sábado, 28 de octubre de 2023

Ponte tres en uno

 PONTE TRES EN UNO

La intemperie, el paso inclemente del tiempo, la acumulación de polvo y suciedad, la falta de uso, u otros muchos posibles motivos van inutilizando paulatinamente el funcionamiento de todo mecanismo inventado por el hombre. Cuando lo que iba bien y funcionaba perfectamente se va deteriorando y, poco a poco ya no abre como al principio: un candado, una bisagra, una cerradura, una maquinaria, etc. podremos sustituirlos por otro nuevo u optar por repararlos. Habrá también quienes sin pensarlo demasiado sucumbirán a la primera y más perentoria solución: aplíquese con denuedo la fuerza extrema, un par de golpes secos y, o se termina de romperse o por ceder y volver a funcionar. Otros, más avezados y prudentes que los primeros, tirarán de la fórmula secreta y recurrirán al prodigioso aceite limpiador y lubrificante "Tres en 1", porque, además, con alta probabilidad, este ungüento repondrá el mecanismo a su estado primigenio de uso en cuestión de segundos.

Y es que o se cuidan con esmero los artefactos y herramientas, o terminan por resultar ineficaces e inservibles, acabando en la basura o, en el mejor de los casos, en el punto limpio como testigos mudos de un tiempo que ya pasó y de una utilidad que también se perdió. Pues tarde o temprano lo que no sirve se termina por arrinconarse y finalmente se descarta o recicla.

Tal vez a muchos de nosotros nos vendría bien cierto mantenimiento físico, intelectual, religioso y moral, no sea que, sin apenas notarlo, también vayamos perdiendo destreza, lucidez y acierto. ¿Cómo hacer, pues, para impedir ese deterioro en nuestra actitud y actualidad y poder responder a los retos que nos impone continuamente el presente? ¿Acaso podríamos nosotros descargarnos la última versión del programa humano y más humano para seguir funcionando? ¿Dónde se puede encontrar ese software que precisa nuestro corazón para mantenerse en modo vital? ¿No habrá alguna App resolutiva para poder orientarse en las coordenadas de nuestra existencia sin terminar perdiendo el sentido? ¿O tendremos también nosotros que recurrir al Tres en 1 para mantenernos en perfecto estado de funcionamiento, independientemente de la edad que uno tenga?

Pues sí, existiese ese bálsamo que todo nos lo sana, tanto dentro como fuera, y por tanto, administrado de manera recurrente y generosa, permitiría que nuestra competencia humana no se deteriorase, sino que incluso se incrementara conforme la vamos ejercitando. ¡Qué fácil y sencillo podría resultarnos para mantenernos como personas plenamente operativas!

¡Existe! Escuchad y ponedlo en prácticas, pues el arreglo y la reparación que necesita nuestra humanidad está completamente garantizada. Es el mismo Jesús el que nos da esta fórmula secreta e infalible: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser" y "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". Esta es la clave: el amor sin medida, pues en esencia somos amor y nos debemos al amor, tanto a Dios como al prójimo, pues ambos amores son inseparables.

Ejercitémonos en ese amor constante que no hace distinción de personas; amemos a todos y las veinticuatro horas del día. Un amor que, en definitiva, es más que uno, porque viene de Dios, y que ama a través de nosotros. Un amor al que le debemos tanto nuestra vida como la de todos los demás. Un amor que nos habita con misteriosa profundidad y que hemos de saber encarnar en pro de la vida y la felicidad de todos los que nos rodean (los prójimos).

¿Cómo podríamos separar ese amor divino y humano, trinitario y fraterno sin fracturarlo? ¿Cómo no corresponder desde el servicio de nuestras vidas a ese amor recibido? ¿Cómo no repartirlo y acrecentarlo como la mejor vocación que podamos llevar a cabo? Estamos llamados al amor, fuente de cordialidad y convivencia, y no a la guerra ni a las hostilidades y los desencuentros. Dejémonos de excusas, pues es urgentísimo volver a ser seres humanos "reparados" por el amor de Dios y capaces de seguir funcionando para el amor y la entrega desinteresada.

Y si aún no sabes amar porque se te dañó tu capacidad de amar, ya sabes: aplícate cuanto antes el Tres en uno del amor de Dios, y aprenderás a amar en libertad. Repárate, escucha y ama con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todo tu ser entero y unificado. Siente y ábrete al amor de Dios, déjate amar y, superando la cerrazón del egoísmo, ábrete al amor con los demás. Debería ser tu prioridad, tu propósito: integrar corazón, cabeza, alma, voluntad, espíritu y acción para amar más y mejor. Empieza ya y no dejes de amar en toda oportunidad que se te produzca, para eso has sido creado. Amar siempre merece la pena y la vida. 

    

No hay comentarios:

Publicar un comentario