domingo, 6 de febrero de 2022

Mar adentro

 MAR ADENTRO


Siempre más allá, siempre la propuesta de Dios nos invita a no quedarnos en lo conocido, en lo seguro, más bien al contrario, a romper con lo establecido, con las inercias adheridas, con lo habitual y cómodo.

Hoy se habla mucho de innovación, ya que en un mundo cambiante por la aparición de las nuevas tecnologías, hay que adaptarse a esas nuevas oportunidades que se nos ofrecen para seguir estando al día. Y es bueno que no nos quedemos desfasados en los métodos que empleamos para realizar nuestros objetivos. Sin embargo, el encuentro con Jesús lanza a un replanteamiento más radical, a dar un giro copernicano a nuestras vidas, porque ese encuentro con el Resucitado lo pone todo patas arriba. Hay un antes y un después, si quieres. Supone un reinicio completo y a empezar de nuevo. No según tus propias expectativas y conjeturas, sino según el plan de Dios, que es siempre más arriesgado.

En el Evangelio de San Lucas de este domingo V de Tiempo Ordinario se nos dice hoy:

"Subiendo a una de las barcas, la de Simón, le pidió que se apartase un poco de tierra. Se sentó y se puso a enseñar a la multitud desde la barca. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: —Boga lago adentro y echa las redes para pescar. Le replicó Simón: —Maestro, hemos bregado toda la noche y no hemos sacado nada; pero, ya que lo dices, echaré las redes. Lo hicieron y capturaron tal cantidad de peces que reventaban las redes."

¿Cómo vamos a arriesgar en los tiempos tan inciertos que estamos pasando? ¿Es que hemos perdido la cabeza? ¿No habrá por el contrario que aferrarse a lo seguro y conocido?

Pues para nada, justamente eso: perdamos no solo la cabeza, sino también enteramente el corazón. Démosle una oportunidad a la propuesta aparentemente insensata de Jesús e internémonos en ese inmenso mar del del amor de Dios. Quedemos a la merced del oleaje de su espíritu y seremos llevados a los bancos de peces que el quiera, no a los que nosotros con nuestros cálculos habríamos pensado. Solo así alcanzarás tu mejor versión y la pesca será sobreabundante, impensada, extraordinaria, porque nos hemos dejado llevar por Él, que nos habrá convertido en pescadores de hombres o en lo que sea su voluntad.

No cambiemos solo las formas y maneras -aunque sea muy necesario-, cambiemos también los fines y las metas. Porque aspiramos a realizar en sueño muy grande que nos excede con creces, pero para el que podemos faenar ayudados por la gracia de Dios que transforma a simples pescadores en apóstoles, a perseguidores en perseguidos, y a pecadores en santos.

¿Te atreverías?

Para ser discípulo hay que saber dejar a tiempo -ahora- las redes en que nos dejamos atrapar por nosotros mismos, y lanzarse a la aventura más hermosa jamás soñada: el Reino de Dios. Por mapa llevas el Evangelio, por vela el corazón en el que sopla el viento del Espíritu. Tu singladura merece muchísimo la pena. Rema mar adentro y verás.

SUELTA LAS RIENDAS Y REMA MÁS ADENTRO

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