A TODO COLOR
Afortunadamente nuestros alumnos desde bien pequeños demuestran ser unos grandes artistas. No tienes más que facilitarles una superficie -la que sea- y un buen surtido de colores y serán capaces de crear fantásticas expresiones llenas de espontaneidad y color. Que se lo digan a los profesores de Plástica, desde nubes que parecen caballos, a flores, pájaros, mamá y papá o una versión nada desdeñable de Los girasoles. Y es que entre nuestros pequeños hay mucho talento; nos haría muy bien reconocerlo e impulsarlo.
Y es que, sin entrar en muchos detalles de su composición y comportamiento, la luz, es un absoluto privilegio que nos permite maravillarnos con la belleza de lo que existe. Aunque no todos los animales captamos la luz de la misma manera, ni siquiera los seres humanos percibimos del mismo modo la luz, que es la que nos capacita para apreciar los diversos colores, eso no impide que sí podamos encontrar un gran consenso en cuanto a los distintos colores.
Dicen que para gustos los colores, porque cada uno tiene su sensibilidad y sus preferencias. Y es maravilloso que sea así, que cada uno de nosotros tenga su gusto, su personalidad, su singularidad. Somos únicos, y no hace falta que seamos dos gotas idénticas del océano (que unas veces toma el color verdoso, otras azul cobalto o gris perla) para reconocernos y propiciar así una magistral paleta de muy diversos colores.
La suma de todos los colores, que parece ser que según la Física son solo diferentes frecuencias de onda, produce la luz. Y esta a su vez puede dividirse y produce todos los distintos colores. De igual que la suma de todos convierte la luz en blanca, completa, plena.
Todos hemos podido contemplar con admiración alguna vez cómo pasa esa luz solar por una vidriera con magníficos vidrios de múltiples tonalidades. Tal vez el conjunto de esa inmensa sinfonía de color sea uno de los espectáculos más bello que pueda verse. Y es que una vidriera puede ser un buen ejemplo de lo que debemos ser todos nosotros en nuestra diversidad, pero unidos sumando el brillo particular de cada uno en una armonía nueva y más perfecta.
Así quiere ser nuestra Iglesia, llena de dones y carismas integrados, como una inmensa vidriera en la que todos aportamos la pequeña belleza de lo que somos; donde la luz de cada uno es imprescindible para poder alcanzar y reflejar el rostro de Dios. Que nadie se quede fuera, que todos brillemos juntos e integrados, porque es justamente así cuando el Cuerpo místico de Dios se muestra veraz a los hombres: viviendo la íntima unidad y la comunión en la diversidad. No solo es posible, sino deseable, porque las diferencias no pueden anular la unidad fundamental en el Espíritu y en la caridad.
El pueblo de Dios es diverso, como también nuestro colegio, pero vamos caminando y conviviendo juntos, hoy, que celebramos el Domingo por la Comunión, pero también cada uno de los días. Verás el gozo enorme de vivir entendiendo que aquel que tengo cerca, el prójimo, puede ser reconocido como compañero, como amigo, como hermano.
APUESTA POR LA LUZ FORMADA CON TODOS LOS COLORES
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