domingo, 24 de diciembre de 2017

MENÚ PARA NOCHEBUENA

INGREDIENTES: 

FAMILIA (es aquí donde todo comienza)
AMIGOS (nunca deben faltar)
PACIENCIA (la mayor cantidad posible)
LAGRIMAS (secarlas todas) 
SONRISAS (las más variadas)
PAZ (en gran cantidad)
PERDÓN (muchísimo y de diversas maneras)
ENEMIGOS (de ser posible, ninguno)
ESPERANZA (no perderla jamás)
CORAZÓN (mientras más grande, mejor!)
AMOR (puede abusar) 
CARIÑO (importante!!!)
SUEÑOS E ILUSIONES (todos los que tengas)
AGRADECIMIENTO (por nada del mundo podría faltar)
DIOS (es la esencia de la receta)

MODO DE PREPARAR:
Reúne a tu familia y tus amigos. 
Olvídate de los momentos de rabia y desesperación pasados.
Si necesitas, usa toda tu paciencia.
Seca las lágrimas y sustitúyelas por sonrisas.
Junta la paz y el perdón y ofrécelo a tus enemigos.
Deja que la esperanza crezca en tu corazón. 
Agregar a la mezcla anterior, todo el amor y el agradecimiento que tengas y muchísimas ganas y cariño.
Poco a poco ve incorporándole a la receta, tus sueños y tus ilusiones.
Y colocándolo al calor de tus esperanzas, encomienda todo a Dios. 

viernes, 15 de diciembre de 2017

MENSAJE DE DIOS AL HOMBRE

Querido hombre:

Con gozo y alegría te comunico que ha llegado el tiempo, se ha cumplido la espera anunciada desde antiguo, ¡y ésta es la noticia!: os envío a mi Hijo.

Alegraos todos, poneos de fiesta porque hoy el cielo y la tierra se unen.

Decidlo a todos; anunciadlo por todos los rincones; pregonadlo allí donde hay desesperación y miedo: mi Hijo ha puesto su morada y ha establecido para siempre su domicilio en la ciudad de los hombres.

Lleva un mensaje de paz y de alegría. Lleva en su corazón todo lo mejor de mi corazón de Dios. Lleva en sus labios la palabra que los afligidos esperaban. Lleva en sus manos la bendición y la ayuda que muchas manos de hombres esperaban. Lleva en su mirada la profundidad del rostro de Dios.

Hombres, abrid los ojos, levantad la mirada: con vosotros está. ¡Reconoced al que ha salido del cielo para abrir las puertas cerradas! Desde ahora todo lo mejor ya es posible en la tierra. Desde ahora la tierra ya es también la “casa de Dios”, porque en ella habita mi Hijo,al que os envío.

No tembléis, hombres, ante esta presencia. Alegraos.

El Hijo que os envío es Salvador. Su presencia es sencilla. Ya podéis mirar a Dios, queridos hombres, sin miedo a morir. Ya podéis entablar un nuevo diálogo conmigo, según Él os enseñe.

Hombres, sabedlo, toda mi imaginación de Dios, todo mi amor reiterado desde antiguo… está concentrado en este Hijo, el recién nacido de Belén.

Vosotros, los sencillos, los que esperáis todo porque el corazón no está agostado por las cosas, sed los primeros en ir a Él y en reconocerlo… y cantad y proclamad: “Grande es el Dios de nuestros padres.”

Querido hombre, desde ahora, cuando quieras saber algo de mí no tienes más que ir a Él. Desde ahora, cuando el peso de tus cadenas te sea insoportable… no tienes más que ir a Él. Yo soy así. Yo, Dios, hago las cosas así: en la fragilidad de este Niño está todo mi poder de Dios. Creedlo. En este Niño recién nacido está la salvación y la Palabra final de Dios. Abrid, hombres, vuestros ojos; abrid vuestros oídos; abrid vuestro corazón; abrid vuestra esperanza… Abríos a esta novedad, hombres de todos los pueblos del mundo.

Este es el mensaje en esta noche. Está permitida la alegría. Está permitido soñar. Está permitido creer en la paz para los hombres… Está permitido creer que lo imposible será posible. Está permitido dar gracias y cantar… Hombres, en esta noche os está permitido mirar al sol en medio de la noche.

Yo, Dios, os comunico esto para que lo reconozcáis y caminéis como hombres razonables. Yo, Dios, os hablo estas cosa para que lo reconozcáis en la sencillez de un pesebre y en la soledad y silencio de esta noche. El grande, el que esperaron los profetas, el anunciado desde antiguo está ya entre vosotros. ¡Paz a los hombres que aman el nombre de Dios!.

Yo, Dios, os lo digo y lo hago. Yo, Dios, os lo anuncio.


martes, 3 de octubre de 2017

¿JUICIOS O COMPASIÓN?

Empezamos el curso con más fuerza que nunca y atreviéndonos a "sembrar futuros"... pero, ¿qué futuro quiero sembrar en mi casa?¿y en mi trabajo?¿y con mi familia y amigos?...

Hoy desde el blog de pastoral queremos animaros a sembrar futuros llenos de amor, de empatía, de cariño, de sinceridad, de providencia, de emoción, de solidaridad... pero sobre todo futuros llenos de fe y de amor por el prójimo, porque no hay nada más bonito que "sembrar" siendo para los demás.



Os invitamos a orar y encontrar un espacio para vosotros.

COMO EL SEMBRADOR

Señor Jesucristo, tú, haciéndote hombre
nos has enseñado a mirar desde la fraternidad,
que no enjuicia, sino que promociona,
que no condena sino que dignifica.

Porque sólo dando valor a lo pequeño, a lo que nadie considera digno de atención,
a lo que se nos pasa desapercibido podemos sembrar contigo.

Tú, Jesús, nos has enseñado a mirar
descubriendo la belleza admirable
que hay en la fragilidad
y la menesterosidad de los hombres cuando amamos mirando.

Tú, Cristo, nos has mostrado
que el camino, la verdad y la vida
consisten en amar derrochándonos.

Permítenos que, unidos a ti,
sepamos mirar contemplando
al otro con tu espíritu,
que todo lo hace nuevo,
tanto a la persona que mira
como al que es mirado;
tanto al que ama como al que es amado.






sábado, 4 de marzo de 2017

CUARESMA... lo que Dios ha plantado en ti.

El tiempo de Cuaresma en realidad es un gran regalo, es un tiempo para sanar, un tiempo para recomponer el camino por el que vamos unos y otros dando tumbos entre prisas, agobios, preocupaciones y múltiples quehaceres que nos quitan la paz. No debemos dejar que el cansancio del camino nos haga perder el gozo de recorrerlo.

Los cristianos debemos saber que la cuaresma es un tiempo para la introspección, la interioridad, para contemplar en el remanso de las aguas cuaresmales el reflejo nítido de nuestro rostro. Cuántos ratos pasamos mirando nuestro aspecto exterior y cuán poco nos paramos a recomponer nuestro mundo interior, a menudo tan descuidado. La cuaresma se nos presenta como un tiempo propicio para buscar a Aquel que nos busca.

Al igual que todos nos duchamos a diario y nos esforzamos por mantener la higiene de nuestro cuerpo, y el sentirnos limpios nos hace sentirnos felices. Aprovechemos también el tiempo de cuaresma para lavarnos por dentro. ¿Qué nos puede limpiar más que acercarnos a Dios? Leer la palabra de Dios, interiorizarla, acercarnos a los sacramentos (especialmente la confesión) o realizar actos que expresen ese amor que recibimos del Padre.

Si no limpiamos nuestras gafas, las partículas que se van depositando poco a poco en ellas nos van nublando la recta visión. En cuaresma deberíamos limpiar nuestra mirada, recuperar la mirada más originaria que desde el corazón podamos proyectar sobre la realidad, de volver a recuperar la transparencia en los cristales de las gafas para ver más y mejor lo que somos y lo que para nosotros es verdaderamente valioso.

No es cierto que la cuaresma sea un tiempo triste; por contra acercarnos a Dios, restablecer la relación con Dios y los hermanos, renovar nuestra fidelidad a los compromisos que fundamentan nuestra vocación, nos va a permitir recuperar el sentido y la alegría. Sí, porque si restablecemos nuestra proximidad con Aquel que nos funda en su amor, si tomamos clara conciencia de ese amor en nuestra vida, podremos ser capaces de vivir desde ese amor y transmitirlo a los demás. La cuaresma es tiempo de descubrir la grandeza de ese amor y de trata de responder al amor con fidelidad generosa..   

Vive tu ser, siente tu ser, sueña todo tu ser. Detente, no sigas a la deriva, reconduce tu itinerario, tómate tu tiempo, déjate reconquistar por el Señor, trata de vivir con más coherencia. Realiza lo que verdaderamente amas. Es tiempo de cuaresma, es tiempo de conversión, de volver a transitar por el camino correcto. Atrévete a aprovechar el tiempo de cuaresma, atrévete a sacar siempre lo mejor que Dios plantó en ti.

martes, 31 de enero de 2017

LA PAZ... vista desde los ojos de una chica del s.XXI


Siempre hablamos de la paz con bastante tranquilidad, ya que pensamos que es algo que nos toca de lejos. En todo el mundo se realizan actos, se pide paz, se reza por la paz.... pero, ¿y tu paz?¿alguna vez te has preguntado por tu paz?

Si una cosa tenemos clara cuando celebramos este día, es que queremos la paz en el mundo, pero será imposible ponerla en funcionamiento si primero no reina la paz en nuestra vida, no se puede desear la paz en la familia si nosotros no disfrutamos la paz interior, y haciendo esta pequeña reflexión y desde mi punto de vista, el de una chica de 15 años me pregunto ¿y qué es trabajar por la paz? ¿como puedo hacerlo?

Creo que trabajar por la paz es establecer aquellas condiciones de vida que hagan a cada hombre feliz, seguro de sí mismo y de su futuro (y mira que he tenido que dedicarle un buen rato a sacar esta conclusión, pero después de tantos años celebrando este día creo que he aprendido que la paz no va más allá de nuestras fronteras si no más acá de nosotros mismos, de nuestro interior).

Trabajar por la paz es igualar las relaciones humanas, y no hablo de igualarlas a nivel internacional, hablo de igualarlas con mis padres, con mi hermano, con mis amigos, con mis compañeros del cole, con mis abuelos, con mis profesores... se trata de querer solucionar problemas, hacerse entender por todos, crear a nuestro alrededor un clima de comprensión, dar a cada uno lo suyo, respetando el derecho de todos. Y es que al fin y al cabo se trata de "querer", y como bien me dice siempre mi madre "querer es poder" y ¡qué razón tiene!. Cuando te propones algo y lo quieres, es fácil que salga bien si luchas por ello. 

Creo que somos nosotros, los niños y los adolescentes los que tenemos en nuestras manos la posibilidad de ofrecer la esperanza de un futuro mejor, pero para ello debemos ser conscientes que la violencia no es un recurso a utilizar, y que debemos rechazarla en todo momento y ante cualquier situación, como dijo Gandhi: "No hay camino para la paz, la paz es el camino". 
Debemos ir en busca de la paz escolar, de la paz familiar, de nuestra paz interior, de la paz social... y eso sólo podemos aprenderlo a través de nuestra propia vivencia, de una fe llena de generosidad, de empatia, de tolerancia, de amor... en pocas palabras: ser para los demás, para "ser" en paz.

En definitiva, buscar un camino de vida, donde dar felicidad a los demás sea el encuentro de nuestra propia paz, porque debe ser precioso llegar al final de nuestra vida teniendo en cuenta que hemos hecho el bien por los demás. Dios nos da todo, nos llena las manos y el corazón para que construyamos un mundo mejor, así que...¿por qué no? ¡ATRÉVETE A USAR ESE CORAZÓN Y ESAS MANOS LLENAS DEL AMOR DE DIOS, SOÑEMOS CON UN MUNDO DE PAZ!



Todo el cole nos comprometimos por la paz y firmamos este gran mapa.


Soñamos con un mundo de paz gracias a estas nubes.