lunes, 24 de junio de 2019
LA VIDA ES VIDA... GRACIAS.
Ha llegado el momento de dar gracias a Dios por todos los dones que nos ha concedido en estos
años de vuestra vida escolar. Para nosotros los padres el don más preciado de nuestra vida sois
vosotros, nuestros hijos y por eso hoy queremos dar gracias a Dios por habernos encomendado
la misión de daros la vida y veros crecer. Agradecemos a Dios, el habernos bendecido con la vida
de todos y cada uno de vosotros.
Gracias a las hermanas de Santa María de la Providencia por haberos enseñado que Dios siempre
os va a proteger, os va a iluminar en vuestro camino, porque con la Virgen María no debéis temer
nada porque es la estrella que siempre os va a guiar y os va a asegurar con sus anclas. No olvidéis
nunca que la Providencia de Dios siempre va a estar a vuestro lado. No perdáis nunca el rumbo,
ni la fe en que Dios siempre está a vuestro lado y no os abandona, incluso en los momentos más
duros en los que nos cuesta tenerlo presente.
Damos las gracias a Dios también por todos los profesores que se han cruzado en vuestro camino
a lo largo de estos años. Todos ellos han contribuido a formaros como personas cristianas, en
las que el amor, el servicio, la entrega y el perdón son sus principales guías para el camino de la
vida. Gracias por haber dado lo mejor de vosotros para formar corazones valientes y entregados
a los demás, por contribuir a sacar de cada uno de nuestros hijos lo mejor de cada uno de ellos,
por haber sido un ejemplo de servicio, de entrega desinteresada y de amor y sobre todo por la
ayuda que les habéis dado en esos momentos en los que más os han necesitado.
También, queremos daros las gracias a todos vosotros porque, a lo largo de vuestra vida en este
Colegio de Santa María de la Providencia, habéis sido un ejemplo de unión y de compañerismo.
Porque juntos habéis descubierto que la verdadera amistad no se conoce por lo que exige, sino
por lo que ofrece. Ofreced siempre el amor que en este colegio habéis recibido.
Llegasteis a este Centro cogidos de nuestra mano, sintiéndoos protegidos y seguros. Éramos
vuestro refugio y apoyo y, de repente, os habéis hecho mayores e independientes y estamos
ante vuestra ceremonia de graduación, una fiesta que debéis vivir con alegría porque ha llegado
el momento de iniciar un nuevo vuelo hacia un destino, que, con compromiso y responsabilidad,
marcará definitivamente vuestro futuro. Desde aquí, y en tan inolvidable momento, sólo
podemos hacer un balance positivo y miraros con satisfacción y orgullo. Os pedimos que, en
vuestro vivir de cada día, tengáis siempre presente a Dios como un amigo muy especial y os
animamos a que viváis su mensaje, porque como nos dijo la Madre Teresa de Calcuta: “La vida
es una oportunidad, aprovechadla. La vida es un reto, afrontadlo. La vida es vida, defendedla”.
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