sábado, 14 de mayo de 2022

Quilates

 QUILATES


El experto es aquella persona que domina ampliamente sobre un campo del saber. Así hay expertos muy demandados en ciberseguridad, en nutrición, en microbiología molecular, en inteligencia artificial, etc. Por ello, las universidades ofrecen sus propias titulaciones como experto en... ya que al que lo sea en aquello que demandan las empresas, le lloverán un sinfín de ofertas laborales. Es indudable, este mundo en el que vivimos precisa expertos en casi de todo.

Seguramente tú también ya seas casi experto en algo y ni siquiera lo sepas. Tal vez haya entre nosotros algún experto en cafés, otros en chocolate, otro en quesos, otro en juegos de ordenador, otro en redes sociales, en música, en baile, en fútbol... Y es que uno se va especializando progresivamente en aquello que más le gusta o que incluso le apasiona.  

Normalmente al experto no le dan gato por liebre, como al resto de los mortales, en aquello en lo que domina, porque sabe distinguir cualitativamente y con precisión entre lo bueno, lo malo, lo regular y lo mejor. Un ejemplo característico sería el del joyero o el orfebre que a diario maneja y trabaja con algo tan valioso como el oro; sabe reconocer a ojo la pureza del material que tiene entre manos, es decir, sus quilates, y por ello no se equivoca en estimar su valor.

Pues en evangelio del V domingo de Cuaresma, vemos al mismo Jesucristo, atisbando ya su final, quiere despedirse de sus discípulos dejándoles una enseñanza de muchos quilates, nada de sucedáneos, va a lo esencial y más valioso de su predicación: "amaos los unos a los otros como yo os he amado". Nada más sencillo, pero a la vez más complicado.

Porque el que más y el que menos algo sabe de amar a los demás, pero ¿realmente qué calidad tiene nuestro amor? ¿De qué grado de pureza es el amor que ofrecemos a los que decimos que queremos mucho? ¿Es un amor posesivo o liberador? 

Jesús nos muestra que Dios Padre es amor misericordioso e incondicional, y lo hace encarnando ese amor que se ofrece, sacrifica y da vida a los que ama y quieren a su vez amar. Realmente la vida de Jesús que podemos ir viendo en el evangelio, desde la anunciación hasta la resurrección, es una magistral escuela de amor. ¡Ojalá aprendamos a amar como Él nos ama! Ese amor es el que posee el máximo de quilates que podamos encontrar. No lo hay mayor ni mejor.

Es un amor de renuncia, es un amor de entrega, aceptación, respeto, ternura, comprensión, reconciliación, confianza, sinceridad. Es amor de madre y de padre. Es locura de amor.

¿Podemos aspirar a alcanzar ese amor que aquilata nuestra manera de amar a los demás? Sí, para ello hemos nacido, no para menos. Por tanto, no nos conformemos con otras realizaciones imperfectas y parciales del gran amor, aprendamos a amar a los demás como Él nos ama. Solo así vas a hacer posible tu mejor versión, y tu vida poseerá para ti mismo el valor más alto.

También nuestro corazón es algo experto en amores y sabe reconocer qué amor es verdadero y da plenitud. No aspires a menos.



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