VALOR SEGURO
Se suele decir que si quieres saber quién es alguien, es necesario que conocer lo que en realidad ama, lo que valora. Uno mismo se puede también aplicar ese adagio: si quieres conocerte, trata de aclararte qué es aquello que más te importa. Pero es esta una tarea un tanto delicada, porque no solemos tener tan claras nuestras prioridades, nuestros valores, nuestras opciones fundamentales.
El evangelio tiende a hacernos confrontar de raíz con aquello que fundamenta nuestro corazón, a distinguir el grano de la paja y a tratar de tener una mirada profunda, que necesariamente nos permite alcanzar unas altas cotas de libertad personal. Justo eso es lo propio de la Palabra de Dios -además también de algunas otras lecturas-: que nos despierta e ilumina, nos hace levantarnos y empezar a avanzar. Por ello, la lectura y escucha asidua de esta Palabra es sin duda apostar por un valor seguro.
Este domingo el evangelio de San Lucas nos propone que el que es de fiar en lo menudo, también en lo importante es de fiar, es decir, que si uno cuida los detalles, lo pequeño, lo cotidiano, y te entregas y eres totalmente auténtico en cada una de las tareas que realices, serás capaz de mantener esas misma actitud en todo aquello que pretendas afrontar, por ingente que sea; pero si por contra te haces trampas a ti mismo (o a cualquier otro), muy capaz puedes llegar a ser también de engañar en muchas otras ocasiones. Por tanto, se de fiar tanto en lo poco como en lo mucho y podrás fiarte de ti, y los demás también lo harán, porque tú eres un valor seguro.
Pero también el evangelio nos hace caer en la cuenta de cuáles son nuestras ambiciones, cuáles nuestros ídolos, porque "no se puede servir a Dios y al dinero". Qué oportuno resulta que nos recuerden que no lo que nos proponen como lo más valioso (dinero, fama, prestigio, poder, posesiones...) es realmente lo que ambiciona de verdad tu corazón. Y que a menudo podemos estar apostándolo todo a esos valores que no son auténticos ni seguros, sino que llevan a hacerte ir renunciando a todo lo que te da plenitud.
Revisemos por tanto detrás de qué vamos, qué es lo que perseguimos y si es lo que nos conviene, o por contra no nos estaremos perdiendo lo mejor: el encuentro con los que queremos: la familia, la amistad, la sinceridad, el cariño, la ternura... Seamos fieles a nosotros en esto tan pequeño, y terminaremos siendo fieles a la voluntad de Dios: que nos amemos los unos a los otros como él nos ama, porque es este un verdadero valor seguro.
TENLO CLARO, NO TE DEJES EMBAUCAR
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