sí, algo enorme e insólito -y a la vez tremendamente discreto- va a ocurrir, y ya pronto. Que no te encuentre ni en la isla del día de antes ni en la del día de después. Sincroniza tu corazón con ese anuncio que ya viene por el cielo y que tan solo pudieron reconocer y seguir tres magos astrólogos. Mira las estrellas, mira lo que brilla o ha de brillar (que no son precisamente las luces de neón led de las plazas, calles y escaparates de tantas poblaciones). Eres capaz de intuir y aventurar lo que ya esperamos que pase. Lo singular, lo extraordinario está bien próximo, y como no hagas el camino del Adviento, te lo perderás.</p><p style="text-align: justify;">Por ello, Jesucristo nos despierta hoy con una exclamación rotunda: ¡Velad! Aguardad, va a ocurrir una intervención definitiva en la vida de la humanidad: el Dios omnipotente, omnipresente y omniabarcante, se encarna y hace hombre. ¿Que se sale de toda lógica humana? Por supuesto, aún mucho más que esa estrella fugaz, pero solo si sabes mirar descubriendo la verdad y la belleza cautivadora del misterio, por encima de una racionalidad a veces demasiado reductora. </p><p style="text-align: justify;">Ni parpadees, escruta el cielo estrellado, pon toda la ilusión de que eres capaz, y toda la confianza que puedas. No te adormezcas, vela, espera con corazón alegre. No hace falta que pienses tu pequeño deseo, porque uno mucho más grande, en verdad inmenso e impensable, se nos va a cumplir.</p><h3 style="text-align: center;"><b><span style="color: #073763;">¡Ponte ya en modo Adviento! ¿A qué esperas?</span></b></h3><p style="text-align: center;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><br /></p>SMP de las artes y las letrashttp://www.blogger.com/profile/10207606372820470134noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1365074791404420949.post-28901757229444189252023-11-25T03:20:00.000-08:002023-11-25T03:20:28.459-08:00Las cuentas claras<h1 style="text-align: center;"><span style="color: #bf9000;"> LAS CUENTAS CLARAS</span></h1><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiLeYwGWgQK7UFD2YA9XCvC9uA84r-W_hc0Dzv93HpZD3F6b1Ui6FOI-5ei6vgS_NOhIrq5tIri4_hCiTvbZK3DNa4URaUD4noh8NXynjWdcIAqiIz4c7WvCOW4tKOXe4syuybO38BYhCG0OUyBwQOPjnR0uJxwKGQ4OpqdDoA8c7LjcclmWhSFA-Hs_MQW/s4508/pexels-carlos-caamal-can-910458.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3005" data-original-width="4508" height="379" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiLeYwGWgQK7UFD2YA9XCvC9uA84r-W_hc0Dzv93HpZD3F6b1Ui6FOI-5ei6vgS_NOhIrq5tIri4_hCiTvbZK3DNa4URaUD4noh8NXynjWdcIAqiIz4c7WvCOW4tKOXe4syuybO38BYhCG0OUyBwQOPjnR0uJxwKGQ4OpqdDoA8c7LjcclmWhSFA-Hs_MQW/w570-h379/pexels-carlos-caamal-can-910458.jpg" width="570" /></a></div><br /><p style="text-align: justify;">De antemano sabemos que tarde o temprano todos hemos de rendir cuentas. Nos guste más o menos. uno termina siendo el resultado del proceso de aquello que ha ido haciendo con mayor o menor acierto en el tiempo del que se ha dispuesto para ello. Y sí, el Dios cristiano, que nos concede toda la libertad del universo para que logremos ser la persona que determinemos, al final también nos pedirá que le rindamos cuentas. Es inevitable, pero al mismo tiempo es muy razonable.</p><p style="text-align: justify;">No nos debe extrañar, pues en las costumbres asumidas funcionamos de modo semejante. Uno entra en el supermercado y va echando a la cesta de la compra una serie de productos según su antojo, pero antes de abandonar el establecimiento ha de abonar el precio de lo adquirido. Así también uno elige un restaurante, luego pide a la carta y, según lo que haya solicitado, así le llegará la cuenta con el montante de lo consumido y su respectivo IVA, porque, además, hay que tributar a las primeras de cambio.</p><p style="text-align: justify;">Pues de igual modo que los griegos hacían una libación a los dioses, cediéndoles una parte del contenido de su copa, a nosotros, cada vez que consumimos, se nos requiere también una parte sustancial del importe pagado para que nos la administren los políticos, que son los que se ocupan del bien común y del reparto equitativo, a pesar de que siga habiendo una desigualdad apabullante y preocupante en la sociedad. En ese sentido, poco o casi nada ha cambiado el mundo y su equidad desde la época de Jesús hasta la nuestra: muchos contribuyen para que unos pocos decidan el reparto que más les conviene.</p><p style="text-align: justify;">Y tras esta inoportuna digresión, y retomando el asunto de tener que rendir cuentas y no de tributos, los estudiantes se lo saben muy bien: primero vienen las clases con sus explicaciones, después los ejercicios y los trabajos, y, finalmente, hay que terminar rindiendo cuentas en los exámenes. No hay escapatoria. Con lo cual uno puede demostrar si verdaderamente ha aprendido algo, y, por tanto, sabe dar cuenta de lo que se le pregunta, hacer el ejercicio, la traducción o resolver el problema.</p><p style="text-align: justify;">Y es que importa mucho poder contar con esa libertad esencial para decidir lo que hago con mi vida en el día a día, pero de igual modo, es fundamental contar también con la fortuna de poder rendir cuentas de lo hecho, explicar lo que uno sabe, lo que uno es, porque lo ha ido realizando tramo a tramo. Por contra, nunca asumiríamos lo que hacemos, y educar pasa por ayudar a asumir que somos responsables de aquello que hacemos y, además, también, de aquello que ni hemos intentado hacer porque ni nos preocupamos en ello o directamente nos desentendimos.</p><p style="text-align: justify;">Si hace unas semanas Jesucristo nos presentaba el sorprendente programa para ser discípulos suyos y tratar de impulsar aquí en la tierra el Reino de los Cielos, es decir, la propuesta de las <b>bienaventuranzas</b>, hoy en el conocido pasaje de Mateo 25, se nos anuncia que al final de los tiempos vendrá la ocasión de rendir cuentas ante Él de todo lo que hicimos o dejamos de hacer con nuestras vidas, mientras nos ejercitábamos en esto tan crucial de vivir la vida. Entonces, ante <b>Cristo, Rey del Universo</b>, le preguntaremos: Señor, cuándo te vimos con hambre o con sed, o enfermo, o forastero, o desnudo o preso? Porque todo cuenta, y resulta que lo que hacemos al hermano se lo hacemos al mismo Cristo. ¿Cómo puede ser esto? ¿Cómo es posible que hasta los pequeños gestos de amor cuenten? Pues sí, afortunadamente, lo que hagamos por cualquiera de estos pequeños, se nos tiene en cuenta.</p><p style="text-align: justify;">Así que avisados estamos, tarde o temprano, cuando llegue el tiempo de la vendimia, nos examinarán del amor, como decía el poeta. Entonces habrá que aclarar las cuentas, presentar el balance final, y reconocer cuánto amor recibimos y cuánto amor produjimos; porque de eso, sobre todo, es de lo que va la trayectoria existencial y la verdad hecha vida. Todo lo demás, por muy importante que ahora pueda parecernos, en bien poco queda.</p><p style="text-align: justify;">Resulta pues curioso, y hasta justo, que los que vivieron uniendo, estrechando relaciones y amando, cuando pase este tiempo y llegue el definitivo, seguirán en el amor y la comunión recíproca con Dios y con todos, frente a aquellos que hicieron división de sus vidas, conflictos, separaciones, desunión y falta de entendimiento, quedarán desligados del plan eterno al que estamos llamados.</p><p style="text-align: justify;">Por tanto, mientras tengamos tiempo, no lo malgastemos en discusiones, sino en pequeños gestos de amor y caridad, de encuentro, fraternidad y misericordia, porque eso es lo que cuenta cuando tengamos que rendir cuentas al Señor. Vive, pues, más sensatamente encontrándote con todos y sirviendo a cada uno, porque en esto encontrarás la plenitud aquí en la tierra y muy posiblemente también en el cielo. No te quedes al margen del bien y del amor, pues de seguro que tu vida, por no haber aprendido a amar llana y sencillamente, se habrá malogrado. </p><p style="text-align: justify;"> </p><p><br /></p><p><br /></p>SMP de las artes y las letrashttp://www.blogger.com/profile/10207606372820470134noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1365074791404420949.post-42234138195861765422023-11-18T01:08:00.000-08:002023-11-18T01:08:32.950-08:00AFANES<h1 style="text-align: center;"><span style="color: #38761d;">AFANES</span></h1><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgw68eYpJ1Ln6UnA984ERAc7QHzsGBM9ighCaIdPoMIJu3fu61GW5V7vNdyY3G59uI-vds-pPkalrS6H1okBxWFt7d2Cj2C4NokKF0Nv9TeCE2UmbjYINriLi-ZeP_REk0RCU5UV3sfYLmlcWQg7BlXTH2l_bzj-ZunvuXuSWzk833az3Rk20tNWHBwpRyw/s269/Hormiga.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="180" data-original-width="269" height="388" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgw68eYpJ1Ln6UnA984ERAc7QHzsGBM9ighCaIdPoMIJu3fu61GW5V7vNdyY3G59uI-vds-pPkalrS6H1okBxWFt7d2Cj2C4NokKF0Nv9TeCE2UmbjYINriLi-ZeP_REk0RCU5UV3sfYLmlcWQg7BlXTH2l_bzj-ZunvuXuSWzk833az3Rk20tNWHBwpRyw/w579-h388/Hormiga.jpg" width="579" /></a></div><br /><div><br /></div><div style="text-align: justify;">Tan solo una pequeña hormiguita puede servirnos de gran ejemplo. Salvo los niños chiquititos, prácticamente nadie les presta ni la más mínima atención a estos minúsculos animalillos que recorren afanosos el suelo. Son tan insignificantes en su tamaño y peso que, salvo que estén intentando hacerse con una miga de nuestro alimento, ni percibimos siquiera su presencia. Prestamos mucha más atención a lo que es obvio y grande que a lo menudo y discreto. Y es que somos así, ¡cómo para detenernos entonces en aquello que escapa a nuestros burdos sentidos! Solemos hacer la vista gorda, porque nos trae más cuenta y no deparamos en sutilezas. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Sin embargo, bien mirado, las hormiguitas han sido alguna que otra vez puestas como ejemplo de laboriosidad y empeño. Eran aquellos otros tiempos, donde se consideraba un gran valor el esfuerzo. Hoy en día nos va más eso de ser cigarra que de ser hormiga. El que va de listo es el mejor considerado: aquel que dice pasárselo muy bien y es experto en no hacer nada de provecho, aquel que se dedica a perder el tiempo a todas horas, o aquel que vive del cuento o al menos del trabajo de los otros. Y eso incluso sabiendo de antemano que a la larga al vago redomado no le suele ir demasiado bien. Da igual, porque lo que importa ahora es tan solo lo inmediato y concreto, ya que plantearse más allá acaso es insensatez y locura. Además, las teorías están muy bien, pero la práctica nos aconseja inclinarnos una y otra vez por lo más fácil, por el camino más corto para conseguir lo que queramos, y hasta si hace falta hacer (y hacernos a nosotros mismos) todo tipo de trampas.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Y es que, aunque a la hormiga le resulta de lo más normal comportarse movida por su continuo afán, a nosotros los humanos personas del siglo XXI, cada vez se nos está olvidando más conducirnos por grandes afanes, personales y colectivos -a los que llegamos a llamar utopías-, y nos apresuramos a recoger y disfrutar los frutos de aquello que no nos hemos trabajado. Exigimos, pero no damos. Nos frustramos, pero apenas hemos sudado la camiseta. Ay, si al menos fuésemos un poquito hormiguitas constantes y laboriosas, que prosiguen infatigablemente en la tarea y la persecución de los afanes.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Poniendo otro ejemplo, entre los muchos que podríamos plantearnos, al peregrino le mueve un afán, que es llegar a un lugar para él especial y sagrado. Para lograrlo ha de avanzar sin desfallecer una jornada y otra también, superando todo tipo de obstáculos y dificultades, porque persigue su afán, y ello da sentido a todo lo que hace y vive, y a todo el empeño y el esfuerzo que pone en ello. Al final, poco a poco, lo va logrando y se siente inmensamente feliz por haberlo conseguido.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Justamente de eso deberíamos hablar hoy. El tiempo litúrgico llega ya a su fin, a su ocaso, y las lecturas de este domingo nos hacen caer en la cuenta de lo que hemos hecho hasta ahora, del afán que nos ha movido y del empeño que hemos de poner día a día, momento a momento, para lograr llegar a la meta. Porque lo que es muy seguro es que, si no tenemos ni siquiera meta ni afán que alcanzar en nuestra vida, tendremos la actitud de la cigarra, y viviremos en la inconsciencia y la inconstancia, verdaderamente lejos de la actitud mucho más acertada de la hormiga o del peregrino.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Sí, conviene recordar que siempre termina por llegar el fin, que en la famosa fábula era el invierno; y que allí ya no sirven engaños, escusas o componendas, ahí se nos impone la verdad desnuda y solo cuenta ya lo que hemos ido haciendo hasta entonces. El peregrino al acabar descubre que lo verdaderamente importante no fue llegar al lugar sagrado que se fijó al comienzo, sino todos y cada uno de los momentos que vivió con afán mientras llegaba, es decir, la perseverancia en el esfuerzo y el cambio producido en él mismo al proseguir en su empeño.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Así a nosotros, como se nos recuerda en el evangelio, se nos confían unos talentos y un tiempo de entera libertad para sacarles todo el partido que podamos en bien de todos. Podemos, día a día, ir incrementando el valor de lo que somos mediante todo aquello bueno que vayamos haciendo, pero para ello, hemos de tener y mantener ese bendito afán, constancia y fuerza de voluntad, porque de lo contrario, llegará el tan temido invierno, y habremos de dar cuenta de lo que hemos hecho con nuestros días, y no sabremos ni dónde meternos, pues nada de nada hemos hecho, salvo descansar de estar cansados.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Pídele a María, a <b>Santa María de la Providencia</b>, cuya festividad vamos a celebrar juntos toda esta semana, que te ayude a vivir tu vida con verdadero afán, con ilusión, y a ser provi con todos y para todos; que no te falten nunca las fuerzas para seguir afanado en tus más nobles afanes, pues, al final, esa será la mejor manera de poner en práctica todos esos talentos admirables que posees, dándote a los demás. ¿Te atreves? ¿Te animas? Recuerda que te juegas mucho en ello. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><h2 style="text-align: center;"><span style="color: #6aa84f;">¡VIVA LA PROVI! ¡SÉ TÚ TAMBIÉN PROVI!</span></h2><div style="text-align: justify;"><br /></div><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><br /></p>SMP de las artes y las letrashttp://www.blogger.com/profile/10207606372820470134noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1365074791404420949.post-61397063127628714582023-11-11T09:37:00.000-08:002023-11-11T09:37:04.473-08:00Preparados, listos, ¡YA!<h1 style="text-align: center;"><span style="color: #660000;"> PREPARADOS, LISTOS, ¡YA!</span></h1><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhdE89O4fbn2P2zftYfgXlA7NcP77AOX-3hP6hYEiVbhdso_O_4t7LdthFgaRjVA0HeGu2abYPTphahuyL_sNUPxp3w-7QJG4y_8fKVQNZn8uNZNb_oe1dum-Z-XL14QN4Yrn38SgW73n0CIJ2bl1IbnDsoOTOVpbNsfa7YCzRPgihKGY1QIOLmYZFTGFRI/s5301/pexels-andrea-piacquadio-3764011.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3634" data-original-width="5301" height="411" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhdE89O4fbn2P2zftYfgXlA7NcP77AOX-3hP6hYEiVbhdso_O_4t7LdthFgaRjVA0HeGu2abYPTphahuyL_sNUPxp3w-7QJG4y_8fKVQNZn8uNZNb_oe1dum-Z-XL14QN4Yrn38SgW73n0CIJ2bl1IbnDsoOTOVpbNsfa7YCzRPgihKGY1QIOLmYZFTGFRI/w599-h411/pexels-andrea-piacquadio-3764011.jpg" width="599" /></a></div><br /><p style="text-align: justify;">Como es normal, la vida sucede según lo esperado, y, por tanto, sabemos bastante bien lo que cabe esperar que siga sucediendo. En principio está muy bien que suceda así, porque nos permite andar tranquilos y confiados, pues sabemos bien a qué atenernos y cómo resolver cuanto vaya produciéndose en nuestros días venideros. De lo contrario, cuando uno no tiene cierto control sobre lo que nos sucede y vivimos sujetos a un margen de incertidumbre muy grande, se nos dispara la ansiedad, porque nos encontramos totalmente indefensos. No hace tanto que hemos pasado por una lamentable situación totalmente desconocida en que prácticamente nadie sabía cómo había que actuar con acierto. Me estoy refiriendo a la pandemia que nos pilló desprevenidos y nos ha dejado todavía bastante maltrechos.</p><p style="text-align: justify;">Por contra, ocurre también que cuando todo es previsible, nos va poco a poco invadiendo una modorra que produce vivir sumidos en una aparente y constante rutina. En esta sentido se puede incluso llegar a escuchar a alguien que se queje de que su vida es gris, monótona, anodina, porque no le ocurre nada especial. Esas personas tratan de compensar esa falta de expectativas vitales tratando de consumir emociones fuertes, y para consumir su dosis de adrenalina y soltarse del todo la melena, practican deportes de riesgos o se toman una bebida muy energética, porque es que si no el día a día se les vuelve cuesta arriba, insoportable y, sin comerlo ni beberlo, la ilusión y el ánimo se les termina cayendo por los suelos. Andemos, pues, con ojo para no pisar o tropezar nosotros con esos ánimos que ciertos sujetos arrastran por las calles como si fuesen sus propias sombras.</p><p style="text-align: justify;">No sé, pero tal vez la solución esté, como tantas otras veces, lejos de ambos extremos: ni depender absolutamente de que ocurran en nuestras vidas sucesos fuera de lo común, ni tampoco en buscar algo forzado y artificial que nos ponga a mil revoluciones. Más bien, la sensatez aconsejaría aprender a vivir cada momento de manera que en sí mismo sea ya insólito, irrepetible, único y cautivador. ¿Es esto posible? ¿Es posible mantener una disposición atenta y abierta ante lo que nos sucede sin que nos adormezca y hastíe? ¿No es acaso la vida suficientemente estimulante de por sí?</p><p style="text-align: justify;">En la primera lectura de este domingo XXII de tiempo ordinario se nos propone que vivamos buscando ante todo la sabiduría, que eso ya da pleno sentido al vivir; que perseguir la sabiduría realmente supone la prudencia consumada. Que andar percibiendo la sabiduría que permanece velada en lo cotidiano nos librará de otros afanes menos meritorios. ¿Y entonces como es que no tratamos de vivir más sabiamente? Si el precioso salmo 62 exclama desde lo más profundo del corazón del salmista que "mi alma está sedienta de ti, que mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agotada, sin agua" ¿cómo es posible entonces que nosotros no reconozcamos también en el fondo de nuestro ser ese anhelo de sabiduría y de Dios. ¿Cómo vamos a vivir sin buscarle a Él, que es la Sabiduría?</p><p style="text-align: justify;">Sí, nuestras vidas han de estar en continua búsqueda de lo que nos da el sentido y la verdadera felicidad. Cuando la existencia es vuelve espera que no desespera ni desiste, cuando uno se mantiene activo propiciando ese encuentro secreto e inmensamente feliz con el Dios que en todo y en todos habita, el Dios entrañable y apasionado por los hombres, ya nada puede resultar anodino o sin sentido, sino vibrante, sorprendente y fascinante.</p><p style="text-align: justify;">El propio Jesús nos habla de eso mismo a través de la parábola de las diez doncellas, que de noche aguardaban la llegada del novio con el que van a casarse. La mitad de ellas fueron prudentes y se prepararon, mientras que la otra mitad no aprovechó ni se dispuso adecuadamente para poder recibirle. Cuando finalmente llegó el esperado esposo no fueron precavidas, pues no habían llevado el aceite de la ilusión y el entusiasmo pasa saber iluminar en la noche y poder advertir que ya llegaba.</p><p style="text-align: justify;">No sé si nos deberíamos más identificar con las vírgenes prudentes o con las insensatas. Lo fácil, bien es verdad, es despistarse, desilusionarse, desmotivarse, terminar por bajar la guardia y dejar de atender a lo fundamental, es decir, a esa sabiduría de vivir amando la vida y todo lo que nos depara. Lo fácil es no acertar a vivir, desentendiéndose de la pasión que nos habita. Lo normal es no ser tampoco precavidos y no saber hacer acopio del aceite del amor habitual y cotidiano. Mucho me temo que más que aburrirnos la vida, nos vamos poco a poco hastiando de nosotros mismos, pues va a ser que en gran medida todo depende de la actitud que en ella mantenemos.</p><p style="text-align: justify;">Sin embargo, para el enamorado, para el que ama a otro ser con todo su ser, todo le recuerda de continuo al amado: las estrellas, la brisa, el rumor del arroyo, una canción, cierto lugar... ¿Cómo va a adormecerse o amodorrarse el enamorado? ¿Qué amor ardiente sería ese que a la mínima se apaga? Tan solo el ejercicio del amor nos va a mantener despiertos y expectantes, el Amado, la Sabiduría, viene por todos los caminos, está ya tan próximo. ¿No lo notas? ¿No se te inflama el corazón con su cercana presencia? ¡Ay si acertáramos a vivir como verdaderos amantes! ¡Ay si estuviésemos constantemente preparándonos para ese Dios, misterio de cercanía, que viene a hacerse uno con nosotros. ¡Qué preciosa la vida es cuando se vive así, al filo del continuo encuentro!</p><p style="text-align: justify;">Recuperemos la pasión por la vida, la gratuidad y el don de cada día. Recuperemos la ilusión por compartir momentos preciosos con todos los que nos salen al encuentro. Que vivir amándonos sea nuestro irrenunciable empeño. Sí, es posible mantener despierta la pasión por el Reino y la fraternidad. Para eso, y no para cualquier otra cosa, estamos vivos.</p><p style="text-align: justify;">Preparémonos, estemos listos, porque el ya, no del pistoletazo de salida, sino el de la llegada, es cada ahora. Preparados, listos, ¡YA!</p>SMP de las artes y las letrashttp://www.blogger.com/profile/10207606372820470134noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1365074791404420949.post-7016785068799224052023-11-04T01:37:00.000-07:002023-11-04T01:37:01.946-07:00Dar ejemplo<h1 style="text-align: center;"><span style="color: #2b00fe;"> DAR EJEMPLO</span></h1><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjcSiGraeYyIwcibIC_Jb05DRmigrwaItsv1kIQuoaW8RR8FyfcuL6ul7u_z56FbwSCUEoLV3l7-vzUhcvxt9GV-XqNvkSsKH37YJz2U230XvQRZ4jEXBSS2YUo3pqgjKnvu6ntDuboozdqeD_xVFTsdzt5E0wvsRFb8OYI8IUu_GGK3ADsrg_CQgtt9an3/s1600/teresade%20calcuta.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1067" data-original-width="1600" height="337" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjcSiGraeYyIwcibIC_Jb05DRmigrwaItsv1kIQuoaW8RR8FyfcuL6ul7u_z56FbwSCUEoLV3l7-vzUhcvxt9GV-XqNvkSsKH37YJz2U230XvQRZ4jEXBSS2YUo3pqgjKnvu6ntDuboozdqeD_xVFTsdzt5E0wvsRFb8OYI8IUu_GGK3ADsrg_CQgtt9an3/w507-h337/teresade%20calcuta.jpg" width="507" /></a></div><br /><p style="text-align: justify;">Un filósofo español actual, Javier Gomá Lazón, insiste con acierto, una y otra vez, en la necesidad imperiosa no solo de llevar una buena conducta en tanto que ciudadanos civilizados y educados, sino, sobre todo, en mantener una conducta ejemplar. Por tanto, aunque esté muy de moda lo soez y lo chabacano, y lo horrible circule rápidamente por las redes como la pólvora, hemos al menos de intentar cierta elegancia en los modales, en los gustos y en los intereses personales, en el buen decir, en el trato amable y cortés, huyendo de lo vulgar e infame, por mucho éxito que esto tenga, pues antes de tratar cosechar famas perecederas, deberíamos más bien esforzarnos en el cultivo de uno mismo (cultura) y tratar de sacar el mejor yo posible, en todo lugar y momento, para estar al menos estar satisfecho quien uno llega ser. Al menos como antaño se decía: tratar de causar buena impresión por la cultura, la prudencia y el respeto.</p><p style="text-align: justify;">Nos consta que siempre se educó para ello, para que cada persona, en lugar de ser zafio y vulgar, fuese alguien prudente y respetuoso; que se le notase la buena educación recibida en la manera de hablar y en los buenos modales. Porque los valores que uno lleva dentro afloran en cualquier situación en que se mueve, y por ello se vuelve manifiesto. Asimismo, si uno carece de la más mínima educación, en todo lo que realice irá quedando en evidencia sus carencias. Por ello, a los educandos se les proponía el ejemplo de personas admirables que sirviesen como modelos de esfuerzo, de pasión y búsqueda del conocimiento, caritativos, honrados, que se sacrificaban por los demás, grandes pensadores, por su nobleza, santos piadosos, etc.</p><p style="text-align: justify;">Es cierto que la sociedad ha cambiado mucho y lo que antes se consideraba modélico, hoy ya no suele serlo tanto, y acceden a la pódium de la fama y popularidad justamente los que tienen un comportamiento nada ejemplar en los negocios, en los deportes, en la política o en la convivencia con sus semejantes. Parece que todo vale mientras a uno mismo le beneficie, porque para el individualista, el egocéntrico y narcisista, los demás solo cuentan si le sirven a su interesado fin (culto a uno mismo). ¿Realmente una sociedad puede admirar a los que no propician ese debido bien común que revierte en toda la sociedad? Pues si esto fuese así, entonces no vamos precisamente bien como comunidad humana, puesto que la transmisión de los grandes valores está fallando tanto en casa y como en la escuela. Otros, menos apropiados, menos bienintencionados, pero más avispados se habrán ocupado entonces de asumir la tarea de transmitir la mala educación y las peores costumbres.</p><p style="text-align: justify;">Sin embargo, el evangelio de hoy no deja lugar a dudas nos pide integridad "no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen". Ellos fingen, se desdicen, aparentan y engañan, es decir, distan mucho de ser ejemplares y modélicos. Nada, pues, de pretender destacar o pasar por encima de los demás. El evangelio, que es un modelo de conducta con plena vigencia, nos propone con absoluta radicalidad la ejemplaridad: "El primero entre vosotros será vuestro servidor", esto es, el que realmente se distingue por su grandeza es el que se hace pequeño y sencillo para engrandecer al otro. El que encuentra su felicidad en hacer felices a los demás y hacerles el bien.</p><p style="text-align: justify;">Yo sé, pero es que este modelo de conducta me recuerda tanto a aquello de lo que hablábamos el miércoles pasado en este blog: la santidad. ¿No son ellos los más ejemplares? Sin duda. Pero lo mejor es que cada uno, si quiere puede ser santo, llegar a ser santo o al menos esforzarse en serlo, ir configurándose con Cristo en los sentimientos, pensamientos y acciones. ¿Acaso hay alguna manera mejor de realizar todo el bien y bondad que llevamos dentro?</p><p style="text-align: justify;">Podríamos empezar justo por la sentencia con la que Jesús termina hoy su evangelio: "Todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido". El camino de la ejemplaridad no pasa por el autoengreimiento, la soberbia y el orgullo, sino por la aceptación de lo que uno es y el cariño para desde ir estableciendo en la cordialidad. En verdad somos tan poca cosa, pero estamos llamados a lo más grande: el servicio desinteresado, a la ayuda mutua, a la ejemplaridad y ¿por qué no? también a la santidad. Y eso lo ha de decidir y llevar a cabo uno mismo y nadie más.</p>SMP de las artes y las letrashttp://www.blogger.com/profile/10207606372820470134noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1365074791404420949.post-81659201154947399212023-10-31T04:30:00.002-07:002023-10-31T04:30:59.525-07:00Y tú, ¿a qué aspiras?<h1 style="text-align: center;"><span style="color: #2b00fe;"> Y TÚ, ¿A QUÉ ASPIRAS?</span></h1><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjb0zyTHA9xJ4kROM3HBdF5Z98Ppozjmlg-iSv7DVZ0hC8cNVyLBNp4fMKuezcxWtQaTL3frf9J-dGx46GSI5pO25TwDFZNg1awQZq4BDDmr2BwBuI7WHyjSiqfoClbLsex1zURbt5JtapFn5YyREkSU48hFMdqm_FDM5HrBGg8sZiTlrO1OWrGR_2Rnk6q/s1271/Screenshot_20230923-141336.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1271" data-original-width="698" height="684" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjb0zyTHA9xJ4kROM3HBdF5Z98Ppozjmlg-iSv7DVZ0hC8cNVyLBNp4fMKuezcxWtQaTL3frf9J-dGx46GSI5pO25TwDFZNg1awQZq4BDDmr2BwBuI7WHyjSiqfoClbLsex1zURbt5JtapFn5YyREkSU48hFMdqm_FDM5HrBGg8sZiTlrO1OWrGR_2Rnk6q/w376-h684/Screenshot_20230923-141336.png" width="376" /></a></div><br /><p style="text-align: justify;">Hace años se solía escuchar bastante esta expresión que hoy ya ni se oye: "Y tú, ¿a qué aspiras?" No siempre se formulaba por verdadero interés en los planes futuros de la persona a la que se preguntaba, sino más bien como sinónimo de esta otra expresión: "Pero ¿de qué vas?" o "Pero a ti qué te pasa". Es decir, se trataba de hacer caer en la cuenta al interlocutor que su actitud no parecía muy coherente. Tal vez ya no cabe pedir a nadie demasiada coherencia en el comportamiento, y quizás sea por eso que la expresión "¿A qué aspiras?" ha entrado definitivamente en desuso.</p><p style="text-align: justify;">Y es que bien pudiera habernos pasado que de tanto mirar y mirar las pantallas, pues nuestro mundo ya es enteramente digital y hasta virtual, hayamos ido desarrollando una aguda miopía que nos impide mirar más allá. ¿Cómo vas a preguntar a nadie por sus aspiraciones, es decir, por sus proyectos a largo plazo, cuando solo nos ocupamos de lo más inmediato? Sin embargo, como decía Julián Marías padre, el ser humano es el animal que proyecta a futuro, que hace planes y tiene aspiraciones. Entonces, si renunciamos a nuestras proyecciones tal vez estemos también cediendo parte de lo que esencialmente somos. ¿Empezamos a preocuparnos ya por la deriva de lo humano, y tratamos de enmendarla en lo posible, o mejor la dejamos estar así a la deriva?</p><p style="text-align: justify;">Cuando uno pierde esa visión de largo alcance, tanto sobre uno mismo como sobre la sociedad, aparte de hacer dejación de la propia capacidad de orientar nuestra vida de manera responsable, va a desencadenar otra serie de preocupantes consecuencias, ya que si no me interesa el porvenir tampoco tiene demasiado interés ni el pasado ni la historia. Con que el que ostenta el poder nos presente y repita machaconamente un relato verosímil, nos basta y nos sobra. Y qué contentos con seguir confirmando nuestras ideas, una y otra vez, en nuestras pantallas, en lugar de activar de manera libre nuestra capacidad de búsqueda y proyección. ¡Qué comodidad vivir sin plantearse demasiados asuntos complejos!</p><p style="text-align: justify;">Pues, sintiéndolo mucho, vuelvo a tirar del pasado para comprenderme a mí mismo, a los otros y a nuestro presente, y poder así orientar las posibilidades que se abren en el futuro. Y recurro al gran tesoro del evangelio, a ver qué nos dice hoy, día de Todos los Santos. Una vez más el evangelio no nos defrauda, sino todo lo contrario, resulta verdaderamente actual y esclarecedor, puesto que nos hace caer en la cuenta de esa incipiente miopía que impide que despleguemos un tiempo que desborda los estrechos márgenes de la mera sucesión de momentos presentes. Este aquí y ahora no lo es todo; hay un más allá de plenitud y sentido en este aquí y ahora de nuestra existencia. Y es que Jesús capta y expresa lo que vivimos también con la mirada ilimitada de Dios a la par que de hombre.</p><p style="text-align: justify;">¡Qué sumamente hermoso que el día de Todos los Santos se nos hable de bienaventuranzas y de hombre y mujeres bienaventurados! Todos nosotros estamos llamados a aspirar a lo máximo, no a quedarnos ni en la superficie ni en lo mediocre. Con eso no basta para realizarnos como persona. Estamos llamados a la comunión con Dios. Que nada ni nadie impida que seamos según el amor de Dios y para el amor de Dios. Vivamos esa apertura al amor ya con nuestros semejantes. Vivamos la santidad ya en la bienaventuranza presente, y a la vez futura, en la fraternidad del Reino de los Cielos aquí ya en la tierra. ¿Hay mayor belleza? ¿Se puede aspirar a más?</p><p style="text-align: justify;">Si, hoy recordamos que debemos y podemos ser santos, igual que todos los santos y santos que ya nos han precedido. ¿Cómo se nos puede llegar a olvidar esa vocación fundamental a la santidad de todo cristiano? Trata de ser santo día a día y en medio de todas las circunstancias y vicisitudes que nos acontezcan. Trata de convertir en bienaventurada tu vida y la de los demás, y en esa forma de vivir y ser para los demás: hallaras la dicha completa.</p><p style="text-align: justify;">Como nos dijo el Papa Francisco: no nos dejemos arrebatar ni la fe, ni la esperanza, ni la caridad, sino, por contra, que sean las que las ejerzamos cotidianamente en nuestro caminar. Resulta que hay santos en la puerta de al lado.</p>SMP de las artes y las letrashttp://www.blogger.com/profile/10207606372820470134noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1365074791404420949.post-23255209512422569242023-10-28T11:49:00.000-07:002023-10-28T11:49:12.000-07:00Ponte tres en uno<h1 style="text-align: center;"><span style="color: #660000;"> PONTE TRES EN UNO</span></h1><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjNA3UniW-L5nCwhQ7DktF39vJxsurfy5o80gbBWzOTFVTuhUciXfpDEHp0d2bTXO-6eHsG1kNgqjxiBYAjkcjkcKtdCd2YTtYo3oxWVOlpaqQN0zFSmHUytesxfY9qgA8mTOf7d0fbAUD9d7iTrm8o3y0hlo2JOiF405bKrau5xlvbaisMMuUXzPZV-yTl/s3668/parsoa-khorsand-Dd6n63H9szw-unsplash.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2633" data-original-width="3668" height="433" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjNA3UniW-L5nCwhQ7DktF39vJxsurfy5o80gbBWzOTFVTuhUciXfpDEHp0d2bTXO-6eHsG1kNgqjxiBYAjkcjkcKtdCd2YTtYo3oxWVOlpaqQN0zFSmHUytesxfY9qgA8mTOf7d0fbAUD9d7iTrm8o3y0hlo2JOiF405bKrau5xlvbaisMMuUXzPZV-yTl/w602-h433/parsoa-khorsand-Dd6n63H9szw-unsplash.jpg" width="602" /></a></div><p style="text-align: justify;">La intemperie, el paso inclemente del tiempo, la acumulación de polvo y suciedad, la falta de uso, u otros muchos posibles motivos van inutilizando paulatinamente el funcionamiento de todo mecanismo inventado por el hombre. Cuando lo que iba bien y funcionaba perfectamente se va deteriorando y, poco a poco ya no abre como al principio: un candado, una bisagra, una cerradura, una maquinaria, etc. podremos sustituirlos por otro nuevo u optar por repararlos. Habrá también quienes sin pensarlo demasiado sucumbirán a la primera y más perentoria solución: aplíquese con denuedo la fuerza extrema, un par de golpes secos y, o se termina de romperse o por ceder y volver a funcionar. Otros, más avezados y prudentes que los primeros, tirarán de la fórmula secreta y recurrirán al prodigioso aceite limpiador y lubrificante "Tres en 1", porque, además, con alta probabilidad, este ungüento repondrá el mecanismo a su estado primigenio de uso en cuestión de segundos.</p><p style="text-align: justify;">Y es que o se cuidan con esmero los artefactos y herramientas, o terminan por resultar ineficaces e inservibles, acabando en la basura o, en el mejor de los casos, en el punto limpio como testigos mudos de un tiempo que ya pasó y de una utilidad que también se perdió. Pues tarde o temprano lo que no sirve se termina por arrinconarse y finalmente se descarta o recicla.</p><p style="text-align: justify;">Tal vez a muchos de nosotros nos vendría bien cierto mantenimiento físico, intelectual, religioso y moral, no sea que, sin apenas notarlo, también vayamos perdiendo destreza, lucidez y acierto. ¿Cómo hacer, pues, para impedir ese deterioro en nuestra actitud y actualidad y poder responder a los retos que nos impone continuamente el presente? ¿Acaso podríamos nosotros descargarnos la última versión del programa humano y más humano para seguir funcionando? ¿Dónde se puede encontrar ese software que precisa nuestro corazón para mantenerse en modo vital? ¿No habrá alguna App resolutiva para poder orientarse en las coordenadas de nuestra existencia sin terminar perdiendo el sentido? ¿O tendremos también nosotros que recurrir al Tres en 1 para mantenernos en perfecto estado de funcionamiento, independientemente de la edad que uno tenga?</p><p style="text-align: justify;">Pues sí, existiese ese bálsamo que todo nos lo sana, tanto dentro como fuera, y por tanto, administrado de manera recurrente y generosa, permitiría que nuestra competencia humana no se deteriorase, sino que incluso se incrementara conforme la vamos ejercitando. ¡Qué fácil y sencillo podría resultarnos para mantenernos como personas plenamente operativas!</p><p style="text-align: justify;">¡Existe! Escuchad y ponedlo en prácticas, pues el arreglo y la reparación que necesita nuestra humanidad está completamente garantizada. Es el mismo Jesús el que nos da esta fórmula secreta e infalible: <b>"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser" </b>y<b> "Amarás a tu prójimo como a ti mismo"</b>. Esta es la clave: el amor sin medida, pues en esencia somos amor y nos debemos al amor, tanto a Dios como al prójimo, pues ambos amores son inseparables.</p><p style="text-align: justify;">Ejercitémonos en ese amor constante que no hace distinción de personas; amemos a todos y las veinticuatro horas del día. Un amor que, en definitiva, es más que uno, porque viene de Dios, y que ama a través de nosotros. Un amor al que le debemos tanto nuestra vida como la de todos los demás. Un amor que nos habita con misteriosa profundidad y que hemos de saber encarnar en pro de la vida y la felicidad de todos los que nos rodean (los prójimos).</p><p style="text-align: justify;">¿Cómo podríamos separar ese amor divino y humano, trinitario y fraterno sin fracturarlo? ¿Cómo no corresponder desde el servicio de nuestras vidas a ese amor recibido? ¿Cómo no repartirlo y acrecentarlo como la mejor vocación que podamos llevar a cabo? Estamos llamados al amor, fuente de cordialidad y convivencia, y no a la guerra ni a las hostilidades y los desencuentros. Dejémonos de excusas, pues es urgentísimo volver a ser seres humanos "reparados" por el amor de Dios y capaces de seguir funcionando para el amor y la entrega desinteresada.</p><p style="text-align: justify;">Y si aún no sabes amar porque se te dañó tu capacidad de amar, ya sabes: aplícate cuanto antes el Tres en uno del amor de Dios, y aprenderás a amar en libertad. Repárate, escucha y ama con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todo tu ser entero y unificado. Siente y ábrete al amor de Dios, déjate amar y, superando la cerrazón del egoísmo, ábrete al amor con los demás. Debería ser tu prioridad, tu propósito: integrar corazón, cabeza, alma, voluntad, espíritu y acción para amar más y mejor. Empieza ya y no dejes de amar en toda oportunidad que se te produzca, para eso has sido creado. Amar siempre merece la pena y la vida. </p><p style="text-align: justify;"> </p>SMP de las artes y las letrashttp://www.blogger.com/profile/10207606372820470134noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1365074791404420949.post-44318509320703611402023-10-21T12:16:00.003-07:002023-10-22T02:13:52.191-07:00Salir trasquilado<h1 style="text-align: center;">SALIR TRASQUILADO</h1><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhB5PBbEihg5pAUmXBUBwAIfZzs5fDZ5RPT-DD2D98NHPX2gcVNiY0q2bjQKgbbF17HVFHowoCr2Fi23Uf5mNbpAMw7zdLUR6-Y-F4hrjuZXD7oa3CDzByLc2JLUnesqqVWVhQQXbvl8uqfCXxYQUgu6lfVC3Cmr89kidQH5kjdFusSxH61JmnOd3owS24d/s5000/pexels-nikolaos-dimou-1319462.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="5000" data-original-width="4000" height="597" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhB5PBbEihg5pAUmXBUBwAIfZzs5fDZ5RPT-DD2D98NHPX2gcVNiY0q2bjQKgbbF17HVFHowoCr2Fi23Uf5mNbpAMw7zdLUR6-Y-F4hrjuZXD7oa3CDzByLc2JLUnesqqVWVhQQXbvl8uqfCXxYQUgu6lfVC3Cmr89kidQH5kjdFusSxH61JmnOd3owS24d/w478-h597/pexels-nikolaos-dimou-1319462.jpg" width="478" /></a></div><p style="text-align: justify;">Yo creo que a nadie nos gusta que nos tomen el pelo; otra cosa bien distinta es que de vez en cuando nos gasten alguna bromita con la mejor intención, y siempre para reírse con nosotros y no de nosotros. El sano humor y la alegría siempre son necesarios, y hasta beneficiosos, entre verdaderos amigos. Por la misma razón tampoco se nos ocurriría tratar de burlarnos de los demás, pues en consecuencia lo que no te gusta que te hagan a ti, tampoco deberías quererlo para otros. Aunque esto es algo claro y transparente, no está de más recordar que en esta <b>semana por la convivencia</b> que nuestro colegio va a celebrar juntos en estos días, pueda servirnos para seguir permitiéndonos seguir cuidando el buen clima en nuestras relaciones.</p><p style="text-align: justify;">Sin embargo, no todas las personas llevan esa recta intención a la hora de tratar y convivir con los demás. Tal vez algunos se crean más o mejores que los demás, y por tanto, para ellos sería correcto engañar o manipular al resto. Tristemente es demasiado frecuente hoy en día recibir bulo tras bulo en los medios de comunicación, por lo que, o estás avisado e hilas fino en el marasmo de informaciones dispares, o, por exceso de candidez, habrás de vivir engañado y confundido.</p><p style="text-align: justify;">Un buen ejemplo, y contra toda sensatez y cautela, lo vemos en el evangelio de hoy Domingo XXIX, ya que a los que ostentan el poder, gente ducha en el robo, la tergiversación de la verdad, la manipulación y el engaño, tratan de poner a prueba la capacidad de discernimiento de Jesús, al que llamaban ya entonces Maestro. ¿Pero cómo se les puede ocurrir que van a pillar en un renuncio a Jesús, el Hijo de Dios? ¿En qué cabeza cabe que le iban a saber liar con sus subterfugios para que cayese fácilmente en su trampa? La sola pretensión de considerarse capaces de poder atraparle, deja manifiesto no solo la maldad de su corazón, sino también la torpeza e ignorancia de sus mentes. Jesús es el Camino, la Verdad, y la Vida, y por tanto, todo intento de apagar esa luz está destinada al fracaso. Ciertamente no reconocían al que tenían delante.</p><p style="text-align: justify;">Tienen delante al que, como muy bien habían declarado, ni se fía ni de las apariencias, ni de los vanos halagos, ni se deja atrapar en preguntas, puesto que es el verdadero Maestro y conoce la importancia de las preguntas para distinguir exactamente entre la verdad y lo que no lo es: lo admitido sin pensar, lo políticamente correcto, lo que, en definitiva, permite que se mantengan (y hasta terminen pudriéndose) tal cual están y se dan por hecho todas las cosas, el status quo.</p><p style="text-align: justify;">Aún así que se le acercan algunos fariseos y herodianos, tan ladinos y seguros de su malintencionada sagacidad y, después de presuntamente alagarle, pues le dicen que Él no juzga según las apariencias, le proponen la consabida preguntilla capciosa: "¿es lícito pagar impuestos al César?". Y es que si contestaba que sí, ya podían ponerle en contra del pueblo que le seguía, pues entonces se declaraba partidario de colaborar con el imperio romano que ocupaba sus territorios y les expoliaba con gran cantidad de impuestos. Pero si contestaba que no, se ponía oficialmente en contra del poder político establecido, y por tanto, sería considerado un insurgente más, un proscrito al que habría que poner a buen recaudo cuanto antes.</p><p style="text-align: justify;">Sí, Jesús, acertadamente les responde a su vez con otra pregunta "¿De quién son esta cara y esta inscripción" (de la moneda con la que pagáis los impuestos)? Pues, ahí lo tenéis. "pagadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios". Ni más ni menos. Es decir, no mezcléis, no confundáis, no embadurnéis: a cada uno lo suyo, lo político por un lado y lo religioso por otro.</p><p style="text-align: justify;">Que no nos confundan tampoco a nosotros. No siempre los problemas son lo que parecen o lo que quieren que parezcan. Incluso una guerra puede parecer que enfrenta a pueblos y religiones distintas, pero tal vez utilicen a pueblos y religiones como escusas fáciles de enfrentamiento y división, cuando en realidad son conflictos que obedecen a otros intereses geopolíticos ocultos, y los pueblos, las religiones y el ser humano de a pie, somos las víctimas. </p><p style="text-align: justify;">¿A qué lado te sitúas, eres prorruso o proucranianio? ¿Propalestino o proisraelí? ¿Del César o de Dios? No, esa no es la pregunta, sino ¿Estás a favor del hombre, de la vida, de la justicia y los derechos humanos? ¿Estás a favor de la paz, la convivencia y la voluntad de entendimiento? ¿Estas por el bien o por el mal? ¿Eres de Dios? Pues habrá que dar a Dios lo que es de Dios, es decir, todo el bien y el amor de que seas capaz, esto es, dar mucho y buen fruto.</p><p style="text-align: justify;">Pero además, Jesús, con su respuesta deja zanjada la separación entre religión y gobierno, que no deben estar unidas, pues cada una de ellas ha de dedicarse a lo suyo propio; aunque sí sería conveniente entenderse por el bien de los hombres, del desarrollo de sus condiciones de vida y su libertad.</p><p style="text-align: justify;">Por ello, los misioneros, dedicados en cuerpo y alma a encarnar el evangelio y a promover el Reino de Dios, no cejan de trabajar por la promoción del ser humano, la justicia y el bien común, porque es una exigencia radical del evangelio, inseparable del anuncio de la buena nueva que sana y salva. Hoy domingo del <b>Domund</b>, les tenemos bien presentes, oramos por ellos y, en la medida de nuestras posibilidades, colaboramos con ellos.</p><p style="text-align: justify;">Ojalá los gobernantes desde su papel tratasen de contribuir también a la paz, la justicia, la convivencia y el bien de los pueblos. Tal vez, sobra ideología, que termina enfrentando a los hombres y países, y falta amor. Tal vez nos falta astucia para no caer en embelecos y empezar a distinguir mejor la verdad. Jesús lo tenía claro, ni se dejó Él embaucar, ni debemos tampoco nosotros dejarnos embaucar por los embaucadores de un u otro lado, sino que busquemos a Dios y sus obras. Tratemos de ser misioneros de ese mundo fraterno, donde en lugar de armas y monedas (o denarios), de intereses y lucro desmedido, haya pasión por el hombre y caridad.</p><p style="text-align: justify;">Y que los que fueron con intención de tomarle el pelo a Jesús, o aquellos que siguen intentando tomárnoslo a nosotros, terminen quedando trasquilados una vez más.</p><p style="text-align: center;"><b>CONVIVAMOS EN PAZ LOS UNOS CON LOS OTROS,</b></p><p style="text-align: center;"><b>EN EL COLE Y EN TODA LA TIERRA. </b></p><p style="text-align: justify;"><br /></p>SMP de las artes y las letrashttp://www.blogger.com/profile/10207606372820470134noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1365074791404420949.post-18451203410687796882023-10-14T04:51:00.003-07:002023-10-14T04:54:57.754-07:00Dejarte en leído<h1 style="text-align: center;"><span style="color: #e69138;">DEJARTE EN LEÍDO</span></h1><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9qPNwa2eXbHNZSkbqYwCKHkb6CrBbHkT_GrsHKusA7f9MQ_YGEi81q8Gfqtu1tAUH_nZv8p-Fr3tRIJXTrQsQP0nVseFnjuEj5F3pRV45QJZoUtDHg3jUu1INNduw1kAaUjnST8kK4FAviH0pukf1buurf6Yy-u37ms9DacWN3QMgu2UQ4C48NpqF_Uux/s2592/pexels-rdne-stock-project-8782696.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1727" data-original-width="2592" height="383" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9qPNwa2eXbHNZSkbqYwCKHkb6CrBbHkT_GrsHKusA7f9MQ_YGEi81q8Gfqtu1tAUH_nZv8p-Fr3tRIJXTrQsQP0nVseFnjuEj5F3pRV45QJZoUtDHg3jUu1INNduw1kAaUjnST8kK4FAviH0pukf1buurf6Yy-u37ms9DacWN3QMgu2UQ4C48NpqF_Uux/w575-h383/pexels-rdne-stock-project-8782696.jpg" width="575" /></a></div><br /><p style="text-align: justify;">Con gran frecuencia nos comunicamos entre unos y otros empleando Whatsapp. Esta nueva forma de comunicación es práctica, sencilla, cómoda, barata y rápida, por lo que es comprensible que en muy poco tiempo se nos ha terminado convirtiendo en una herramienta imprescindible en nuestro día a día. Tal vez incluso podríamos sospechar que hasta hacemos de dicho modo de comunicación un uso abusivo. Pero de eso no toca hablar en este momento.</p><p style="text-align: justify;">Por ello no nos resulta extraña la nueva expresión "me ha dejado en leído", es decir, que le has escrito a alguien y ni se ha molestado en contestarte. Vamos, que ni siquiera uno es merecedor para esa persona ni de un mísero sí o un no, simplemente te ignora o te deja pospuesto para mejor ocasión. En este ritmo de vida que llevamos como podemos, donde predomina lo inmediato, hacerle esperar a uno un cierto tiempo en responder resulta del todo inasumible e inaceptable, incluso pudiendo suponer que el interlocutor de mi mensaje puede encontrarse ocupado en otra tarea en el momento en que yo le he escrito. No nos importa, reclamamos atención total e inmediata. Por tanto, nos enfurecemos enseguida en lugar de concederle al menos el beneficio de la duda o de cierta pausa en la respuesta.</p><p style="text-align: justify;">Menos aún nos gustaba cuando algún amigo o compañero invitaba a todos los del grupo, o al menos a los más selectos, pero no a nosotros. Eso sí que supone un motivo sustancial para el enfado, la furia y la mayor de las tristezas, porque cómo iba a ser yo el único que se iba a quedar fuera de la fiesta.</p><p style="text-align: justify;">Pues en esta ocasión el evangelio -XXVIII domingo T. O. (A)- nos presenta la situación justamente al revés, es el mismo Dios el que nos ha preparado una magnífica fiesta, en la que como proclama el profeta Isaías no va a faltar nada de nada, sino que, por contra, va a sobrar de lo mejor de lo mejor. Es la mejor de las fiestas posibles y nos invita por el Whatsapp de entonces, que eran los profetas, los voceros de Dios. Así que nos llega la invitación del mismo Dios de la mano de esa gente tan comprometida y servidora, pero nosotros le hacemos el mayor de los desplantes y le dejamos en leídos.</p><p style="text-align: justify;">Tal vez pueda ocurrir que con la que está cayendo, no estamos para más fiestas que la nuestra, en la que seamos nosotros los únicos y exclusivos protagonistas. O puede que haya otras fiestas que parecen cautivarnos más que la que Dios está ofreciendo, otros caminos divergentes, otras propuestas alternativas, muchas otras formas de alejarnos de la fiesta de la concordia y la fraternidad. Escucha, sopesa y decide consecuentemente si en esa boda está tu lugar.</p><p style="text-align: justify;">Habría también que plantearse si somos merecedores de esa magnífica invitación. A juicio del artífice de la fiesta sí que lo somos, el nos considera dignos invitados a la fiesta de bodas de su Hijo, otra cosa muy distinta es que nosotros nos hagamos verdaderos merecedores de ese extraordinario evento al que el mismo Dios Padre nos convida.</p><p style="text-align: justify;">La fiesta no va a dejar de celebrase, independientemente de que nosotros decidamos acudir o no. Todo está ya preparado desde la eternidad, es el banquete de bodas del Cordero, la celebración del amor esponsal del Hijo y los que hicieron de su vida un seguimiento del Amor a todos. Va a ser memorable; pues todos estamos llamados a participar y celebrarlo a lo grande, con la verdad de lo que uno es. Sin embargo, tú, ¿piensas dejar la invitación en leídos? ¿Vas a inventarte una excusa para declinar la invitación? ¿Te vas a quedar al margen de la celebración?</p><p style="text-align: justify;">Pues entonces ¡ánimo, vente a la boda! y no olvides venir con tus mejores galas, revestido con la belleza sinigual de la fe, la esperanza y la caridad. No hay indumentaria más adecuada para ir a esta gran fiesta.</p>SMP de las artes y las letrashttp://www.blogger.com/profile/10207606372820470134noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1365074791404420949.post-67906720268226730672023-10-07T08:28:00.001-07:002023-10-07T08:28:31.616-07:00Romper la baraja<h1 style="text-align: center;"><span style="color: #38761d;"> ROMPER LA BARAJA</span></h1><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEioNpXhJezU_8p9G8dfFfVSDD5CD_EXJThlOo8-yatfpTJ2J624T_ZdsvYpqf5BxdBpYSE4sIl9mETrsViUSkaFWtph0xTK64-zf5MMlsY2oTZ59hU5TKDKS_fRqhocA8RAJHafiet_8TY_0gMHfEfT-qr2iULcYUsR2Yb-sYtbPY7nbSXnF6XPC4-B_RJ9/s4236/pexels-magda-ehlers-6747137.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4236" data-original-width="2850" height="777" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEioNpXhJezU_8p9G8dfFfVSDD5CD_EXJThlOo8-yatfpTJ2J624T_ZdsvYpqf5BxdBpYSE4sIl9mETrsViUSkaFWtph0xTK64-zf5MMlsY2oTZ59hU5TKDKS_fRqhocA8RAJHafiet_8TY_0gMHfEfT-qr2iULcYUsR2Yb-sYtbPY7nbSXnF6XPC4-B_RJ9/w523-h777/pexels-magda-ehlers-6747137.jpg" width="523" /></a></div><br /><p style="text-align: justify;">En múltiples ocasiones, y tras grandes esfuerzos, logramos ponernos de acuerdo para realizar una actividad conjunta entre diferentes. Todos asumen su respectiva función, respetan las reglas y saben a qué atenerse y qué esperar. Sin embargo, también conocemos que no siempre salen las cosas como se desean y termina por romperse la baraja del acuerdo, disolverse el pacto establecido, las buenas maneras, y aquí paz y después gloria, cada uno tira por su lado. La vida parece más un camino de encuentros y desencuentros porque estos primeros llevan ya la fecha de caducidad.</p><p style="text-align: justify;">Parece que nos cuesta horrores entendernos los unos con los otros, pero cuando más o menos lo logramos, poco dura la alegría en casa del pobre, ya que a las primeras de cambio cualquiera se sale por la tangente. Y esta triste realidad es constatable en todo lugar y desde que tenemos recuerdo de las peripecias de los seres humanos sobre la tierra. Nada, o al menos poco, nos debe sorprender hoy en día el comportamiento excesivamente cerril y desleal de nuestros representantes políticos, que en lugar de buscar posturas tendentes a construir lo común para bien de todos, se afanan en exclusivamente por lo suyo, forzando los acuerdos que marcaban las reglas del juego. Resulta sorprendente lo rápido que lo echamos todo a perder por arrimar exclusivamente el ascua a nuestra sardina. ¿Cómo vamos a pedirles a nuestros representantes que procedan de modo ejemplar y distinto al que nosotros solemos ajustándonos?</p><p style="text-align: justify;">Pero como hemos dicho no es nada nuevo ese modo de proceder, ya el profeta Isaías muestra su enfado cuando el pueblo de Israel opta por alejarse de su Dios, que les sacó de la esclavitud y les constituyó como pueblo próspero, libre y singular. Ellos prefieren romper con el acuerdo y andar obcecadamente por un camino que no es el de Dios, sino el de la injusticia y la deslealtad.</p><p style="text-align: justify;">Es como si cuando viviésemos según nuestra complacencia, se diera rienda suelta al pillaje y la maldad. A ver si va a resultar acertado aquello que decía Dostoievski en Los hermanos Karamazov, "cuando Dios no existe, todo esta permitido". Tal vez, una y otra vez, a lo largo de la vida personal y colectiva, necesitamos alejarnos de Dios, tanto física como espiritualmente, para poder hacer lo que se nos antoja, especialmente si es algo poco honroso. Pero aún así las culpas de nuestros desaciertos se las echamos a Aquel que suele terminar siempre cargando con nuestras culpas y pagando los cristales rotos.</p><p style="text-align: justify;">Una y otra vez el Dueño y Señor de la viña nos confía el mundo a los seres humanos, y nuestro mundo particular a cada uno de nosotros, deposita nuestro pequeño mundo en nuestras manos confiando en nuestra capacidad. pero una y otra vez recibe el mismo pago: la ingratitud, la queja y la protesta. Una y otra vez, día tras día desde los tiempos remotos, nos otorga la oportunidad de un nuevo día para que hagamos germinal la semilla del bien, y hagamos de este tiempo y lugar un mundo donde crezca la paz, la fraternidad, la gratitud, la generosidad, el perdón, la alegría y el apoyo. Pero, una y otra vez, con fatídico empeño no lo logramos nunca.</p><p style="text-align: justify;">No debería resultarnos nada sorprendente que a ese Dios todopoderoso le deberían entrar unas ganas irrefrenables de romper la baraja de manera definitiva; sin embargo, cuando va a romperla, se encuentra que hemos sido nosotros los que hemos roto previamente la baraja que nos había entregado. Pero, Él, con una renovada capacidad de amor vuelve a sacarse una nueva baraja de la manga y concedernos una nueva oportunidad de hacer algo digno con ella, pero volvemos a hacerle trampas con las cartas. Tal vez tratamos de ganar con trucos y engaños al Dios que se deja ganar por amor.</p><p style="text-align: justify;">Duros de cerviz y entendimiento es verdad que somos, porque bastaba con tratar de cumplir aquello que nos dice hoy San Pablo en la segunda lectura cuando les dice a los Filipenses: "todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable; todo lo que es virtud o mérito tenedlo en cuenta". Sin embargo, preferimos seguir viviendo justamente de modo contrario: practicar la injusticia, vivir en la mentira y el engaño, discriminar, no respetar, ser deshonestos y avariciosos, materialistas, consumistas, individualistas y desagradecidos al olvidar los dones que le debemos a Dios. ¿Es sensato nuestro proceder? ¿Es acertado? ¿A dónde nos conduce este modo de vida?</p><p style="text-align: justify;">Al final, queramos o no, se quedarán con el Señor únicamente los que hayan remar a contracorriente, priorizar el amor a Dios y al prójimo de forma decidida e inseparable. El Señor no va a renunciar a su sueño y a su promesa, aunque solo se quede para aquellos que supieron conformar su vida según la voluntad de Dios y, por tanto, se mantuvieron en todo momento a la escucha y siguieron sus pasos. Felices los que en lugar de ingratitud, son capaces de devolverle parte de lo recibido de Dios, y se hacen dignos de haber sido depositarios de tanto don y tanta ternura, entregándole los frutos de sus acciones y lo más preciado de su ser. ¿Tan difícil es atenerse al amor con entrega y lealtad? Somos de Él y a Él nos debemos. ¿Puede haber mejor uso de nuestra libertad?</p>SMP de las artes y las letrashttp://www.blogger.com/profile/10207606372820470134noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1365074791404420949.post-48973585788335498282023-09-29T13:42:00.003-07:002023-09-30T00:45:12.728-07:00Nobleza obliga<h1 style="text-align: center;"><b> NOBLEZA OBLIGA</b></h1><div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiljhFMn6DNtQExLZDddKyjCN5CFeRYDO6ewG_ksN4Wgwa7G6AfWg4f1s6ssv68H1_m0qpy68ptbSNkObdloM5oZeouKvSQmYOrFqMmrnRq2N7aScoZVH0wAqxSowyVTgeL6qNxlNgjG_CT8f6VTpsEWfiZHSHUIDWE8WeTTFFHV3nllRQgKBXnjIK0_Rwi/s4327/pexels-marcelo-moreira-2225771.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4327" data-original-width="3456" height="676" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiljhFMn6DNtQExLZDddKyjCN5CFeRYDO6ewG_ksN4Wgwa7G6AfWg4f1s6ssv68H1_m0qpy68ptbSNkObdloM5oZeouKvSQmYOrFqMmrnRq2N7aScoZVH0wAqxSowyVTgeL6qNxlNgjG_CT8f6VTpsEWfiZHSHUIDWE8WeTTFFHV3nllRQgKBXnjIK0_Rwi/w541-h676/pexels-marcelo-moreira-2225771.jpg" width="541" /></a></div><br /></div><div><br /></div><div style="text-align: justify;">Aunque nos cueste tener que reconocerlo, los hombres de bien no solo se han de comportar escrupulosamente de manera ejemplar, sino que además, el cumplimiento con el deber debe resultarles connatural a su condición. Parece mentira tener que recordarlo, pero como dicta la máxima con la que hemos titulado la entrada de nuestro blog, lo que uno es debe saltar a la vista de los que nos conozcan y presencien nuestro comportamiento, no tanto para que reconozcan la nobleza con la que obramos y vivimos, sino principalmente para que cada uno de nosotros se mire en el espejo de su actuar y poder reconocerse a sí mismo. Porque tal vez, además de una belleza externa, tan valorada hoy en día, habría que saber descubrir una belleza interna, que tiene que ver más con los valores (con la verdad y la justicia) con los que uno conduce su vida. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Y si hay algo que pudiera considerarse como bastante generalizado hoy en día seguramente sea el actuar de modo poco noble e incluso ruin, o también no actuar cuando se hubiese esperado que actuáramos porque la situación lo requería. ¿Qué nos está pasando como sociedad? ¿No se puede esperar algo más digno de los humanos? A las primeras de cambio hacemos dejación de lo que deberíamos cumplir, parece como si nada nos obligara, como si el ejercicio de la propia libertad se hubiese relajado de tal modo que sucumbimos a la primera ocasión obrando más por antojo que por consecuencia.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Vemos demasiados ejemplos de representantes políticos, altos cargos o empresarios inmensamente poderosos, dispuestos a llevar a cabo cualquier apaño con tal de obtener sus turbios fines. Ni su palabra, ni su conciencia, ni la palabra dada, ni tampoco su prestigio les marca límite alguno. Pudiera ser que en su desmedido narcisismo lo único que cuenta para ello es su ego tiránico que ni tiene en cuenta a nada ni a nadie. Para ellos el fin justifica cualquier medio para obtenerlo. Hacen lo que les da la gana sin atenerse a nada, aunque luego traten de ocultar sus fechorías con una turba incontable de embustes. ¿Es que acaso todo está permitido? ¿Cualquier comportamiento es igualmente presentable?</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Cuando aún quedaba gente dispuesta a llevar a cabo sacrificios en bien de los demás, se podía recurrir a la sentencia "nobleza obliga", es decir, que sabían atenerse a la forma correcta de actuar, a no elegir simplemente lo fácil o lo que más les interesaba, porque la alta concepción de uno mismo modelaba las acciones. Trataban de hacer lo correcto, sintiéndose obligados por la nobleza intrínseca de toda persona.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Pero si descendemos a nuestro terreno de juego, en nuestro día a día, en nuestros barrios, en nuestras calles, e incluso en nuestro centro escolar, parece que también podemos encontrar personas que solo atienden a lo que les viene en gana, que dejaron ya la nobleza muy atrás, y que si hay que pasar por encima de los demás, del respeto y las normas, pues se pasa, porque en el fondo saben que todo vale y si alguien se percata, se niega y asunto concluido.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El Evangelio de este domingo XXVI de tiempo ordinario (A) nos sitúa ante la parábola de los dos hijos. Uno le dice a su padre que hará lo que le ha pedido, pero después, no se siente impelido a obedecer a su padre, no le obliga ni nobleza, ni nada ni nadie, porque se cree dueño y señor absoluto de sí mismo, además de no responsable de su palabra. Por contra, el segundo hijo, aunque en primer lugar rechaza ir, posteriormente recapacita y advierte que la condición de hijo sí obliga a hacer caso a su padre y va a la viña a echar una mano a su padre.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Tal vez nosotros podemos plantearnos si somos de los privilegiados, los nobles nada nobles en realidad, que nos sentimos por encima de los demás y de toda norma moral, que no tenemos que responder de nuestros actos ante nadie (ni siquiera nosotros mismos), o si somos somos más bien de los que reconocemos que como seres humanos conscientes y libres, y hemos de procurar tener un comportamiento intachable.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Ese padre bien pudiera ser Dios. Si le escuchamos y queremos ser verdaderos hijos y consecuentes con nuestras elecciones, Él está siempre pronto a escucharnos, a querernos y a perdonarnos de todo corazón. ¡Qué suerte tenemos! Contamos con un Padre al que nobleza obliga que nos pide que también nosotros seamos de verdad nobles, sinceros, humildes y cariñosos los unos con los otros, amando como Él nos ama. Otro mundo bien distinto sería este, si tratásemos de ser más nobles y rectos en nuestro proceder y en nuestro trato. La nobleza no se hereda, sino que sale o no de cada uno de nosotros.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Enlace al buenos días de esta semana:</div><p style="text-align: justify;"><a href="https://sites.google.com/smprovidencia-alcala.es/buenosdaseso/octubre/semana-40?authuser=0">BUENOS DÍAS ESO - SEMANA 40 (google.com)</a></p>SMP de las artes y las letrashttp://www.blogger.com/profile/10207606372820470134noreply@blogger.com0