El tiempo de Cuaresma en realidad es un gran regalo, es un tiempo para sanar, un tiempo para recomponer el camino por el que vamos unos y otros dando tumbos entre prisas, agobios, preocupaciones y múltiples quehaceres que nos quitan la paz. No debemos dejar que el cansancio del camino nos haga perder el gozo de recorrerlo.
Los cristianos debemos saber que la cuaresma es un tiempo para la introspección, la interioridad, para contemplar en el remanso de las aguas cuaresmales el reflejo nítido de nuestro rostro. Cuántos ratos pasamos mirando nuestro aspecto exterior y cuán poco nos paramos a recomponer nuestro mundo interior, a menudo tan descuidado. La cuaresma se nos presenta como un tiempo propicio para buscar a Aquel que nos busca.
Al igual que todos nos duchamos a diario y nos esforzamos por mantener la higiene de nuestro cuerpo, y el sentirnos limpios nos hace sentirnos felices. Aprovechemos también el tiempo de cuaresma para lavarnos por dentro. ¿Qué nos puede limpiar más que acercarnos a Dios? Leer la palabra de Dios, interiorizarla, acercarnos a los sacramentos (especialmente la confesión) o realizar actos que expresen ese amor que recibimos del Padre.
Si no limpiamos nuestras gafas, las partículas que se van depositando poco a poco en ellas nos van nublando la recta visión. En cuaresma deberíamos limpiar nuestra mirada, recuperar la mirada más originaria que desde el corazón podamos proyectar sobre la realidad, de volver a recuperar la transparencia en los cristales de las gafas para ver más y mejor lo que somos y lo que para nosotros es verdaderamente valioso.
No es cierto que la cuaresma sea un tiempo triste; por contra acercarnos a Dios, restablecer la relación con Dios y los hermanos, renovar nuestra fidelidad a los compromisos que fundamentan nuestra vocación, nos va a permitir recuperar el sentido y la alegría. Sí, porque si restablecemos nuestra proximidad con Aquel que nos funda en su amor, si tomamos clara conciencia de ese amor en nuestra vida, podremos ser capaces de vivir desde ese amor y transmitirlo a los demás. La cuaresma es tiempo de descubrir la grandeza de ese amor y de trata de responder al amor con fidelidad generosa..
Vive tu ser, siente tu ser, sueña todo tu ser. Detente, no sigas a la deriva, reconduce tu itinerario, tómate tu tiempo, déjate reconquistar por el Señor, trata de vivir con más coherencia. Realiza lo que verdaderamente amas. Es tiempo de cuaresma, es tiempo de conversión, de volver a transitar por el camino correcto. Atrévete a aprovechar el tiempo de cuaresma, atrévete a sacar siempre lo mejor que Dios plantó en ti.
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