LA VENIDA
Todos esperamos que algo ocurra. Un periodista está pendiente de que surja en cualquier lugar alguna noticia y él pueda dar la exclusiva. Los padres que desean con todo su corazón el nacimiento de su hijo. El estudiante que ansioso quiere conocer la nota del examen. El niño que desea que llegue su cumpleaños para reunir a todos sus seres queridos y celebrar una fiesta y recibir los regalos. El que ha pedido algo por internet y está pendiente de que llegue pronto el repartidor. El paciente que espera que haya un donante del órgano que le está fallando y precisa un trasplante para seguir viviendo.
Cada uno de nosotros espera algo novedoso que cambie y mejore nuestro estado.
¿Qué esperas tú?
Qué bueno si en este tiempo de Adviento logramos aclarar lo que espera nuestro corazón.
Sabemos que en Antiguo Testamento esperaban impacientes a que se cumplieran las promesas de los profetas y naciera entre ellos el Mesías, el esperado, el que lograría por fin el Reino de Dios en la tierra.
¿Cómo esperas?
Porque hay una espera pasiva y aburrida, una espera desesperada y desesperanzada, que en realidad dejó de esperar o quiere que todo se lo den, sin siquiera pedirlo, sin siquiera desearlo, sin siquiera tratar de propiciarlo.
Qué pena si en este tiempo de Adviento que ahora empezamos no fuésemos capaces de reilusionarnos y ponernos en camino hacia aquello que queremos y esperamos, saliendo así a su encuentro, porque no podemos quedarnos quietos ni parados, es decir, nos movilizamos, nos disponemos, somos activos y propiciamos que pueda llegar cuanto antes.
En el Nuevo Testamento se nos anuncia que ese Mesías esperado ya llegó y nació en Belén, pero aunque todos estaban expectantes, no supieron reconocerle, porque estaban sumidos en la rutina y en la normalidad, y se habían vuelto incapaces de descubrir la extraordinaria novedad en lo sencillo.
¿Nos puede ocurrir a nosotros algo parecido? Entre las innumerables actividades que tratamos de atender a diario ¿nos queda algo de tiempo para observar los brotes incipientes que anuncian la venida anunciada del Salvador? Sabemos que está en camino, pero ¿y nosotros también estamos dispuestos a iniciar y recorrer ese camino del Adviento?
Tenemos cuatro semanas por delante para ir recorriéndolo y para estar preparados siendo nuestra mejor versión como seres humanos que se dejan ir iluminando por Aquel que viene, y que es el Camino, la Verdad y la Vida.